"Los obstáculos obligaron a mi imaginación a encontrar nuevos caminos que me llevaron al descubrimiento de dimensiones desconocidas y maravillosas." Isamu Noguchi [1904 - 1988]

El verano está a punto de acabarse, la mayoría de colegios han empezado y eso significa que se acaba la temporada de estrenos de películas de animación. Al menos hasta que lleguen las vacaciones de Navidad. Los de este año han venido dominados por los blockbusters Minions y Del Revés (Inside Out).

El spin off de las películas de Gru, mi villano favorito (Despicable me) ha atraído a fans de estas criaturas amarillas de todas las edades y le ha dado un nuevo empujón a la casi inconcebible producción de merchandising. Y si bien su historia no es la más original, tiene un importante componente cómico. Con Minions uno puede estar seguro de que se va a reír. Si bien por las payasadas de los protagonistas o por las –a veces sorprendentemente– ingeniosas perlas escondidas en la película. No es, ni mucho menos, una obra maestra. Pero se trata de una cinta que pueden disfrutar niños y mayores. No pretende otra cosa que entretener y entretener es lo que consigue.

Por otro lado, el nuevo estreno de Pixar nos trae una obra maestra de la animación, con una historia original y atemporal, que nos recuerda a los primeros grandes éxitos de la productora. La historia de las emociones de una niña en sus primeros años de adolescencia te hace llorar en un minuto y consigue arrancarte una carcajada en el siguiente. Es original y poderosa y es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo. SI alguien no la ha visto le recomiendo encarecidamente que lo haga cuanto antes.

Sin embargo existe mucha animación que pasa desapercibida por nuestras pantallas, que tarda años en llegar a España o que no se puede encontrar más que en algunos remotos rincones de la red. La animación es muy cara y muchas veces se opta por las coproducciones para poder repartir gastos y tener facilidades a la hora de distribuir el producto. Quiero hablar de tres películas con las que me he topado este verano. Las tres comparten el hecho de ser coproducciones europeas, de bajo presupuesto y animación 3D.

La primera de estas cintas es Yellowbird: coproducida por Francia y Bélgica con un presupuesto de aproximadamente 10 millones de euros, un coste muy bajo si se compara con los 75 millones que costó hacer Minions o los 175 de Inside out. La película no ofrece mucho a nivel de historia. Un pájaro huérfano que quiere ver mundo se une a una bandada de aves migratorias de camino a África. La animación es sencilla, pero rápidamente se le puede coger cariño a los diferentes personajes especialmente – y este es un dato curioso – al que sería el antagonista de Yellowbird, Karl. Como líder de la bandada, Karl se ve reemplazado por el protagonista y digamos que no se encuentra encantado con el tema. Es una película con la que pueden disfrutar los pequeños y no tan pequeños de la casa… Y que no hará retorcerse de dolor a los padres. El guión tiene algunos momentos bastante divertidos. El diseño, tanto de los personajes como de los diferentes escenarios ha sido tratado con cariño, lo cual se aprecia. Especialmente recomendable son los planos generales, algunos de los cuales te dejan patidifuso.

La Casa Mágica es la única que ha llegado a los cines españoles. Producida por Bélgica, Reino Unido y Francia ha costado aproximadamente 34 millones. Cuenta la historia de Thunder, un gatito abandonado acogido por un viejo mago que vive en una vieja mansión abarrotada de objetos encantados. A nivel visual, sus escenarios y personajes coloridos han sido diseñados para atraer a su público infantil. Son 90 minutos de inocuo entretenimiento. Basta con ver los primeros diez minutos del filme para saber cómo va a acabar. No tiene ningún tipo de originalidad ni en su historia ni en sus personajes. Utiliza la misma receta del héroe recién llegado que salva el día gracias a un super-poder (en este caso la alergia del antagonista a los gatos) y a su forma original de hacer las cosas. El malo de la película es –como últimamente no puede ser de otra manera– el joven y ambicioso vendedor interesado solamente en el dinero y que, para más inri, no cree en la magia. Al público infantil le encantará y el adulto se dormirá plácidamente.

