Travesía Cuatro tiene el placer de presentar “DUST” la cuarta exposición del artista británico John Isaacs (Lancaster, 1968). El artista vive y trabaja en Berlín, Alemania.

Sus exposiciones se conciben a través de su propia experiencia física utilizando diferentes materiales y técnicas. El resultado son obras en oro, neón, cerámica, y tela para realizar escultura, pintura, fotografía e instalaciones. Trata los materiales de una manera intuitiva, dejándolos evolucionar a medida que experimenta con ellos, permitiendo que se desarrolle toda una poética en torno a las diferentes posibilidades de la obra. La narrativa en su proceso creativo aparece siempre a posteriori, ya que su objetivo es la de tratar de encontrar una conglomeración visual adecuada con la que evocar emoción y vulnerabilidad.

Variando ligeramente el título de su primera exposición en Travesía Cuatro “Gathering Dust” 2008, en esta ocasión “Dust 2019”, insiste en mirar al pasado para revisar antiguos significados, a la vez que pone el foco en el momento actual de la humanidad.

Las obras tienen un halo arqueológico, como si hubieran acumulado tiempo y polvo. Muestran con orgullo el potencial, el fracaso y el triunfo de los materiales. Las grietas e irregularidades sirven como metáfora de la vida. Con la tragedia y tristeza que ha otorgado a estos objetos, Isaacs está tratando de hacernos anhelarlos y cuidarlos. Sin embargo, también contienen una cierta dosis de ingenuidad y esperanza cuando los observamos.

La diversidad física de sus piezas es un signo de su intención de ser poético. En sus obras reconocemos también las referencias icónicas a la historia y la cultura popular. Incluso si el tiempo y la memoria le sirven como materia prima, todas sus piezas están impregnadas de un impulso surrealista, y sobre todo de una importante cantidad de imaginación, el rasgo humano que sin duda será capaz de provocar un cambio en nuestro comportamiento y pensamiento.

John Isaacs produce con sus obras modos alterados de percibir la historia. Desde una concepción plenamente temporal de los materiales, el artista convierte lo antiguo y lo nuevo en categorías ambiguas. Isaacs también revierte las simbologías utilizadas por los ámbitos religiosos o la cultura popular para establecer parámetros de valor y significado. Al liberar estos signos de sus referencias comunes, pueden ser dispuestos como presencias poéticas puras. El oro, la carne humana o incluso los objetos cotidianos se convierten en un territorio común donde reside algo auténticamente humano, con una disposición y tendencia a lo trascendental.

El extrañamiento inicial que produce la obra de Isaacs habla de una esencia compartida que el artista decide sublimar pero también parodiar, haciendo uso de una gran diversidad de medios y materiales. Utiliza el lenguaje y la referencialidad con una función adversa, en lugar de adjudicar y reafirmar un significado, lo cancela para así revelar la dimensión emocional de las cosas y su relación con el cuerpo.

John Isaacs ha tenido numerosas exposiciones individuales y grupales en museos, instituciones y galerías internacionales, entre ellas destacan: Young British Artists VI, The Saatchi Gallery, London (1996); Spectacular Bodies, The Hayward Gallery, London (2000); Disasters of War, KW, Berlin (2000); Minimal Maximal, Museum of Modern Art, Kyoto (2001); Melodrama, Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz and Palacio de los Condes de Gabia/Centro José Guerrero, Granada (2002) and MARCO, Vigo (2003); Mike Kelly’s The Uncanny, Tate Liverpool (2004); Les Grands Spectacles, Museum der Moderne, Salzburg (2004); In the darkest hour there may be light, The Serpentine Gallery, London (2007); Rockers Island: The Olbricht Collection, Museum Folkwang Essen (2007); Paul Thek in the context of contemporary art, ZKM, Karlsruhe (2007); Dream Time, Les Abattoirs, Musée d’art moderne et contemporain, Toulouse (2009); Freedom not Genius, Works from Damien Hirst’s Murderme Collection, Pinacoteca Giovanni e Marella Agnelli, Turin (2012); Alice im Wunderland der Kunst, Hamburger Kunsthalle, Hamburg (2012); Highlights from the Collection II, The Goss-Michael Foundation, Dallas (2012); The name is Burroughs − Expanded Media, Sammlung Falckenberg, Deichtorhallen, Hamburg (2013); A Brief History of the Future, Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique, Brussels (2015); About Trees, Zentrum Paul Klee, Bern (2015); Fleischeslust, Museum Villa Rot, Burgrieden-Rot, Germany (2015); The Thousand-Thigh Hospice: experiments in healing, CAN, Centre d’Art de Neuchatel, Switzerland (2015); Absurd builders, handymen utopia, Abbaye Saint André, Centre d’art contemporain, Meymac, France (2015); Forgiveness and Reconciliation, Musei Vaticani, Rome (2015); INCONSOLUS votes for children, Travesía Cuatro, Madrid (2015); The 13 Corners, Travesía Cuatro Guadalajara, México (2016); The inner skin – Art and Shame, Museum für Kunst, Architektur, Design, Marta Herford, Germany, John Isaacs, Archipelago, Galleria Poggiali, Milan, Italy, (2018); Da uno a Dieci, Galleria Massimo Minini, Brescia, Italy, (2018); Eat me, Kunstmuseum Trapholt, Kolding, Denmark (2018); entre otras.

