Abril de 2025, un violador en serie está aterrorizando a la ciudad de València, España. En menos de un mes, al agresor ya se le atribuyen al menos tres agresiones sexuales. Toda la ciudad está al corriente y el miedo se extiende.

Numerosos medios de comunicación se han hecho eco de la información más relevante referente a su modus operandi y descripción física. El sujeto es un hombre de tez morena, con una edad comprendida entre los 20 y 30 años, y una altura que según el testimonio de las víctimas se encontraría entre 1’70m o 1’80m.

Su modus operandi es relativamente sencillo y carente de originalidad. El agresor siempre aborda a sus víctimas en la misma franja horaria y en localizaciones similares. Entre las 4 y las 6 de la madrugada, el agresor se cubre el rostro con una braga y asalta a sus víctimas en portales. Allí, empleando violencia física e intimidación verbal las somete a tocamientos no consentidos y les obliga a practicarle felaciones. Algunos medios afirman incluso que el agresor graba las agresiones.

Este estremecedor caso sirve como ejemplo práctico para exponer algunos de los fundamentos, técnicas y recursos que soportan la investigación criminal con violadores o asesinos en serie. A continuación, procederé a comentar algunos de los pasos que ha dado la policía, y algunos que presumo que está dando o dará en los próximos días.

Lo primero que se debe hacer a la hora de perseguir a un delincuente serial es confirmar la existencia de este. ¿Cómo sabe la policía que tres agresiones sexuales están relacionadas entre sí y corresponden a un mismo autor? Mediante un análisis de vinculación que atiende al modus operandi (hora y lugar, forma de aproximación y control de la víctima, etc.) al perfil de la víctima (sexo, edad, aspecto físico, etc.) y a las descripciones dadas del aspecto del delincuente.

Una vez los investigadores corroboran que están ante un violador en serie, una de las líneas de investigación que pueden ser más fructíferas va ligada a la distribución geográfica de las escenas del crimen. Y es que, por muy inverosímil que parezca, es posible localizar la zona de residencia habitual o de trabajo de un asesino o violador en serie atendiendo a la distribución geográfica de sus crímenes.

Esto es lo que en investigación criminal se conoce como perfilación geográfica. Los criminales seriales (sin enfermedades mentales severas como esquizofrenia) se desplazan para cometer sus crímenes de una manera muy similar a la que un ciudadano corriente emplea en su día a día.

Las personas organizan sus desplazamientos cotidianos alrededor de un punto de anclaje al que siempre hay que volver (una vivienda, por lo general) y con varios nodos de actividad que representan una parte relevante de su día a día: lugar de trabajo, gimnasio, lugar de socialización, centro de estudios, etc.

Muchos criminales seriales se desplazan para cometer sus crímenes teniendo presente en todo momento ese punto de anclaje y esos nodos de actividad. En otras palabras: salen, se desplazan, seleccionan a su víctima, la agreden y vuelven a su base. Kim Rossmo cataloga a este tipo de delincuentes como cazadores (hunters).

Dentro de este procedimiento, que los violadores o asesinos en serie pueden tener, en el que salen de su guarida para cometer el crimen y luego volver, hay una serie de límites. El ser humano tiende a operar cotidianamente en entornos que conoce y controla, algo que también se manifiesta en la conducta criminal y en los delincuentes seriales.

El problema con los violadores y asesinos en serie es que, idealmente, deben actuar en una zona que conozcan, pero donde no sean muy conocidos. Este punto medio es lo que los criminólogos e investigadores llaman la zona de confort del criminal. Un área geográfica que el criminal conoce y controla y donde puede actuar con seguridad, pero que al mismo tiempo está lo suficientemente alejada de su punto de anclaje para no exponerse demasiado y ser reconocido.

Esa zona de confort es el área comprendida entre el demasiado cerca, área que algunos criminólogos denominan zona de seguridad, y el demasiado lejos. Una de las claves entonces para los investigadores es acotar la zona de confort del agresor y su posible zona de seguridad, esa área geográfica donde reside o trabaja en la que es demasiado arriesgado actuar.

En consecuencia, ¿Se puede adivinar la zona de seguridad y de residencia del violador en serie que está aterrorizando València? Según David Canter, criminólogo británico, sí es posible. Canter es el creador de una de las teorías más relevantes para la investigación criminal de los últimos tiempos: la hipótesis del círculo.

Canter establece que, si se colocan en un mapa todas las escenas del crimen de un asesino o violador en serie (cazador), se unen las dos escenas más alejadas con una línea, y se dibuja una circunferencia, el criminal vivirá dentro de dicha circunferencia, y más concretamente, cerca del punto central.

Estoy convencido de que la policía y los investigadores del caso habrán puesto en práctica la hipótesis colocando en el mapa los portales concretos donde el violador ha actuado. La ubicación exacta de las escenas de los crímenes no ha trascendido a los medios. Sin embargo, con la información que sí se conoce por la prensa, la hipótesis del círculo de Canter se puede aplicar, grosso modo, al caso del violador en serie de València.

Las calles y portales exactos son desconocidos, pero si es sabido que la policía ha aumentado la vigilancia y los efectivos en cuatro zonas del área metropolitana de València: Benimaclet, distrito Tránsitos, Poblados Marítimos, y la Patacona (Alboraia). Si se emplean estas zonas como áreas donde se han producido agresiones o donde pueden producirse, el círculo de Canter resultaría de la siguiente manera:

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Atendiendo a las zonas más blindadas por la policía y a la hipótesis del círculo de Canter, no es una idea para nada descabellada ni descartable el hecho de que el violador que está atormentando a la capital del Turia se esconda y resida en alguna parte de la zona de huerta comprendida entre València y Alboraia. Concretamente en las zonas de Masquefa, Calvet o Vera.

Este artículo se está escribiendo a 14 de abril de 2025 y es una suerte de predicción, en diferido, que no busca aconsejar a los investigadores sobre qué línea de investigación seguir. Al contrario, este artículo pretende describir cuáles han sido los pasos probables que la policía ha seguido hasta dar con el criminal. Es más, creo firmemente que para cuando este artículo vea la luz ya habrá sido detenido.