Era yo un joven imberbe cuando leí por vez primera Así habló Zaratustra, obra compleja que he leído varias veces, llevándome cada vez a conclusiones más o menos diferentes. Aquel libro, bastante «manoseado» debe aún estar en la casa materna o alguno de mis familiares debe haberlo «heredado» cuando, al mudarme a otras tierras, debí abandonar la mayoría de mis libros. Hoy reviso una edición diferente comprada hace apenas unos años.

Este par de meses hemos visto con horror, cómo el ejército ruso ha venido destruyendo ciudades ucranianas, pero también asesinando a ancianos, mujeres y niños de la población civil. Noticias abundan sobre miembros del ejército ruso, indisciplinados, que no solo asesinan sin misericordia a civiles de cualquier edad, sino que también violan sin control a menores y mujeres. Algunos han tenido el descaro de promocionar tan aborrecibles eventos en medios sociales. En fin, nos convencemos cada día de que esta es una guerra absurda y despiadada que no parece que terminará diplomáticamente y que solo intenta doblegar el espíritu de independencia de los ucranianos. El «menjurje» histórico y filosófico expuesto por el principal responsable de tan sanguinaria locura, como razón para atacar Ucrania, no hace sino recordarme algunas de las ideas propuestas por Nietzsche y expuestas en su famosa obra y algunos de sus otros escritos.

Friedrich Nietzsche (1844-1900) nació en Röcken, pequeño pueblo de la provincia Prusiana de Sajonia, cerca de Leipzig. Además de poeta, filólogo y compositor, Nietzsche profesaba un estilo filosófico radical que criticaba la cultura, la religión y la filosofía occidental, deconstruyendo sus conceptos básicos e integrales.

Las obras y conceptos de Nietzsche dan la impresión de que no abogaban por un punto de vista único de comprensión filosófica. Por el contrario, filósofos modernos coinciden en que el tipo apelaba constantemente al perspectivismo, o uso de varios puntos de vista para retar a sus lectores a considerar diversas facetas sobre un mismo tema.

Entre los conceptos fundamentales de su obra están el nihilismo (Dios ha muerto; los valores vigentes de la sociedad occidental se vendrán abajo por sí mismos o los terminará destruyendo el mismo hombre) y el eterno retorno (el mundo se extingue para volver a crearse). Esta última idea se basa en un concepto circular de la historia o los acontecimientos, los cuales no son lineales sino cíclicos. Una vez concluido un hecho, este volverá a ocurrir con otras circunstancias. Visto de una manera simplista, podría ser visto como una manera de reescribir historias pasadas.

Nietzsche, además, no cree en la igualdad y piensa que en realidad hay solo dos clases de hombres, quienes le han dado distinto sentido a la moral: «los nobles» y «los esclavos». La moral de «los esclavos» es la de quienes son oprimidos y débiles y quiénes deben mantenerse en total mansedumbre y obediencia. De allí la necesidad de crear al Übermensch o «Superhombre», quien «es un noble», con «moral de nobles», capaz de generar su propio sistema de valores, identificando como bueno solo aquello que se origina de la genuina ambición de lograr sus propios deseos. Estos «nobles» regirán las vidas de «los esclavos».

Aunque Nietzsche entendía que desear, adquirir y mantener el poder no debería ser corrompido por la megalomanía, ese Übermensch nietzscheano podría actuar solo pensando en sus propios intereses y de acuerdo con su propia y absoluta voluntad. De alguna manera, Nietzsche predica aquel concepto establecido previamente por Nicolas Maquiavelo (1469-1527): «Es mejor ser temido que ser amado si no se puede ser ambos». Frase que expresa la comprensión del impulso natural de ciertos elementos de la humanidad de mantener el poder, sin importar nada más.

A comienzos de febrero pudimos escuchar en alocución hecha por quien dirige la nación rusa, palabras más, palabras menos, que la moderna Ucrania fue una creación de Rusia. Proceso que comenzó luego de la revolución bolchevique de 1917. Tal creación fue un error que atribuyó a Vladimir Lenin (1870-1924). Error que sería luego incrementado por Iósif Stalin (1878-1953) al transferirle a Ucrania algunas tierras pertenecientes a Polonia, Rumania y Hungría. Ucrania, afirmó, no tiene identidad ni cultura propia, le pertenece a Rusia.

