Desde sus orígenes, la motocicleta fue una alternativa perfecta para muchas personas que necesitan una movilidad ágil a un costo reducido. Los modelos y gamas fueron cambiando, convirtiéndose en una pasión para muchos.

En la Argentina, las marcas que se comercializan en mayor volumen son Yamaha, Honda, Zanella, Mondial, Bajaj, Corven, Guerrero y Gilera por sus precios, aunque también existen las infaltables BMW entre otras. Muchas veces, el hecho de pagar marca destacada en mercados internacionales es recomendable aunque no siempre sea a un precio accesible. ¿El modelo es importante? Sí que lo es: según el modelo que elegimos será la autonomía del vehículo. Una motocicleta de calle/Street tendrá mejor autonomía que una enduro/cross por el tipo de motor. Cuando hablamos de autonomía nos referimos a cuantos litros de nafta gasta por cierta cantidad de kilómetros recorridos. Más importante que la marca y el modelo es el lugar donde compramos el rodado.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de comprar una moto es si el lugar puede o no ser una concesionaria, es de una marca en particular o multimarca. ¿En que nos juega esto? Una concesionaria oficial de una marca determinada va a tener detalles y beneficios al trabajar solo con esa marca que una concesionaria de varias marcas no, como la correcta supervisión del vehículo antes de ser entregado. Lo que les voy a contar a continuación es una experiencia personal de las que suponemos que solo pasan en las películas o libros. El pasado 10 de Febrero deje seña una moto en la concesionaria “Urquiza Motos” para retirar una Zanella ZR150, la cual estaba siendo publicitada bastante por los medios gráficos locales.

Lo primero que me llamó la atención es que el Jefe de Ventas, Nicolas Baistroqui, me indicó que no tenía stock del rodado al pasarme los presupuesto del mismo modelo en mayor cilindrada. Al ir personalmente, él no se encontraba y uno de los empleados del salón me indicó que por sistema le figuraba en stock, por lo que hicimos los papeles correspondientes. La demora de la entrega eran 24 horas dado que tenían que “hacerle la revisión al vehículo para la entrega en condiciones”. Al día siguiente retire haciéndole observaciones de imperfecciones que tenía a la persona que me la entregaba pero, como ya estaban por cerrar el lugar, quedamos que en el primer servicio técnico que tenía que realizarle a los 500-700km lo hacía ver.

El 18 de febrero, a una semana de haber retirado el vehículo, viajaba por autopista de regreso a casa cuando la moto se empezó a desarmar. Si, como lees, a “desarmar”. Se me salió la cacha (plástico que sirve para la protección de componentes internos), quedando los cables y la batería colgando de algunos fierros. Al parar en una estación de servicio para intentar colocarla, veo que una de las partes que debía estar soldada se había roto, por lo que tuve que guardarla en la mochila y llevarla en la espalda. Al intentar prender la moto para seguir el recorrido, la moto no arrancaba. Vale aclarar que de mecánica no entiendo absolutamente, asi que lo único que podía hacer era acomodar y mover cables, ver que estuviera todo conectado e intentar prenderla, pero no hubo caso.

Habiendo pasado más de media hora, casi resignándome a llamar a la grúa, paró una persona con una moto Transalp. Lo molesté explicándole la situación y después de justificarse que no sabía nada de mecánica reviso, al igual que yo, los cables haciendo algo en particular que me dejo sin palabras. Agarró una cajita blanca que tenía dos cables rojos en sus extremos, la abrió, saco el fusible, revisó si estaba quemado, lo cual no era así, y sacó su atado de cigarrillos. Cuando vi que hacia eso decidí calmarme y saque los míos, pero antes de poder tomar y prender uno veo que saca el papel plateado que viene rodeando los cigarrillos y envuelve el fusible de la moto de forma tal que el lado plateado toque tanto el fusible como los conectores de la cajita blanca. La moto prendió como si le hubiera hecho una cirugía perfecta. Le di las gracias y le dije: “Sos Dios”, a lo que me dijo “tenía un Renault 12 que siempre me dejaba tirado y tenía el mismo fusible”. Sin tiempo de estar mucho tiempo más impresionado volví a la autopista, bajo la lluvia y con todo el circuito eléctrico de la moto colgando al lado de mi pierna, sabiendo que en cualquier movimiento en falso me podía pegar una patada, lo que hacía que no pudiera reducir la velocidad hasta bajar de la autopista, que vale aclarar no tenía banquina, y así estar en una zona más seguro.