Un espacio nutrido por un sentimiento común, buenas intenciones que han sido reunidas flojamente por un individuo confundido. Del parpadeo de un ojo, al filo de la navaja. Tan delgado y a la vez tan consistente, como un cable que ha sido recubierto cuidadosamente con cachemira pura. En palabras sencillas, se trata del espacio intermedio, donde todos los pensamientos pre-formulados vagan libremente. La honestidad florece sin encontrar ningún tipo de resistencia; cada rostro es una invitación, la modulación neurológica se transforma en un altar de cristal dedicado a los dioses impacientes. Una mañana calurosa, la luz del sol pasa a través de las cortinas pesadas revelando una batalla cósmica entre partículas de polvo. El drama abunda, las emociones son volátiles. Todas las cosas ligeras requieren de poco esfuerzo para ser activadas. Un pequeño viaje motorizado por un jadeo involuntario.

Un perro guardián, una codorniz y un escritor profesional de mantras entran a un bar. La motivación es escasa. La harmonía se expande y se contrae, como las agallas de un pez forcejeando por captar unas pocas partículas de oxígeno, una situación desesperada, una delgada membrana que puede colapsar en cualquier momento.

El escritor profesional de mantras dice: “Hace unas noches me enamoré profundamente de un satélite artificial, la primera luna hecha por la humanidad, un coloso metálico que proporciona claridad constante. Algunas web-cams me permiten monitorear la actividad interna de este falso cuerpo celeste, el complicado sistema de válvulas se revela a sí mismo como un sistema circulatorio; la identificación es el primer paso hacia la empatía. Fisión y fusión, partículas que colisionan, desintegración de sistemas, suena familiar ¿No lo crees? Espero que algún día puedas tomarte el día libre, sólo enmudece todas las instrucciones encriptadas que recibes sin parar desde el planeta Tierra; podríamos tomar un paseo por el parque y te contaré un cuento para dormir. ¿Cómo puedes representar tanto para la humanidad y permanecer tan en calma, tan ecuánime? Iluminas ruinas antiguas y rascacielos brillantes por igual. ¿Tal vez sabes demasiado sobre nosotros? Una máquina esférica que se bailó a sí misma hasta conseguir la forma perfecta de una perla, un alma pura reluciendo desde lo alto.

El perro guardián cuenta la siguiente historia: “Estaban impresionados al observar acciones con tanta determinación, tan fuertes, pero también con una cierta elegancia. Como si algo tan simple y bello (sin ser muy obvio) pudiera conseguir algo masivo que pudiera conllevar consecuencias buenas o malas. Como si las flores pudieran cancelar la existencia. Los voluntarios están obsesionados con lo sagrado, no pueden diferenciar entre amor, obsesión y compromiso. Las ganancias y las perdidas son ganadas y perdidas en un abrir y cerrar de ojos. El canto de pájaros olvidados. Todas las cosas son públicas.”

La codorniz respondió: “Como una hormiga descuidada que terminó caminando en el pétalo equivocado. Para sobrevivir debes afilar tus sentidos, pulir tus estrategias de apareamiento y embellecer tus mecanismos de defensa. La sospecha es la nueva membrana que mantiene todo junto en una sola pieza, un ecosistema húmedo, un infierno tropical calentado por la confusión; las acciones humanas se convierten en una brisa delicada que se evapora rápidamente y después se precipita en forma de lluvia trágica. Las acciones humanas son sublimadas; se distancian de los pensamientos que las provocaron inicialmente. El misterio es ahora una rara forma de percepción humana. El nuevo sol artificial, el orgullo y la felicidad de la humanidad, eventualmente calcinará la culpa, los sentimientos no tienen descanso, todos son culpables, podrías haberlo hecho mejor, pero no me importa.

“Es un poco triste considerar la vida humana cuando hay tantos ejemplos en la naturaleza de colaboración virtuosa entre diferentes formas de vida. Los líquenes son normalmente ignorados y pasados por alto, pero en realidad son organismos fascinantes. Los líquenes que vemos en troncos y en rocas son en realidad grupos de hongos que han desarrollado métodos “agrícolas” para alimentarse con las algas que “cultivan”. Las algas adquieren solidez a través de los hongos, por lo que la relación de beneficio es mutua. Ecosistemas auto-contenidos producidos por una colaboración virtuosa.”

“Ese es el mantra que la naturaleza repite sin descanso, en muchos otros ejemplos de vida, como los corales o las hormigas. El mito de la identidad que se desvanece a través de la existencia poética de complejos organismos compuestos que no conocen el “yo”.