Seguramente habrá significantes de etapas en la evolución del artista, como los tipos de trazos, la reproducción mecánica de bocetos previos, los cuadros de plano y las técnicas basadas en el método de representar en el bastidor aquello que observa en cada modelo escogido.

En este caso, más allá de toda muestra pictórica de bellas artes, de grabados, dibujos o esculturas de niños, jóvenes y ancianos, hay una visión estética y un problema conceptual de comprensión que siempre ha subrayado a la contemplación a lo largo del recorrido y conocimiento de la historia del arte. Sin duda, al analizar la obra artística, se crea una sola atmósfera. Esta es, como creo, lo que los colores dicen en el retrato y que dice el personaje visualmente.

Pero no importa dónde esté ubicada la obra artística; esta pasará indefectiblemente frente al observador como un simple cuadro de una parte de la procesión en la que se refleja el camino por donde discurre la vida. Y en algún punto, este espectador es parte de dicha procesión dibujada.

Cada retrato representado en cualquier género pictórico, ya sea el triunfo de los cortesanos, la burguesía o simples grabados de gente de costumbres comunes, tiene un grado de paralelismo con nuestras vidas. No importa la época en la que el retrato fue realizado; siempre habrá algo que lo unirá al espectador. Y este es el mecanismo que hace que el arte se vuelva más popular.

Puede que el retrato sea creado para ser vendido en las tiendas de las ferias o que sea solo por encargo, pero tendrá algo que llamará la atención del espectador.

Sin embargo, se debe aclarar que cada copia de un mismo trabajo le otorga un sentido de pérdida sobre lo que es una obra artística. Es una especie de despersonalización del artista con el público, pues ya no hay originalidad en el sentido de ser una pieza única e irrepetible. Otro caso es el arte digital, que se realiza mediante un conjunto de tokens de validación de capas de prediseños que, como registros originales, compiten, aunque en menor valor, con una pieza artística ya terminada. Estas no son múltiples copias, sino que pertenecen a la cadena de tokens fungibles y también son adquiridas.

Podría inferirse que, incluso si hay una observación sobria y desilusionada del retrato, este no pierde la condición de asombrar ni queda sometido a un tipo específico de formato empleado. Por tanto, esa fascinación que despierta en el espectador por eldescubrimiento del arte y su literatura de la imagen, así como por la técnica utilizada, la trama que se desarrolla, la escena y sus distintas atmósferas, los vicios personificados, el poder y el dolor, se manifiesta en el presente de fascinación del espectador frente a un retrato que cambia continuamente a medida que se describe la vida del personaje en él.

Por tanto, lo que hace que el retrato sea un reflejo de la vida son las similitudes de las experiencias profundas y vividas por nosotros mismos. Y es así porque, cuando el espectador se conecta con algo ya conocido o vivido, se une al propio pensamiento del artista, que es la forma en que se hace la esencia de la pintura o escultura; lo que ella oculta, pero a la vez hace que ese mundo sea más parecido al espectador.

El artista puede abusar de su control y de sus límites. Absurdo es intentar, por la razón, unir los estados emocionales mediante una cronología de sucesos y acontecimientos que está viviendo el artista, pues es pura experimentación ya sufrida de forma lineal y atemporal en el tiempo en que el observador se detiene a contemplar la obra artística.

No se debe analizar un retrato desde el academicismo artístico como un conjunto de bohemia de personajes del inframundo, desorden, anarquismo, libertad, o de sociedades burguesas, sino como personajes naturales de la vida real con algo de simbolismo que no se transmite de una esfera a otra. Por tanto, muere en el retrato y no sale de él y, por otro lado, presenta algo de alegoría de aquella idea abstracta que se transforma en imagen, haciendo que esas ideas tengan movimiento en la mente del espectador.

…en cada intervención de la obra artística, el pintor o escultor irá plasmando, a través de cuadros visuales, aquellos detalles que irán narrando como didáctica persuasiva, en algunos casos onírica, y en otros, constructiva, el personaje de nuestro interior que será reflejado en su modelo...

Pero, sin ser meros títeres de nuestras propias pasiones, nos enfrentamos a las emociones que el artista plasma en su obra. Él es capaz de despertar nuestros sentimientos como un dios de nuestro mundo. Nada resulta más sorprendente que encontrarnos reflejados en ese retrato: una representación de nuestra propia esencia, un desgarrador reflejo del alma, que revela innumerables pensamientos reprimidos que brotan como el agua de una fuente ante la serenidad de la introspección más profunda, incapaces de separar la situación histórica de la social.

Por lo tanto, en esta interacción entre lo personal y la representación, el retrato se convierte en un puente que nos conecta con quienes fuimos y con quienes aspiramos a ser. Es un acto artístico en el que el sujeto retratado trasciende la mera representación, convirtiéndose en un recuerdo compartido y un reflejo universal.

Resumiendo, lo mostrará desnudo, harapiento, monárquico, trabajador, mendigo, bufón, de clase social, estudioso, melancólico, alegre, pero que, sin duda, será un reflejo de nuestra vida, aun si es oculto por el artista. Por más perfecta que sea la representación del retrato a su modelo escogido, siempre estará la decisión del artista en lo que se debe mostrar y cómo se debe mostrar del retrato.

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Paolo Uccello (1397-1475) "Cinco maestros del Renacimiento florentino: Giotto, Paolo Uccello, Donatello, Antonio Manetti, Filippo Brunelleschi, cerca de 1450, témpera sobre tabla. Museo del Louvre, Paris, Francia

De esta manera, el arte puro no dejará de ser interpretado y de ser posesión de unos pocos, por cuanto es complaciente y coquetea consigo mismo, y nunca se vuelve vulgar ni conserva una fría idea estocástica. Pues, detrás de todo retrato, todo aquel que desee enfrentarse seriamente con él, gracias a su razonamiento, no esperará a que los dioses le revelen la naturaleza de las cosas, sino que será usted quien, mediante la observación, se sienta capaz de descubrirlas...

En otras palabras, su fuego interior se verá reflejado detrás del retrato cuando deje salir su estado primitivo: los miedos, las miserias, las degradaciones, los éxitos, el amor, el odio, los fracasos, la libertad y la rebeldía frente, detrás del retrato.