Hablar de cuántica es novedoso, interesante y apasionante, pero también complejo de explicar y aún más de comprender. Es que, aunque la cuántica es famosa y podría decirse que está de moda, hay algo que hace que parezca difícil; tanto que cuando se tratan temas cuánticos se observan reacciones evasivas, miradas perdidas o alusiones a otros asuntos, como una forma de finalizar conversaciones que resultan incomprensibles.
En el mejor de los casos se expresa con claridad la dificultad para comprender los temas cuánticos que son complejos, como si fueran de otro mundo al que cuesta pertenecer. ¡Sin embargo acceder a la cuántica es mas fácil de lo que parece! Por lo que vamos a intentar acercarnos a la cotidianidad “cuántica” que vivimos, aunque no seamos plenamente conscientes de ello.
Un buen comienzo es empezar por descifrar porqué es difícil de entender los asuntos cuánticos. Creo que está relacionado con el paradigma o los modelos de conocimiento en los que fuimos formados, en los que tal vez estamos estancados y nos cuesta desaprender.
En pleno siglo XXI sigue rigiendo el modelo científico materialista del siglo XVII, dejándonos anclados en un modelo del pasado, en el que —como Santo Tomás de Aquino—necesitamos ver para creer. Es decir, lo que es invisible a los ojos pareciera que no existe y por ende no le damos credibilidad, mucho menos comprensión.
Le hemos dado todo el poder de la existencia a la materia, sin darnos cuenta de las limitaciones que esto genera a la hora de entender el funcionamiento de la nueva ciencia del mundo contemporáneo. Ni siquiera somos conscientes de que comprender la cuántica nos permitirá expandir el conocimiento y con ello la capacidad que tenemos de creer y crear nuestra realidad.
Sencillamente es abrir el entendimiento para comprender cuántica-mente el funcionamiento del universo y por ende de la realidad que creemos vivir.
Es que tenemos una mente que se formó en la comprensión de la ciencia materialista, con un paradigma científico que continúa primando en la educación y los modelos de conocimiento o entendimiento de las leyes universales de la vida. Así nos hemos acostumbrado a pensar, casi que adoctrinados, en que solo existe lo material o es lo único que se puede explicar; por lo que nos cuesta aceptar e imaginar lo que sucede en el mundo invisible de la energía o lo inmaterial.
Nos cuesta imaginar, entender y comprender qué significa la cuántica, más aún, lo que es vivir cuántica-mente. A pesar de ser un tema tan actual que se relaciona con la ciencia de última generación y con tecnología de punta, como los ordenadores cuánticos, cuyo origen es más antiguo de lo que imaginamos.
De hecho, el estudio de la cuántica empezó hacer poco más de un siglo con los estudios de Max Planck (año 1900). A partir de entonces se desarrolla este conocimiento asociado al estudio del átomo, otrora considerada la partícula más pequeña de la materia, hasta que se profundizó en conocimiento de lo que sucede dentro en su interior.
Posiblemente recuerdas los dibujos del átomo con esas “bolitas” de colores que diferencian a los neutrones de los protones, conformando el núcleo alrededor del cual se dibujan las órbitas que describen el movimiento de los electrones.
Los protones se señalan con un signo que les reconoce por su energía positiva (+), los electrones tienen carga negativa (-) y los neutrones son neutros, como su nombre lo indica. Hasta aquí es relativamente fácil, pues todos alguna vez hemos reconocido estos símbolos en las pilas o baterías que generan energía.
Además, dentro de la microscópica composición del átomo se encontraron partículas subatómicas (quarks, fotones y neutrinos, entre otros), con comportamientos cuyo estudio permiten explicar funcionamiento de todo. De allí la famosa Teoría del Todo, que no solo es una película sobre la vida del físico teórico Stephen Hawking, sino la formulación de hipótesis para comprender las leyes fundamentales del universo.
Entonces cuando hablamos de las leyes universales y de su funcionamiento no sólo estamos se trata de física, sino también de mecánica cuántica.
Inicialmente el átomo era considerado la partícula más pequeña de la existencia y se pensaba que solo era materia. Sin embargo, el estudio de la mecánica cuántica sobre las partículas subatómicas (electrones, fotones, etc.), demostró que se a veces se comportan como partículas y otras veces como ondas, dependiendo de cómo se las observe o mida (hallazgo de Louis de Broglie en 1924 y Nobel de física en 1929).
Es maravilloso pensar que de la observación de los movimientos de la energía dentro del átomo surge una línea científica que lleva más de un siglo de desarrollo, aunque es triste y hasta absurdo reconocer que poco sabemos del tema.
Llegados a este punto, te estarás preguntando porque a este conocimiento se le ha llamado cuántica. La palabra proviene del griego quantum que se refiere la cantidad (cuanto) de energía se emite o absorbe, por ejemplo con los movimientos o saltos de los electrones.
