Este artículo contiene detalles sobre la trama de esta película. Si aún no la has visto y deseas disfrutarla sin saber lo que sucede, te recomiendo no leer más allá de este punto.

Desde su fundación en 1985, Studio Ghibli se ha convertido en un ícono indiscutible del cine de animación japonés, cautivando a audiencias de todo el mundo con sus emocionantes historias, personajes y animación excepcional.

Una de sus obras más conocidas es El viaje de Chihiro» (千と千尋の神隠し Sen to Chihiro no Kamikakushi), estrenada en el 2001 y ganadora de treinta y cinco premios, incluido un Oscar a la Mejor Película de Animación.

Contiene una crítica profunda sobre la sociedad; así como Chihiro busca su identidad pasada, Japón buscaba reconectarse con sus valores tradicionales durante la recesión económica que ocurría durante el estreno de la película en 2001.

Mediante un viaje de autodescubrimiento por parte de la protagonista, la película explora la búsqueda de esencia personal y colectiva. Además, es posible identificar comentarios acerca de la occidentalización, el capitalismo, la búsqueda desenfrenada y generalizada de progreso, modernidad y avaricia.

A través de su narrativa y simbolismo, cuestiona los efectos negativos de la obsesión por el crecimiento económico a cualquier costo.

En la película, se puede observar cómo el director, Hayao Miyazaki, integró en la indumentaria elementos reconocibles por la sociedad contemporánea como referencias evidentes a la vestimenta tradicional japonesa.

Sin embargo, no sigue al pie de la letra estas convenciones históricas, ya que una representación estricta podría haber transmitido una sensación de realismo mundano en contraposición al mundo espiritual y onírico que se buscaba evocar en la película.

En esta historia, Yubaba es la dueña de la casa de baños; además de ser la antagonista, ella personifica la opulencia y la avaricia, su residencia ostenta lujos con un estilo occidental, a diferencia de sus empleados que conservan un estilo tradicional y más modesto.

Esto evoca a la era Meiji, cuando Japón experimentó una fuerte influencia occidental. Durante ese periodo, las mujeres de alta sociedad lucían vestidos victorianos similares a los de Yubaba.

Además, ella destaca por ser la única que usa zapatos constantemente, a pesar de que su tradición dicta no usar calzado en interiores y el resto de los trabajadores están siempre descalzos.

Incluso su peinado, el Hisashigami, está inspirado en la imagen de las «Gibson Girls» estadounidenses.

Por otro lado, tenemos a Haku, el protagonista masculino. Es un joven proveniente del mundo espiritual que se transforma en un dragón blanco debido a un hechizo lanzado por Yubaba.

Dentro de la cultura nipona, este tipo de dragones representan sabiduría y pureza, por eso, Haku actúa como un leal protector de Chihiro, encarnando así los valores, la cultura y las tradiciones.

En cuanto a su atuendo, viste variantes del suikan, una vestimenta tradicional distintiva del período Heian, y del monpe, popularizado entre los años 1930 y 1940 por las mujeres agricultoras.

Se pueden identificar algunas diferencias entre lo presentado en esta animación y las prendas históricas, tales como las cintas del cuello y la longitud de las mangas y pantalones.

Estas diferencias podrían deberse a una elección creativa, aunque también podemos considerar la posibilidad de que sea una variación del traje tradicional adaptado para la clase trabajadora, la cual requería mayor movilidad, por el contrario, la nobleza solía usar pantalones de mayor longitud.

Finalmente, tenemos a Chihiro, nuestra protagonista, que se muestra como una niña quejumbrosa y perezosa, reflejando así las características comunes de las infancias modernas, ella personifica la esencia del Japón contemporáneo y su evolución cultural.

En su primera aparición, viste prendas modernas, llamativas e infantiles. Lleva puestos unos tenis amarillos, una camiseta a rayas y unos shorts de color rosa. Estas elecciones de vestuario reflejan su condición como una niña convencional.

Sin embargo, cuando su nombre es cambiado a Sen, se le entrega un uniforme muy parecido al de Haku, simbolizando así que su identidad ha sido arrebatada y que ahora se encuentra atrapada en ese mundo como una trabajadora en la casa de baños, privada de su individualidad.

Su ropa cotidiana es confiscada, pero más adelante, Haku se la devuelve como un recordatorio de que debe regresar a su propio mundo y no olvidar su verdadera esencia.

Finalmente, en el desenlace de la historia, podemos observar cómo Chihiro retorna a su mundo utilizando su propia ropa, lo que representa que ha recuperado su autenticidad, la cual había perdido durante su travesía.

En resumen, el vestuario juega un papel fundamental en la película, ya que muestra la evolución y transformación experimentada por los personajes en cuestión.

A través de las distintas prendas utilizadas, se nos transmiten de forma sutil mensajes sobre la naturaleza de cada uno y los roles que desempeñan en el desarrollo de la trama.

Su indumentaria se convierte en un lenguaje visual que va más allá de lo meramente estético, permitiéndonos profundizar en la narrativa y enriqueciendo la comprensión de sus personalidades y actuar a través de la historia.