El maquillaje en el mundo se ha convertido en algo casi esencial en la vida humana. Desde sus inicios, hasta ahora, el incremento de marcas, productos y consumo han tenido una gran incidencia a través de los tiempos. Se ha vuelto esencial en espacios donde se fomente la moda, eventos e incluso propuestas artísticas.
Con la llegada de las redes sociales, el maquillaje se convirtió en un aliado de los contenidos que se ofrecen. Por lo cual, las marcas de maquillaje han sabido aprovechar esta masificación haciendo relaciones con influencers de más alcance, generando así un público infantil a parte del público adulto. Este público infantil, no solo es consumidor de redes sociales, sino consumidor de maquillaje y productos de skincare.
Hace un tiempo se ha dado a conocer el término “cosmeticorexia” que se le atribuye la tendencia a la adicción de maquillaje y skincare. En redes como TikTok e Instagram existe una gran cantidad de contenido que promueve el uso de maquillaje y productos de skicare donde no hay concientización de lo que puede conllevar un uso ilimitado, generando así una gran cantidad de consumidores y productores de contenido.
La “cosmeticorexia” no solo es perjudicial para la piel del infante que lo consume, sino que afecta su percepción hacia sí mismo. En muchos casos tiende a afectar el bienestar emocional, generando ansiedad a cumplir con un prototipo de cuerpo o de rostro que solo es influenciado por medio de las redes. Un prototipo que resulta ser banal para cualquier edad y resulta ser más peligroso aún para las infancias que en muchos casos están formando su personalidad.
Es importante tener en cuenta que usar elementos de maquillaje a temprana edad afecta al desarrollo de la piel, puede generar alergias y sensibilización, tendiendo a producir problemas dermatológicos en temprana edad, ya sea por la cantidad desmedida de uso, como también por los componentes que contienen.
Marcas como Sephora han incluido en su catálogo, maquillaje y productos de skincare para menores; sin embargo, esto ha generado polémica en las redes y en la misma marca. Si bien existe gran cantidad de menores consumiendo sus productos, una gran cantidad de personas y han manifestado su incomodidad por promover el consumo de este tipo de productos en menores.
Profesionales de la salud mental y profesionales de la salud dermatológica han expresado su preocupación por el impacto que el uso de maquillaje está teniendo en las infancias. Más allá de las repercusiones en la salud física, como reacciones alérgicas o problemas dermatológicos, se observa una influencia significativa en la imagen corporal y el desarrollo de la personalidad de los más pequeños. Algunas de las repercusiones que se pueden denotar son baja autoestima, trastornos alimenticios, ansiedad e imagen distorsionada y depresión.
En la era digital actual, las redes sociales se han convertido en un espacio indispensable para la comunicación y el intercambio de información. Sin embargo, este panorama también presenta desafíos, especialmente en lo que respecta a la influencia que ejercen sobre la percepción de la imagen corporal, particularmente en los menores.
El uso generalizado de filtros y la constante exposición a prototipos de belleza irreales pueden generar una distorsión de la imagen propia y una insatisfacción con la apariencia natural. Esta situación, en algunos casos, puede derivar en el consumo excesivo de maquillaje, con posibles consecuencias negativas para la salud física y mental de los menores.
Ante este escenario, es fundamental que los adultos responsables adopten un rol activo en la guía y el acompañamiento de los más jóvenes, fomentando un enfoque crítico y responsable hacia el uso de las redes sociales, el maquillaje y la construcción de la imagen personal.