No entendemos cómo surgió la vida en la tierra, es un hecho. Quizás sabemos las condiciones que presentaba nuestro planeta cuando surgió el primer organismo unicelular, pero no sabemos cómo. Si lo supiéramos, seguramente, ya hubieran creado microorganismos vivos partiendo de elementos químicos básicos en algún laboratorio.

La vida en la tierra está basada, principalmente, en el carbono, pero es posible gracias al agua. Paradigmáticamente, hemos concretado que es el agua el condicionante principal para la vida en cualquier planeta. Así, la posibilidad de encontrar planetas con características similares a la tierra, también es la posibilidad velada de encontrar vida; no sólo vida, sino vida tal y como la conocemos.

El filósofo Hume hablaba de la "asociación de ideas". Decía que podíamos imaginar una montaña de oro, algo que no existe, porque tenemos los conceptos de montaña y de oro, así nuestra mente puede unirlos. Fíjense en los monstruos de las películas, de los libros, las criaturas fantásticas que salen de las mentes de los humanos, no son más que elementos que conocemos, pero llevados a algún extremo. No habrá nunca una criatura o un monstruo que inventemos que no esté compuesto por los elementos de la naturaleza misma en la que se desarrolla nuestra vida. Lo vemos claro en la mitología: caballos con alas, serpientes de tres cabezas, gigantes de un solo ojo, un león con cabeza de mujer y un poco de lagarto. Pero eso es todo, la imaginación en ese aspecto es muy limitada.

No podríamos imaginar, por ejemplo, una forma de vida extraterrestre que estuviera basada en el aluminio en lugar del carbono, o una criatura que respirara amoniaco en lugar de oxígeno. Así que asumimos que eso es imposible por nuestra propia incapacidad y nuestra proyección. ¿Cómo imaginamos a los extraterrestres? Exactamente igual que a nosotros mismos. No hablo de la ciencia ficción, hablo de lo que realmente la gente cree sobre ellos. Pues, las imágenes tradicionales de los extraterrestres son de seres extraordinariamente inteligentes y humanoides, de diferentes alturas y diámetros de cráneo, pero con todos nuestros atributos. Ahí se ve incluso mejor la asociación de ideas que hacemos al imaginar a esas criaturas extraterrestres, pero, ¿por qué? ¿De qué va todo esto?

La existencia de la tecnología cambió el concepto mismo del ser humano. La forma en que el ser humano se veía a si mismo se fue modificando, y no en un sentido opuesto al que ya tenía, sino dando un salto gigantesco en la misma dirección. La inteligencia siempre nos ha hecho sentir superiores con respecto al resto de los animales, aunque ellos maten por instinto y nosotros por placer, tal y como debería sentirse Dios. La verdad es que Dios no nos creó a su imagen y semejanza, sino al contrario, nosotros lo creamos a él dándole todas nuestras características. Por supuesto, ¿cómo íbamos a crear a un dios si no? Pues con los elementos y sentimientos que ya conocíamos, porque es absurdo afirmar que el ser humano realmente entienda conceptos como omnipotencia, omnipresencia, u otros como infinito o eternidad. Estos son sólo conceptos que nos ayudan a abstraernos en la idea de que hay cosas que se escapan a nuestro saber y, allí donde no llegamos, está siempre Dios.

Antes de que alguien se imaginara a personas yendo al espacio en una nave, no hubo nadie que se imaginara la posibilidad de que otro ser visitara la tierra desde fuera. Por eso no hay relatos que identifiquen a visitantes de otros planetas antes de la era tecnológica, pero siempre ha habido episodios metereológicos que han dado juego. Así como los primeros dioses nacieron de los más elementales fenómenos de la naturaleza, los menos elementales alimentaron más tarde distintos tipos de leyendas. Existen procesos naturales que pueden verse como luces que se mueven; en la era pretecnológica se interpretaban como espíritus, en la tecnológica se identifican con extraterrestres.

Hay algo muy profundo a mi parecer en este proceso y tiene que ver con la tendencia a vernos como hijos y padres de dioses, y no es algo que se desligue siquiera del mundo científico.

Es curioso, casi irónico, el hecho de que el mundo actual, basado en la ciencia y la tecnología, no haya provocado que los seres humanos seamos menos supersticiosos, menos creyentes. Es más, simplemente está habiendo un cambio en el patrón. Ahora creamos la mitología sobre nosotros mismos basándonos en un paradigma mecánico avanzado, pero igualmente simbólico. Intentaré explicarlo.

