La plata tuvo un gran valor simbólico que se asociaba a los elementos femeninos de la naturaleza y complementaba al del oro, relacionado con lo masculino: la Luna y el Sol. La abundancia de esta mineral permitió desarrollar técnicas muy depuradas de laminado, embutido, martillado, cincelado y aleación, con las que se alcanzó elevados niveles de creación artística.

Las ofrendas de los antiguos peruanos tenían como ingredientes indispensables a los líquidos –chicha, agua, sangre animal o humana–, por lo que en todas las sociedades andinas abundan los recipientes ceremoniales. Ya sea en vasijas, botellas, vasos, cuencos o cántaros, elaborados en tierra cocida, madera o metales preciosos, cada cultura imprimió en ellos su propio y singular sello estético.

La espiral es un símbolo universal relacionado con los ciclos de la vida natural y, por ende, eje articulador de las cosmovisiones y sus expresiones artísticas. Los antiguos peruanos registraron los ciclos de la naturaleza, lo cual les permitió percatarse del permanente y constante retorno a situaciones, si bien no iguales, muy parecidas a otras ya vividas anteriormente.

En la cosmovisión andina, a la plata, por su brillante blancura, se la vinculó a la diosa Luna y, por tanto, al mundo nocturno, femenino y profundo. Al metal se le asoció también con el mar y sus honduras, un mundo interior, húmedo y fecundo. Ambas connotaciones – la luna y el mar– pueden apreciarse en estas orejeras de plata con diseños circulares de puntos y olas, símbolos de la naturaleza cíclica de la vida y su retorno al origen mítico, el mar. La orejera tenía un valor simbólico al agrandar las orejas de los grandes señores siguiendo el patrón estético del poder.

Las narigueras –ornamentos que se enganchaban a la nariz– fueron parte importante de la indumentaria de líderes y sacerdotes al distinguir el alto estatus del portador y posibilitar su transformación en un ser sobrenatural o ancestral. La iconografía de estas narigueras, sus diseños de espirales y las asociaciones simbólicas de la plata nos remiten al mundo interior y subterráneo, de ciclos recurrentes y renovación de la vida. La nariguera era una abstracción de los bigotes de los grandes felinos, animales ligados al poder, expresando una síntesis entre ideología y creación artística.