El cine quinqui o kinki es un subgénero cinematográfico nacido a finales de los 70 y se hizo muy popular en los años 80 en España. Retrata las vivencias y desventuras de delincuentes y atracadores juveniles, algunos de ellos reales, que alcanzaron gran fama en su época. También retrata el mundo de las drogas y la marginación de ciertos jóvenes como consecuencia de la crisis, el desempleo o la precariedad de algunos barrios de extrarradio. Su origen está en dos películas estrenadas en el año 1959, que, si bien no se consideran cine quinqui como tal, sí que marcaron y dejaron influencias muy claras en el cine quinqui posterior. Estas dos películas son Los chicos de Marco Ferreri y Los golfos, de Carlos Saura, ambas películas supusieron el debut en el cine de sus directores.

En casi todas las películas del cine quinqui se pueden destacar varias características, algo que ayudó a diferenciar el género y crear escuela:

  • Delincuente habitual se convierta en actor y que se interprete a sí mismo o a otro delincuente.
  • Muchas de estas películas son biográficas o pseudobiográficas, centradas en narrar la vida de un determinado delincuente.
  • El tema central del cine quinqui es la delincuencia y la marginalidad que la rodea. Así se presente como algo normal el mundo de la droga.
  • En algunas de estas películas se muestra al protagonista en situaciones en las que delinque con el objetivo de ayudar económicamente a su familia.
  • Escenas eróticas e incluso ver a los protagonistas practicando el sexo.
  • Existe una gran crítica social, y ataque directo a muchos estamentos sociales a los cuales se acusa de corrupción o desigualdad.
  • El robo de coches y persecuciones con la policía por las carreteras.
  • Argot o caló destacable y propio de ciertos grupos sociales marginales.
  • Los personajes suelen ser llamados por apodos o motes.
  • La música predominante es la rumba, con grupos como Los Chichos o Los Chungitos.

El director que inició y puso de moda el cine quinqui es José Antonio de la Loma, quien dirigió la trilogía de Perros callejeros y otros films similares posteriormente. De la Loma, preocupado por la situación de los jóvenes delincuentes, muchos de ellos residentes de barrios marginales como consecuencia de la emigración de las décadas pasadas; quiso hacer una crítica social y mostrar la vida de estos jóvenes. Así es como nació el cine quinqui.

La primera película de este género es Perros callejeros, estrenada en 1977. Fue todo un éxito en taquilla. Tiene como protagonista a Ángel Fernández Franco, delincuente real apodado el Trompetilla, que en la película es conocido como el Torete. Gracias a la trilogía se hizo muy popular, y es considerado como el actor más icónico del cine quinqui. En ella, un grupo de jóvenes delincuentes de un barrio periférico de Barcelona se dedican a robar coches, atracar bancos y estafar. En alguna de la trilogía también apareció su hermano Basilio Fernández Franco.

Tras el éxito de la película, de La Loma realizó dos secuelas, Perros callejeros 2, estrenada en 1979, y Perros callejeros 3: Los últimos golpes del Torete, de 1980. En estas dos secuelas, volvió a contar con el Torete, e introdujo a El vaquilla, otro delincuente famoso por sus fechorías. No contó con el verdadero, sino que lo interpretó otro actor diferente.

En 1985 estrena, Yo, el Vaquilla en la que ya contó con el verdadero Vaquilla, Juan José Moreno Cuenca. Él en la cárcel narra a un periodista su infancia y los golpes que realizó junto a sus hermanos gitanos y pandilla de amigos. El Torete realiza una breve aparición como abogado. Esta película la hizo junto a su hijo.

En 1996, realiza la que es la última película del género y también de toda su carrera, Tres días de libertad. El protagonista es Juan el Gato, un delincuente que recibe tres días de libertad condicional de la cárcel. Ya en libertad, da su último golpe. El personaje está inspirado en El Vaquilla.