El origen del nombre “cuántica” se atribuye Max Planck (1900), considerado el fundador de la teoría cuántica por la que fue galardonado con el premio Nobel de física (1918). Fue el primero en enunciar que la energía se emite en cuántos (pequeñas unidades o paquetes discontinuos) asociados a la radiación. Posteriormente Albert Einstein planteó que la luz se compone de partículas de cuantos que en la actualidad conocemos como los fotones1; y curiosamente fue por sus estudios sobre el efecto fotoeléctrico (1905) por lo que recibió el Nobel de física (1921), aunque sea más conocido por la teoría de la relatividad.
Desde la segunda década del siglo veinte se realizaron estudios científicos que desarrollan el conocimiento cuántico que hoy nos tiene hablando del tema, aunque nos cueste comprenderlo o explorarlo pese a su importancia. E, este sentido, la cadena de investigación en esta área es tan potente que se han otorgado nueve premios Nobel de física a estudios cuánticos, desde 1922 hasta el más reciente en el 20222.
Es increíble saber que este conocimiento es tan desconocido y lejano tanto de los modelos educativos, como al paradigma científico vigente. No obstante, la evolución del conocimiento cuántico está relacionado con todas áreas de la ciencia como la biología, química, astronomía, medicina, neurociencia, nanotecnología, etcétera.
Es el momento de darle un giro al enfoque de la cuántica para asumirlo más cercano y sencillo de lo que podríamos pensar. Sencillamente es un conocimiento que nos permite afirmar que no solo somos materia, sino energía en movimiento con ondas que varían según las frecuencias y vibraciones en las que se generen.
Por ejemplo, cuanto (quantum) es la vibración o el cambio de una onda en los electrones de los átomos con su movimiento, dependiendo de los estímulos que recibe o las circunstancias particulares que tiene. Es como ir por un carril una carretera local y te pasas a una autovía, pues hay un salto con el cambio de velocidad y frecuencia que se puede medir en “cuántos”.
Así los famosos saltos cuánticos son cambios en la energía que todos podemos tener cuando, por ejemplo, hacemos click en el entendimiento de situaciones que cambian la comprensión de la realidad. Como ahora que si al leer esto dices, ah es más fácil y así se abre el entendimiento que permite la resonancia con la información que cambia el pensamiento para empezar se vibrar cuántica-mente.
Traer estos ejemplos a situaciones cotidianas abren posibilidades de comprensión que nos acerca la cuántica a nuestra realidad. Como cuando pensamos que hay personas que nos generan buena o mala onda, literalmente estamos hablando de su energía y, sin saberlo hacemos afirmaciones cuánticas.
Si algo nos vibra bonito nos referimos a la onda (frecuencia y resonancia) de lugares, personas o acontecimientos con los que tenemos intercambios de energía que a pesar de no ser visible es real. En este contexto se habla mucho de terapias cuánticas que utilizan energía para incidir en el campo electromagnéticos, con frecuencias que generan vibración e interactúan con el cuerpo más allá de lo físico.
Estamos en el primer cuarto del Siglo XXI, ya es el espacio tiempo propicio para dar un salto cuántico el entendimiento de la vida más allá de la materia. Como lo anunciaron hace milenios los abuelos sabios considerados chamanes, hay que aprender a pensar bonito para vibrar alto y vivir en plenitud. Es la forma de cambiar el paradigma científico para Ser cuántica-mente, desde la práctica que trasciende la teoría y que por fin nos permitirá comprender que somos mucho más que materia.
Notas
1 El término fotón fue acuñado por el científico Gilbert N. Lewis (1926) y aunque parezca algo lejano o extraño, las pruebas de rayos X son posibles por fotones con energía muy alta.
2 Niels Bohr profundizó en el estudio de la estructura y cuantización del átomo, obtuvo el nobel de física (1922) y con de Broglie sentaron los fundamentos de la mecánica cuántica (1929). Siguieron premios Nobel otorgados por el desarrollo de la electrodinámica cuántica (Richard P. Feynman, Julian Schwinger y Shin’ichirō Tomonaga, en 1965); por la teoría electrodébil (Sheldon Lee Glashow, Steven Weinberg y Abdus Salam en 1979); por descubrir la libertad asintótica en la cromodinámica cuántica (David J. Gross, David Politzer y Frank Wilczek en el 2004); la teoría cuántica de la coherencia óptica (Roy J. Glauber, 2005); los métodos experimentales para medir y manipular sistemas cuánticos individuales (Serge Haroche y David J. Wineland, en 2012); el mecanismo de Higgs que explica cómo adquieren masa las partículas elementales (François Englert y Peter Higgs, 2013); y experimentos con fotones entrelazados (Alain Aspect, John Clauser y Anton Zeilinger, en 2022).