A orillas de la playa de Long Beach, al oeste de la isla tailandesa de Ko Lanta , se levanta Pangea. Un acogedor bar de playa que, como la propia isla, sabe mezclar el carácter autóctono tailandés con la visión turística occidental para ofrecer un lugar sencillo y de calidad donde disfrutar de la puesta de sol, fiestas con DJs internacionales y un encuentro multicultural. En su sexta temporada de verano, los propietarios, Alex Chamarre, de Córcega (Francia), y Dokie, del sur de Tailandia, son un ejemplo del éxito de esta mezcla basada en el trabajo duro, la perseverancia y el respeto mutuo. Alex nos cuenta el camino recorrido hacia la realización de un sueño.

Ko Lanta Yai, un destino no planeado

La casualidad, o tal vez el destino, fue lo que llevó a Alex a la isla de Ko Lanta Yai en 2009 tras haber trabajado en varios ciudades europeas y recorrido medio mundo viajando. Así nos lo cuenta: “Después de trabajar en la hostelería en diferentes sitios: Londres, Ibiza, Francia… decidí viajar. Estuve en Latinoamérica y luego fui a Australia. Cuando estaba allí, unos amigos me contactaron y me dijeron que estaban en Tailandia , en la isla de Ko Lanta, trabajando, y que necesitaban a alguien para ayudar en un bar-restaurante. Así que me fui allí sin saber exactamente dónde iba. Tailandia no estaba en mis planes”.

Alex llegaría al archipiélago y distrito de Ko Lanta, en la provincia de Kabri, al sur de Tailandia. Este archipiélago está compuesto de 52 islas, pero las dos principales y con mayor población son: Ko Lanta Yai, conocida como Ko Lanta, y su vecina y más pequeña Ko Lanta Noi, separadas por tan solo una franja de agua de un kilómetro. El sur de Ko Lanta Yai es bastante insólito y rocoso, sin embargo, la costa noroeste, donde se encuentran Long Beach y Pangea, posee una infraestructura turística con hoteles, restaurantes, bares, tiendas… muy concurridas durante la temporada seca, o de verano, desde noviembre hasta octubre. Además del turismo, la pesca y el cultivo de plátanos, anacardos y caucho son los medios de vida de la gente local. Al noreste de la isla, se localizan los famosos archipiélagos de Phi Phi y Phuket. Un conjunto de islas más desarrolladas y explotadas por el turismo que Ko Lanta, donde todavía se conserva la cultura local caracterizada por una fusión ancestral de civilizaciones desde sus primeros habitantes, los gitanos del mar.

Pangea, un mundo sin fronteras

Ko Lanta cautivó a Alex, que no dudo en volver para encontrar la pieza que le faltaba para emprender la realización de su sueño. “Cuando terminó la temporada de verano en octubre de 2009, me fui a Francia, pero ya sabía que iba a volver. Así que al año siguiente regresé y fue entonces cuando conocí a mi socio, Dokie. Él ya tenía un bar y empezamos a hablar de montar otro en la playa. Mi socio tenía el terreno y los contactos y yo tenía algo de dinero. Creo que la unión de los dos fue lo que hizo posible que abriéramos Pangea y que funcionara, pero esto no sería hasta la temporada siguiente.”

Del conocimiento de Dokie sobre la isla y de la experiencia de Alex en la industria turística europea, surgió un lugar que, desde sus inicios, ofrecería algo distinto a lo que se podía encontrar en la isla en ese momento. “La idea inicial era muy sencilla, abrir un bar de playa y hacer fiestas. Ya había otros sitios en la isla que hacían esto, pero, después de mi tercera temporada en Ko Lanta, vi que faltaba algo. Faltaba un bar un poco más moderno, quizás más adaptado al turismo europeo. Con esta mentalidad construimos este bar que, al principio, era poco más que unos trozos de madera, unos altavoces y unas cervezas.”

Así, el 6 de diciembre de 2011, los dos socios celebraban la fiesta de apertura bautizando al bar como Pangea, un nombre que esconde no solo un significado, sino una filosofía de vida, un sueño. “Para mí, abrir un bar en la playa por mí mismo era un sueño. Hacía años había visto un documental que explicaba qué era Pangea, era el nombre que tenía la tierra hace casi 350 millones de años cuando todos los continentes estaban juntos, antes de que se movieran. Aquello se me quedó grabado y pensé que si algún día tenía un bar lo llamaría así porque es mi visión de la vida. Yo veo el planeta como si no tuviera fronteras, es la idea de estar todos juntos, unidos, como estaba la tierra antes, porque para mí no hay religión, no hay color de piel. Y eso es Pangea, un lugar donde la gente de todos los países del mundo, de todas las culturas y religiones se pueden encontrar”.

En la sexta temporada, ejemplo de perseverancia

Pero como casi todo en la vida, los inicios suelen ser difíciles y el éxito viene tras años de esfuerzo, dedicación y perseverancia. “Empezamos con ganas, pero al principio tuvimos problemas. Lo más grave fue cuando después de la primera temporada cerramos el bar durante el invierno. Ese año hubo muchas tormentas, el mar subió mucho y arrasó con el bar, lo destruyó todo. Por suerte, mi socio Dokie tenía una pareja en ese momento que nos prestó dinero para reconstruir el bar, fue gracias a esto que pudimos continuar con Pangea”.

