La Copa América se celebra este año en Argentina y Colombia. El evento se dará con normalidad, hay muchas cosas que decir sobre la historia del fútbol colombiano.

Nuestra historia no es muy amplia, el primer club de fútbol fue fundado casi a mitad del siglo pasado. Siempre hemos sido un vendaval de talento y nuestro estilo de juego está inspirado en el fútbol brasilero, aunque tenemos algunas diferencias.

A pesar de este talento innato, nuestro fútbol históricamente ha sido mediocre, lleno de altibajos, generalmente cuando nos va bien a nivel selección, es debido a buenas generaciones. Cuando esa generación se jubila, la debacle se queda durante años.

Esto se debe a que en Colombia no hay un proceso en el cual se promueva la disciplina y meritocracia, más bien hay una práctica muy común, la cual coloquialmente es conocida como «palanca», esto se refiere a conseguir laboralmente algo a través de contactos. Otra cosa muy común en Colombia es la falta de apoyo y presupuesto al deporte nacional y los políticos tienden a abandonar a los deportistas, hasta que estos ganan algo importante y los gobiernos tratan de atribuirse triunfos que no les pertenecen.

La primera alegría que nos brindó la generación dorada del balompié fue en 1962, como el prólogo del gran talento del fútbol colombiano, en ese Mundial, a pesar de no haber pasado de la fase de grupos, nuestra selección empató cuatro a cuatro con la Unión Soviética, una de las mejores selecciones de aquella época. Ese día, uno de los cuatro tantos de la tricolor fue un gol olímpico, el único en la historia de los mundiales.

La primera alegría real de la generación dorada fue en 1987, en la Copa América celebrada ese año. Quedamos en tercer lugar, el mejor jugador del torneo fue Carlos «el pibe» Valderrama y el goleador fue Arnoldo Iguaran, ambos de nacionalidad colombiana.

En los noventa fue el momento de auge. En el año 1990 clasificamos nuevamente a un mundial, quedando terceros en uno de los grupos de la muerte, clasificamos a octavos de final como mejores terceros. En esa instancia quedamos eliminados ante Camerún, debido a un error en salida del mítico portero René Higuita, el creador de la jugada «el escorpión». Lo más destacado de ese mundial fue el resultado 1 a 1 ante la que sería la campeona de ese certamen, la selección de Alemania Federal.

Clasificamos nuevamente al mundial de 1994, éramos uno de los favoritos a ganar el torneo, después del inolvidable 5 a 0 en eliminatorias ante la selección de Argentina, en su propia casa; pero pusieron unas expectativas muy altas sobre nosotros, las cuales no pudimos llenar, quedando en el camino en la fase de grupos. Para ese año sucedió una tragedia: Andrés Escobar, defensa de la selección nacional, fue asesinado por un autogol. En 1998 sucedió más de lo mismo, clasificamos nuevamente a un mundial, pero se repitió la historia, nos quedamos en fase de grupos. En 2001 fue la última vez que esa generación dorada mostró su talante, ganando la Copa América de ese año, en la cual éramos locales, aunque hubo varias irregularidades arbitrales.

Después de más de una década de alegrías, pasaron dieciséis años para que pudiéramos clasificar a un mundial, tuvo que llegar otra generación de talentosos para que la alegría tricolor resurgiera. Muy pronto hablaremos de esa generación plateada.