Debo confesar que conozco muy poco sobre el origen y creación de Ucrania, y lo poco que sé lo he leído en tiempos recientes. Aunque no se duda de los nexos que históricamente han unido a Ucrania con Rusia (pero también con Hungría, Rumania y Polonia, por ejemplo), las palabras del líder soviético son demostrablemente falsas, de acuerdo con expertos en la historia de la región consultados al objeto de aclarar tales afirmaciones. Pero, independientemente de esos comentarios, ¿no es así como se han formado muchos países? En numerosos casos los países nacen al asociarse en un lugar determinado un grupo de personas o tribus que compartían algo (religión, creencias, historia, idioma, o cultura) y que se consideraban diferentes en algún respecto a las regiones y pobladores que los circundaban. Otros países se forman gracias a guerras, invasiones, compras de territorios, regalos, reinados, conquistas, alianzas o divisiones. Los ucranianos están demostrando que existe algo que los une y los motiva a defender ese país que alguna vez formaron.

El uso de dudosas afirmaciones para negar la legitimidad de Ucrania fue lo que sentó las bases para la posterior invasión. No creo que Nietzsche, de vivir en esta época, se habría sorprendido de la construcción de una historia hecha a conveniencia, tomando ejemplos del pasado, «rearmarlos» para hacerlos parecer como ciertos, usar tan «poderosa» narrativa y arrasar, al no poder dominar, a una nación que solo quiere ser independiente y construir su propio destino.

Curiosamente, en su ensayo De la utilidad y los inconvenientes de la Historia para la Vida: Segunda consideración intempestiva, Nietzsche nos habla de los contrastes de lo que él define como Historia Crítica (aplicar métodos históricos rigurosos al estudio del pasado para construir una narrativa precisa y real) e Historia Monumental (Usar detalles del pasado para motivar acciones en el presente). De este último tipo vemos casos que nos hacen ver un presente construido con base en relatos algo vagos, asociados a eventos y figuras del pasado, desarrollados para inspirar amor patriótico, cohesión nacional y apoyo popular.

Esto es exactamente lo que el líder ruso ha hecho, tratar de reescribir una historia monumental. No es el primero que apela a tal estrategia de larga tradición entre numerosos políticos, autócratas, y dictadorzuelos a nivel mundial. Al igual que varios de sus antecesores, enfocados en la creación de mitos soviéticos, él ha estado utilizando su retórica ahistórica para mantener su agenda nacionalista, aprovechándose de la nostalgia popular por aquella fracasada Unión Soviética.

El historiador Erich Foner escribió sobre el tema hace ya algún tiempo:

La nostalgia es enemiga de la verdadera comprensión de la historia, ya que codifica partes del pasado mientras ignora otras… La historia puede degenerar en nostalgia por una edad de oro imaginaria o inspirar una búsqueda utópica para borrar el pasado por completo. Y puede obligar a las personas a pensar de manera diferente sobre su sociedad al sacar a la luz verdades desagradables… En la Unión Soviética de hoy, tal nostalgia está desempeñando todos estos papeles y más.

A lo largo de los años, hemos visto a quien dirige Rusia, utilizar el cuento de la gloria rusa para alimentar la nostalgia de sus coterráneos. Hoy, luego de dos meses de guerra (al momento de escribir esta nota), y a pesar del control de la narrativa en los medios rusos, el mundo ve a un déspota débil, aislado y angustiado que no termina de conseguir a la fuerza que se cumpla su voluntad. Vemos con claridad que ni él, ni su desatinado ejército son ningunos Übermenschen. Los ucranianos no se doblegan, ellos tampoco son aquellos «esclavos» que definía Nietzsche.

Слава Україні! Героям слава!

¡Gloria a Ucrania! ¡Gloria a los héroes!

Notas

Cohen, R. (2022). Vladimir Putin’s Rewriting of History Draws on a Long Tradition of Soviet Myth-Making. Smithsonian Magazine.
Foner, E. (2005). Soviets rewrite history again. Tampa Bay Times.
King, N., Bryan, M. y Katz, L. (2022). The real and imagined history of Ukraine. Vox. Febrero, 25.
Nietzsche, F. (1978). Thus Spoke Zarathustra. Penguin Books: Nueva York. 327 pp.
Nietzsche, F. (2018). De la utilidad y los inconvenientes de la Historia para la Vida: Segunda consideración intempestiva. Editorial Tecnos: Madrid. 136 pp.