En los últimos cinco años, Pangea no solo se ha mantenido en pie sino que ha ido creciendo y mejorando con cada temporada incorporando nuevos servicios y eventos. “Cada año hemos hecho algo más. Al principio solo teníamos bebidas y una fiesta a la semana. La segunda temporada empezamos con la fiesta de la puesta de sol los domingos. La tercera añadimos la cocina, algo sencillo con ensalada y bocadillos. La cuarta abrimos el restaurante con un chef tailandés. La quinta temporada, el año pasado, todos estos pequeños proyectos se unieron y empezó a venir más gente. Y esta temporada tenemos un equipo de 12 personas e intentaremos hacerlo todavía mejor”.

Este invierno está siendo la sexta temporada para Pangea, un momento en la evolución de un sueño que determinará sus próximos pasos. “De todas las temporadas la diferencia más grande fue entre la cuarta y la quinta. Pasamos de tener una clientela básica a que viniera mucha gente. Fue una gran temporada. Por el momento, este verano está siendo bueno, pero estamos un poco expectantes, viendo cómo se desarrolla. Este será el año guía, los resultados nos dirán cómo actuar y qué decidir para el futuro”.

La mezcla es el secreto

A pesar de la incertidumbre de todo proyecto en marcha, está claro que Pangea sabe cómo atraer y mantener al público. Puede ser que el secreto resida en esa idea de mezcla y unidad de diversos mundos que se puede percibir no solo en el ambiente, sino también en su música o en su menú. “El 90% de nuestro clientes son turistas europeos, pero son una mezcla de muchas nacionalidades. Aunque Pangea es un bar de bambú y madera, como muchos otros en la isla, creo que la gente nota que está llevado por un extranjero, quizás en la organización, en la música… en la isla se escucha mucha música reggae, pero nosotros ponemos un poco de todo: funk, música africana, española, de muchos tipos. Entonces la gente ve algo diferente, percibe la mezcla. Pangea es un bar de playa tailandés con un toque europeo; o al revés, es un bar europeo con el espíritu tailandés, depende de cómo lo quieras ver”.

Este coctel cultural también se puede ver, tocar y saborear en la oferta de bebidas. “Nuestro menú es una mezcla de lo que yo conocía de mi experiencia en Europa y los productos tailandeses. La idea era hacer un menú de bebidas muy básico con una lista de cocteles simple que incluían los clásicos. Esto se mezcló con las bebidas típicas de aquí que son más batidos de frutas frescas. El resultado es algo muy sencillo pero al mismo tiempo diferente, como por ejemplo nuestro 'Pangea Especial' de Happy Hours que es una versión de mojito pero con un sabor tailandés. El concepto al final es ofrecer algo sencillo, pero bueno, de calidad en todo en la comida, la bebida, la música, el servicio, las fiestas…”.

Un paso por delante: fiestas y promoción

Esta máxima de sencillez y calidad, unida a la iniciativa de incorporar una visión más moderna y europea a la manera tradicional tailandesa es lo que, quizás, coloca a Pangea un paso por delante. “Yo no pretendo cambiar la forma de hacer las cosas tailandesa, trabajo en equipo con la gente de aquí. Pero lo que sí intento es aplicar una visión más moderna, un poco más avanzada en la forma de llevar un bar. Por ejemplo, nosotros fuimos los primeros en hacer la fiesta de la puesta de sol, en traer DJs internacionales para pinchar en las fiestas, o en hacer una promoción visual más atractiva”.

Los resultados se pueden apreciar en los dos eventos que Pangea celebra cada semana. “Todos los domingos hacemos la fiesta de la puesta de sol, lo llamamos 'Deep Sunday' porque ponemos una música chill out, con ritmo pero tranquila. A veces, si la gente se anima podemos extender la fiesta hasta media noche, pero es un evento tranquilo, no solo vienen turistas jóvenes sino también familias con niños y gente local que trabaja en hostelería y quieren disfrutar de su día libre” .

Los martes, sin embargo, Pangea deja que la noche les acompañe hasta la madrugada a ritmo de música electrónica. “La llamamos la 'Tuesday Party', la fiesta de los martes, empieza a las 10 de la noche hasta las 4 o 5 de la madrugada. Normalmente empezamos con nuestro DJ residente y después cada semana invitamos a otros DJs que vienen de diferentes países: Alemania, Francia, Inglaterra, España, Tailandia…Al principio fue difícil contactarlos y que vinieran hasta Pangea, pero poco a poco se corrió la voz y hemos tenido a DJs muy conocidos en su mundo como: James What, del sello Poker Flat-Model Maker; Cesare vs Disorder de Serialism, Azimute, Vakant; Nakadia de Get Physical-Cocoon; Cesar Merveille de Cadenza-Roche Madame; o Von M de Washin Mashin”.