Al día siguiente llevé la moto a la concesionaria, contándoles alteradamente todo lo sucedido. Me dieron como solución, solamente, dejarles la moto para que la revisaran en el taller, pero me cobraron el primer servicio técnico. Cuando me devolvieron la moto me volvíó a atender Nicolas junto con un mecánico llamado Gonzalo, el cual empezó a repasar cada una de las cosas que supuestamente habían revisado y arreglado de la inmensa lista que les había dado de imperfecciones en un vehículo 0km, argumentando que ahora las motos vienen armadas directamente de fábrica. ¿Por qué se toman 24 horas para hacer una entrega si no miran el vehículo antes para prevenir estas cosas? Por manual, la moto debía consumir 2.1 litros de nafta cada 100km pero no llegaba a hacer 150km que el medidor de gasolina me marcaba vacío. La llevé a una estación de servicio para cargarle el tanque dado que marcaba vacío y vimos con el mecánico que me marcaba eso a medio tanque, diciendo no poder hacer nada con eso.

Con todo el papeleo finalizado, volví a la autopista para ir al trabajo, pero en el transcurso me quede sin frenos. Sí, sí, sin frenos. Mientras estaba empalmando una autopista con otra, en plena curva, la moto bajó la velocidad de 80km a 20km completamente ahogada y se escuchaba como si algo se hubiera trabado en la rueda de atrás. Inmediatamente me di la vuelta y llevé nuevamente la moto. Desde el 20 de febrero la moto está en la concesionaria, no sé en qué estado y nadie se comunicó conmigo.

Hice el reclamo a defensa del consumidor bajo la nueva modalidad, registrándome en la web habilitada a tal fin por las autoridades argenitnas bajo un número de reclamo que incluye tanto a la concesionaria como a la fábrica. Además, agregué a la compañía de seguros ATM dado que, al momento de contratar el servicio, no me dieron por escrito la cobertura de la póliza y, por lo tanto, desconocía que el servicio de grúa se da tres veces máximo durante el alcance de la póliza que es de seis meses y entre cada grúa debe haber 30 días para usar el servicio, teniéndo que hacerme cargo del acarreo en el mientras tanto.

Hasta el momento también están paradas las acciones legales dado que, según me informan desde el Facebook de consumo protegido, hubo modificaciones en el programa y procedimiento por lo que el proceso está demorado. El reclamo se realizó el 19 de febrero a las 16:34 sin respuesta hasta el momento de ningún tipo por ningún medio y estoy hablando de dos problemas en tres días que pudieron ser accidentes fatales.

Por eso, les recomiendo tomar las siguientes medidas al momento de comprar un vehículo:

  • Averiguar en foros sobre la calidad de las concesionarias, modelos y marcas.
  • No guiarse por los bajos precios u ofertas que pueden brindar en beneficios que van a resultar caros más tarde.
  • Manejarse con marcas que, en lo posible, vengan acompañadas de una reputación intachable tanto para los usuarios locales como para los internacionales.
  • Al ir a una concesionaria, hablar con la gente que tiene el vehículo ingresado en el taller para saber los motivos del ingreso. En la segunda espera me encontré más de cinco personas con problemas de la misma magnitud y, en su mayoría, eran de la misma marca y modelo aunque diferente cilindrada.
  • Evaluar los seguros para moto con sus coberturas especificadas y no contratar por el precio o la comodidad de contratarlo en el lugar de la compra para poder retirar el rodado.