La cura y la belleza. Es decir, la Medicina y el Arte aliados para elevar el estado de ánimo de aquéllos que acuden a las consultas médicas o de los ingresados en dos hospitales privilegiados de Bérgamo. De hecho, el Arte se introduce en dos estructuras médicas bergamascas para alivio de los pacientes y enfermos ingresados. Y así, la belleza artística invade una superficie de 400 metros cuadrados en los Humanitas Gavazzeni y Castelli, que reproducen unas relevantes obras maestras de la local Academia Carrara (vid. nota final) inaugurando una nueva forma de acogida hospitalaria: sobre los tabiques de ambos hospitales, han aparecido obras maestras completas o sendos detalles ampliados para acompañar la esperanzadora visita de cuantos necesitan ayuda de la Medicina... emocionando.

Y, ¿qué mejor que recibirlos con la armonía de formas y colores del Arte, reflejada en las paredes mas transitadas, para aportar sosiego a los que anhelan resolver cualquier tipo de patología?

En realidad, se trata de una vuelta atrás en la decoración de los hospitales, dado que en siglos pasados a estos lugares se les dotaba de todo tipo de ornamentos artísticos: pinturas, frescos, tallas de madera, estucos y cerámicas constituían la normalidad en la construcción de los hospitales. La belleza como valor adjunto.

Ahora, esta versión del III milenio está a cargo de grandes obras firmadas por pintores como Botticelli, Canaletto, Hayez, Lotto y Rafael cuya reproducción ampliada cubre toda la superficie de algunas paredes de los lugares comunes más frecuentados como, entre otros, los bares.

La gran idea, convertida en proyecto -con una duración prevista de un año- abarca una serie de 25 obras maestras, escogidas entre el valioso patrimonio de la Pinacoteca Carrara, cuyos expertos han seleccionado con esmero algunos detalles de las mismas desde ángulos sorprendentes a rostros de antaño para hacerles compañía a los pacientes, elevándolos a otra dimensión.

Atrás queda la profunda labor preparatoria por parte de fotógrafos y gráficos especializados, que han logrado crear unos agrandamientos donde se perciben las pinceladas o las grietas surgidas en los lienzos, revelando particulares invisibles a la vista humana en las obras originales.

La selección se ha llevado a cabo no casualmente siguiendo el hilo conductor de la seducción estética: desde la actitud cariñosa a la intensa mirada pasando por los paisajes más serenos. La imagen símbolo ha caído en San Jerónimo y el León, de autor flamenco, que evoca la historia de Bérgamo — el animal que tronea en las Murallas Vénetas se remonta a cuando la ciudad pertenecía a la República de Venecia- patrimonio de la Unesco desde 2017. En la pintura se lee el gesto humano acogedor y desinteresado que atiende al león aliviando el dolor, los elementos que han inspirado ‘La Cura y la Belleza’, traducidos en el estudio y la investigación incesantes del hombre.

Sorprende el cruce de miradas y de gestos figurados por Lotto en Esponsales místicos de Santa Catalina de Alejandría en una sala de espera o los personajes de las Historias de Virginia de Botticelli que aparece en tamaño natural a lo largo del recorrido que lleva al gimnasio de rehabilitación o bien cuando la dulce mirada de San Sebastián, de Rafael, despierta la admiración en otra sala de espera o incluso cuando la espuma de las Cascadas del río Serio, de Andrea Marenzi, concentra la atención en la parte superior de la pintura, a 10 metros de altura sobre el muro que ladea el bar del hospital.

Y lo más curioso estriba en que además de los comisarios, los autores de la selección de las obras han sido los médicos, enfermeros y empleados de Humanitas, que a través de un sondeo han expresado sendas preferencias para las zonas de más alta socialización como el comedor y el bar, preparados con los comisarios de la Academia Carrara para convertirse en puntos de referencia para las explicaciones a pacientes y visitantes.

Como explica Giuseppe Fraizzoli, administrador delegado de Humanitas Gavazzeni y Castelli:

«Innovación, investigación, formación, eficiencia: todo esto es el Hospital. Pero la experiencia de cura es ante todo un encuentro, una relación. ¿Y qué mejor que la emoción para acercar a las personas? Aquí se asume el papel de la belleza, un valor de la cultura italiana a la que todos resultamos sensibles».

Y M. Cristina Rodeschini, directora de la Academia Carrara, concluye:

«La relación de la Academia Carrara con Humanitas Gavazzeni nace de la voluntad de compartir una experiencia de participación que se alimente de valores positivos. Contribuir a mejorar la vida de un hombre, desde el punto de vista físico e intelectual, involucra la esfera de la ética. Arte, ciencia y técnica se alían para valorar los resultados de procesos complejos, pero vitalísimos, orientados hacia perspectivas cargadas de futuro para aventajar a la humanidad».

Y lo mejor es que al igual que los maestros de la Pinacoteca han «salido» del Museo para entrar en los dos hospitales Humanitas, los pacientes y visitantes del hospital a partir de ahora, más interesados, podrán hacer la inversión del recorrido yendo a la sede: a partir del detalle artístico hasta la pintura original en la Academia Carrara. Doble y noble misión del proyecto, que prevé una posible rotación de las imágenes, esperando además que la idea continúe extendiéndose.

Nota

La Academia de Bellas Artes G. Carrara es una de la más antiguas academias de Italia. Se remonta al año 1794, cuando el conde y coleccionista Giacomo Carrara funda la Escuela de Pintura y la Pinacoteca —actualmente Academia de Bellas Artes G. Carrara y Academia Carrara — como partes integradas en una sola institución, la Academia Carrara, que dona a la ciudad de Bérgamo en 1796 en su testamento hereditario. Hoy día es una institución pública de alta formación artística y forma parte del sistema AFAM (Alta Formación Artística, Musical y Coreútica) del Ministerio de la Instrucción, Universidad e Investigación.

Su patrimonio: la colección más significativa es la relativa a las pinturas, que abarca un arco cronológico desde el Renacimiento hasta finales del siglo XIX, y que reúne 1.793 obras pictóricas, más 134 esculturas, 2824 dibujos, 7.500 estampas, 221 monedas (griegas, romanas, medievales), 976 medallas que incluye el núcleo de Pisanello, 1.300 libros del siglo XVI al XIX y valiosos documentos históricos además de las series de porcelana, bronce, plata, vidrio, relojes y otras curiosas colecciones. Todo el saber y el gusto del benefactor G. Carrara.