Otro de los grandes eventos es la fiesta de Año Nuevo cuando, en plena temporada alta, decenas de turistas se escapan del frío europeo para pasar las navidades en cálidas arenas bajo el sol tailandés. Este año, como el anterior, llenaron la playa de Long Beach para celebrar el comienzo del año. Pangea fue su anfitrión amenizando la velada con la música del DJ Moro Project de Alemania entre otros. “La fiesta de Fin de Año estuvo muy bien. A las 12 de la noche la playa ya estaba a tope de gente, habría unas 500 personas, estuvimos bailando, bebiendo y celebrando hasta la salida del sol".

El diseño visual y colorido de la promoción de estos eventos también supuso una innovación en la isla. “Recuerdo que cuando llegue aquí las invitaciones y posters que se repartían eran dibujos en blanco y negro, nosotros fuimos los primeros en hacer algo a color. Este año hemos vuelto a cambiar diseño, ahora es todavía más colorido y moderno, más adaptado a la visión europea de los turistas. Antes de cada fiesta vamos al puerto y los repartimos entre los turistas. También promocionamos los eventos en nuestro Facebook y en varios grupos de Facebook donde se publican las fiestas locales como: Party Night Club o Ko Lanta Loco; o en la web de Full Moon de Tailandia. Además tenemos algunas sesiones de música en soundcloud y youtube.

Realización de un sueño: respeto, integración y trabajo duro

Alex, junto con Dokie, ha conseguido hacer realidad un sueño. Las claves del éxito de Pangea se pueden ver en su forma de trabajar y coexistir con su entorno a través del respeto, la autenticidad, la integración de las diferencias, la perseverancia y la confianza en el logro de un objetivo. “Mi experiencia me ha enseñado que puedes vivir en cualquier parte del mundo si respetas lo que encuentras y eres tú mismo. He visto como extranjeros han llegado a la isla con mucho dinero y grandes ambiciones, intentando imponer cosas sin respeto, y no han durado ni un año porque la gente no los ha aceptado. Yo todavía estoy aquí, creo que el secreto es el respeto. Pero el respeto también por el entorno natural, nosotros intentamos cuidarlo lo máximo posible, limpiamos la playa, evitamos el cristal y reciclamos el plástico”.

Respeto es, sin duda, el primer paso para poder ofrecer y recibir, para comunicarse, entenderse, ser capaz de superar e integrar las diferencias y llevar a cabo una nueva idea, un nuevo proyecto, un sueño. “Creo que nuestra forma de trabajar es la integración de las dos visiones, la europea y la tailandesa. Yo aporto la experiencia que aprendí trabajando en Europa, tal vez un poco más enfocada en la organización, la limpieza, la previsión… La parte tailandesa es la buena acogida, son muy serviciales, siempre intentan ayudar y son muy auténticos, naturales. Se habla de la 'sonrisa tailandesa' y es cierto, es la tierra de la sonrisa, y eso se ve, se siente. Luego también hay aspectos negativos, por ejemplo no saben decir no, es algo cultural. Además en el trabajo siempre evitan la confrontación, no dicen las cosas directamente. Creo que en Europa es diferente, si tienes un problema lo dices, discutes y después hablas sobre ello, pero supongo que la confrontación también puede ser negativa. Pero entender, superar y fusionar estas diferencias son lo que hace que Pangea sea distinto”.

Pero el éxito también necesita de la constancia, del esfuerzo y de la determinación de que todo es posible si realmente se desea. “Para que un negocio así funcione una de las cosas esenciales es quererlo de verdad, no es solo tener el dinero para abrirlo y ver cómo funciona, tienes que saber trabajar la hostelería y no es fácil. Es un trabajo duro y constante, además hay que tener paciencia, las cosas no se hacen de un día para otro, y sobre todo tienes que creer en lo haces y seguir, seguir. Pero merece la pena”.

Futuro, vivir el presente

La recompensa para Pangea a esta dedicación y constancia es la respuesta de la gente, es el crecer compartiendo y ofreciendo lo mejor de sí mismos, es poder disfrutar de lo que se ha construido y conseguido, es crear un futuro a partir de saber cómo vivir el presente. “Lo que he aprendido aquí después de 7 años es vivir el día a día, el momento, trabajando y concentrándonos en la temporada actual. La gente viene al bar para disfrutar porque no solo ofrecemos esta mezcla europea y tailandesa, sino un sitio positivo donde se come y se bebe bien, se escucha buena música, se puede conocer gente y compartir, damos lo mejor de nosotros para que esto suceda. Y la gente responde, suele volver al año siguiente y recomendarnos. Esto hace que queramos continuar, ver cómo la gente disfruta, es una satisfacción… Me viene a la mente un momento que tengo en todas las temporadas, es cuando estamos haciendo una fiesta y yo cojo mi cerveza y me alejo para observar todo desde fuera y tengo esa sensación. Me emociono al ver que lo que hemos construido funciona y que la gente está disfrutando y es feliz en ese momento”.