Esta exposición aborda la posibilidad de nuevos realismos. O tal vez trata sobre el fracaso del realismo en sí, o el origen de una nueva manera de usar la pintura como herramienta representacional. Bueno, no es algo “nuevo”. Pero está siendo revisitado-readaptado-reenfocado. No creo que esto sea un nuevo estilo estético; es más bien una mentalidad, o el simulacro híbrido de una mentalidad. Y lo que se materializa con esta exposición es la distancia entre dicha mentalidad y la representación de esta “perspectiva” auto-impuesta dentro del campo de lo pictórico. El mundo contemporáneo no es fácil de observar, es aún más difícil entenderlo! La realidad parece estar hecha de un líquido ácido que nos quema las manos cuando intentamos sostenerla para ver entre las transparencias y los reflejos fragmentados. Ambigüedad violenta y fluida.

Henri Rousseau fue muy criticado por la prensa parisina cuando presentó sus pinturas por primera vez, su estilo fue llamado “pre-primitivo”. El campo de lo pre-primitivo está poblado por niños, animales y culturas no-occidentales. Si este pre-primitivismo nos permite tambalear las bases de nuestro orgullo epistemológico, entonces esta “perspectiva” tiene gran valor, y debe de ser reactivada constantemente en tiempos de exceso de confianza visual.

La inocencia y la ingenuidad son herramientas poderosas que pueden responder al uso caricaturesco de la teoría y de la crítica, una práctica persistente en el mundo actual. Una demanda sutil por un nuevo rigor, nuevas perspectivas en relación a lo íntimo, y una noción más humilde de lo humano (intentando desinflar el orgullo racionalista del modernismo, irremediablemente presente en la creación artística en años recientes).