¿Cómo es posible que los principales medios de comunicación dedicados al descubrimiento de la historia del ser humano estén gastando tantos recursos y tanto tiempo para reescribir los acontecimientos basándose en teorías sobre extraterrestres? La temática extraterrestre la hemos tenido desde hace décadas inundando el cine, la televisión y la literatura, pero ha dado un salto. Miren el Canal Historia, quien pueda, yo ya no puedo. La mitad de su programación está basada en programas donde se cuestionan todo el tiempo si los extraterrestres hicieron tal o influyeron en cual otra cosa. Las pirámides las hicieron los extraterrestres, así como las líneas de Nazca, Stonehenge, y todas las grandes estructuras del pasado. Puedes estar viendo un documental de Da Vinci, explicando sus inventos, un poco de su vida, y a mitad del documental, una pregunta, ¿pudo estar el ingenio de Da Vinci influenciado por entes de otros planetas? Y es más, hay decenas de documentales que se ven masivamente y que hablan de que los textos sagrados de todas las religiones no son más que descripciones de las visitas de extraterrestres a la tierra, que nos dieron la vida... y eso también se puede ver en Canal Historia, Discovery, Odisea.. y no sólo en sitios que antes eran serios, sino que hay espacios televisivos y periodísticos impresos que durante años han estado lanzando y divulgando estas teorias sólo porque son muy cinematográficas. Hablan de los textos sumerios, una de las primeras civilizaciones con lenguaje escrito, cuya mitología es interpretada en clave extraterrestre, cuando ninguno de ellos ha leído esos textos y lo que nos llega es lo que los creyentes nos dicen e interpretan. Como Joseph Smith, fundador de la iglesia de los mormones, que decía tener unas tablas escritas por dios que sólo él sabía donde estaban y, las cuales, a su vez, estaban escritas en un lenguaje que solo él podia entender, así que la clave estuvo en ser convincente y tener a gente alrededor dispuesta a creer.

Así, es normal que surjan iglesias nuevas que tengan en su génesis a los extraterrestres, como la famosa iglesia de la cienciología. Esta gente cree que algunos de los libros de un escritor de ciencia ficción barata de los años 60, Ron L. Hubbard, guardan descripciones reales de sucesos del pasado. En resumen, dicen que había un líder extraterrestre, supremo y maligno con mucho poder, que esclavizó a distintas razas de extraterrestres, los congeló y como castigo final, los trajeron a la tierra y fueron arrojados a los volcanes activos de Hawaii donde murieron, pero los espíritus de esos extraterrestres vagaron por la tierra hasta que entraron en los seres humanos, que adquiriron la inteligencia. Por lo visto, el hecho de que nuestro espíritu/alma sea de origen extraterrestre hace que sea inmortal y pueda vivir muchas vidas. De esta forma, podemos tener recuerdos que pertenecen a vidas anteriores y que afectan a nuestras emociones y nuestras decisiones. Además, todo ello se puede concretar y medir con unos aparatos.

Esto es realmente lo que creen y parece disparatado, porque lo es, pero sobre todo lo es para gente que cree en milagrosas palomas procreadoras transespecie, transformación de agua en vino, resurrecciones, generación espontánea de panes y peces... Como curiosidad, si leen en la Biblia este milagro de Jesús, descubrirán que el milagro no fue que aparecieran de la nada panes y peces, sino también las seis cestas que los contenían, para mi siempre será el milagro de las cestas.

Un último aspecto que influye en la constante contemporaneidad de los extraterretres es el concepto de la evolución en sí, mal entendido. En otro artículo lo comenté, la linealidad de la evolución. No se entiende que la evolución no sigue una estructura lineal, que no venía de ningún sitio, ni nos lleva a tener una característica específica en el futuro. Muchos creen que somos inteligentes porque la inteligencia es una etapa de la evolución; como una escalera que subir, así podemos decir que los animales que no tienen inteligencia, es decir, todos menos los humanos, están en un escalón inferior de la evolución. Totalmente falso. Eso es como admitir haber sido creados por dios y como dios. Es la metáfora mitológica de la importancia que se da el humano con respecto a los demás: Dios dedicó todo un día para hacer al hombre, pero el resto, las miles y miles de otras especies de animales las creó también en un día.

Pensamos a su vez que esa escalera de la evolución desde la que miramos a los demás animales desde arriba nos lleva a un siguiente escalón, basado en el intelecto y la tecnología. Según eso, parece que un día, de buenas a primeras, vamos a evolucionar y nos despertaremos todos convertidos en unos seres sin pelo, super inteligentes, con una tecnología super avanzada; justo como nos imaginamos a los extraterrestres. Hemos creado a los extraterrestres según las distintas teorías sobre cómo seremos nosotros en el futuro. Porque creemos que una forma de vida formada en la otra parte del universo tendrá una escalera de la evolución justo igual que la nuestra y, por supuesto, desde donde nos miran desde arriba, como nos miraría Dios.

Lo peor de que los extraterrestres no sean más que otra invención del ser humano como lo fue Dios, es que Dios es la representación de todo lo que es el humano actual y el extraterrestre, es la visión que se tiene del humano interplanetario del futuro, del humano colonizador de otros planetas, del humano que quizás seremos... Digo lo peor de todo, porque esos extraterrestres que imaginamos tienen también un súper armamento destructivo, que normalmente usan para dejar clara la superioridad, que podrían destruir planetas enteros apretando un botón, capaces de esclavizar a razas enteras, hacerles trabajar y atarles, secuestrarles y experimentar...

...A mí todo eso me sigue pareciendo humano, demasiado humano.