Indispensable en toda casa burguesa del siglo pasado era el gabinete, pequeña sala contigua al salón y llena de pequeños objetos decorativos, de ambiente íntimo y coloquial.

Éste, contenido en esta sala, cuenta con los elementos indispensables: el incómodo tresillo, que obligaba una postura envarada para las visitas, velador, mesa de té, tapetes de encaje y cortinas de finos tejidos.