¡Upsss! ¿Dónde está Noé…?, producida por Alemania, Bélgica, Luxemburgo e Irlanda, no es una buena película. No tiene sentido, los personajes son irritantes y su intento por ser moralmente adecuada y enseñar valores a los más pequeños tiene la sutilidad equivalente a una bola de demolición. He visto buenas películas animadas de bajo presupuesto. Existen, hay muchas. Películas que, si bien su animación no le llega a la suela de los zapatos a las grandes productoras, tenían la decencia de estar bien escritas. La casa mágica peca de previsible y poco original, pero tiene una historia que –si bien hemos visto mil veces- es coherente. Yellowbird muestra una evolución de los personajes a lo largo de todo el filme y no como conclusión apresurada. Una película no necesita un gran presupuesto para ser tierna, entretenida o emocionante.

Creo que nunca he estado tan tensa que cuando vi Objetivo Terrum. Estrenada en 2007 y extremadamente infravalorada, cuenta la historia de una invasión alienígena que amenaza la supervivencia de todos los habitantes de un planeta… O la extinción de los invasores. Objetivo Terrum muestra la historia desde los dos puntos de vista, obligando al espectador a cogerle cariño a ambos lados, planteándose el dilema moral de una forma a la que uno normalmente no está acostumbrado en este tipo de películas.

Cazadores de dragones, estrenada en 2008 y coproducida por Luxemburgo, Francia y Alemania, tiene un diseño único, te transporta a un mundo que desborda imaginación y tiene algunas escenas extraordinariamente tiernas. Dura 80 minutos, en los que se les puede coger mucho cariño a los protagonistas. Por no hablar de sus escenas de acción y la evolución de los personajes.

Ronal Barbaren, estrenada en 2011, demuestra con hilarantes resultados que la animación no es solo cosa de niños. Y sin querer enseñar más que lo normal –ser diferente, perseguir los sueños, querer a tus amigos, etc.- Igor [2008] te hace reír a carcajadas.

Podría poner aun más ejemplos, pero creo que está claro a dónde quiero llegar a parar. No hace falta que toda la historia sea algo que no hayamos visto nunca. Eso es prácticamente imposible, o altamente improbable. Pero sí que podemos esperar un mínimo: respeto a la inteligencia de la audiencia, algún tipo de aporte. Cualquier cosa.

Mi principal problema con ¡Upss! ¿Dónde está Noé? es que pretende ser original. Según cierta sinopsis que encontré “cuenta la historia del arca de Noé desde el punto de vista de los animales que se quedaron atrás”. Esperaba encontrarme una película sobre unicornios y dragones y vete a saber qué animales imaginarios. En su lugar, tenemos la típica historia llena de anacronismos irritantes, estereotipos suficientes como para llenar un barco y animales que no han decidido si son antropomorfos o no. El protagonista –una criatura de diez años con voz estridente a quien no te importaría que se ahogara se ve separada de su padre junto con una niña malhumorada que no deja de quejarse durante toda la película.

Lo más irritante no es la forma cruel y sin sentido de la discriminación de aquellos animales que son permitidos a entrar en el arca, la forma en la que se obvia toda la parte religiosa de la historia –a ver, si vas a poner a Noé en el título y lo vas a mencionar, tendría sentido que estuviese también en el arca….. digo yo-. Lo que me parece más bochornoso es la inclusión de una especie de babosa gigante desafortunadamente nombrada Obesi y el parásito que vive sobre él llamado Stayput –que es claramente la representación estereotipada de un homosexual. Se supone que esta historia es para niños. Se supone que quiere enseñar valores a dichos niños. Valores como: todos somos merecedores de respeto y amistad; el trabajo en equipo es lo más importante, etc., etc. Y en medio de esta narrativa meten a Obesi y a Stayput, que tienen completamente aceptado que “tal vez no estamos destinados a sobrevivir”.

¿A quién se le ocurrió esta idea? ¿Quién aceptó este guión? ¿En qué cabeza cabe que una película que pretende enseñar a aceptar a los demás se escude de esta manera sin sentido en estereotipos que no vienen a cuento? La película es aburrida, la animación no es suficientemente buena como para excusar su falta de originalidad. Recomiendo encarecidamente no ver esta cinta.

Sin embargo, no dejemos que una mala experiencia nos haga recelar de otras producciones europeas. Igual que el cine americano, igual que las grandes productoras hay películas buenas y malas. Pues si, por culpa de unas cuantas malas experiencias dejamos de consumir animación europea, acabaremos perdiendo una industria que ya de entrada anda en baja forma y, con ella, una gran parte del arte europeo.