Hay muchas formas de expresar lo que uno desea. La escritura, el habla, la música, la expresión corporal entre otras, son tan solo algunas formas de comunicar lo que se desea. Sin embargo, una que particularmente me encanta, además de la escritura, es la fotografía.

Dicen por ahí que las palabras se las lleva el viento, esto claro si no están escritas, pero también dicen por ahí que una imagen dice más que mil palabras. Y de eso no queda duda alguna.

A lo largo de la historia, desde que se descubrió la fotografía, esta ha sido usada para almacenar en la memoria de la humanidad infinitos momentos acontecidos en el transcurso de los años, desde momentos íntimos tan preciados para una familia y desconocidos para otra como fotografías que son de importancia para toda una nación, como el tan famoso evento en que Pancho Villa se sentó en la Silla Presidencial de México y que quedaría plasmado en tan famosa fotografía que se ha reproducido miles de veces haciéndose conocida por la mayoría de los mexicanos.

La historia de la fotografía en México es, en verdad, apasionante. El paso desde el uso del daguerrotipo en los años 40, con lo que se iniciaron los primeros estudios fotográficos donde la gente debía permanecer en la misma posición por horas, hasta el uso de la fotografía digital en nuestros días, donde todo retoque es digital y se puede hacer prácticamente magia con ella, puede ser recorrido amenamente en la Fototeca Nacional de México.

Situado en el corazón de la Ciudad de Pachuca, en lo que parecería ser un oasis dentro del caos del tráfico y el ajetreo del centro de la ciudad, en parte de lo que algún día fue un convento franciscano se encuentra el Archivo Casasola, el cual en 1976 sería adquirido por el Gobierno Mexicano para convertirlo en lo que ahora es la Fototeca Nacional, denominación que recibiría a partir del año 1997.

La Fototeca resguarda un importante acervo fotográfico sobre el movimiento revolucionario en México, así como de sucesos de la primera huelga en América Latina, llevada a cabo por los mineros de Real del Monte, Hidalgo.

La Fototeca alberga el Museo de la Fotografía, el cual abrió sus puertas al público en el año de 1984 y que cuenta tanto con una exposición permanente de la historia de la fotografía como con salas de exposiciones temporales por las cuales han pasado importantes trabajos de renombrados fotógrafos mexicanos como: Mariana Yampolsky, Gerardo Suter, Rodrigo Moya, Marco Antonio Cruz, David Maawad, entre otros.

Sin duda, cuando se visite México, vale la pena darse una escapada a la ciudad de Pachuca para visitar la Fototeca Nacional, pues, reitero, forma el acervo fotográfico más importante del país y es uno de los referentes a nivel internacional. De esta forma, será posible adentrarse en la historia de México contada a través de la mirada de muchos fotógrafos que plasmaron un momento que quedó guardado en un papel fotográfico para que perdurase a lo largo de la historia, pues, como se dijo al principio de este artículo: una imagen vale más que mil palabras.