Si hay algo que me guste más que el poder de expresión que tiene la moda, es su forma de dibujar y borrar barreras al mismo tiempo. La moda define lo que somos, pero también lo que no. Describe lo que sentimos y expresa lo que no decimos con palabras. La moda es lo que queramos que sea, y hoy queremos que sea libre. Sin etiquetas, sin géneros, sin bandos. Una moda que nos haga sentir libres, porque solo así podremos llegar a ser quienes queramos ser.

¿Qué es la moda genderless?

La moda genderless o sin género es aquella que transciende los conceptos de lo que entendemos por femenino o masculino. Son prendas diseñadas para las personas; para hombres, para mujeres, para todos. Es la libertad que se abre paso entre lo socialmente establecido.

En 1983, el diseñador japonés Yohji Yamamoto decía en The New York Times: «Pienso que la ropa que diseño para hombres queda igual de bien en mujeres que la ropa que diseño para ellas». Creando sus características siluetas fluidas que pasarían a la historia, Yamamoto se preguntaba por qué debía haber una diferencia entre la ropa de mujeres y hombres. Este pensamiento, que tan normalizado tenemos ahora, pero que para aquel entonces era considerado radical o adelantado para la época, sentaba las bases de una nueva forma de entender la moda, con la que marcas como Rick Owens, Telfar, Comme des Garçons, Palomo Spain o Peter Do continuarían por experimentar.

Es, de hecho, unos años más adelante cuando un desfile en concreto llamó especialmente la atención, creando fascinación e indignación a partes iguales. Gaultier, con su show de primavera/verano 1985 Et Dieu Créa l’Homme, profundiza en su particular idea de la masculinidad introduciendo su traje de falda masculino. El enfant terrible de la moda francesa hablaba de que un hombre no lleva su masculinidad en la ropa sino en la mente y esta misma idea, aunque modernizada y adaptada a los tiempos actuales, es la que se está tratando de reinterpretar en las propuestas de moda globales.

Si bien es cierto que la moda genderless no tiene un origen claro, la colección otoño/invierno 2012 presentada por Rad Hourani en la Semana de la Haute Couture de París, compuesta por prendas de patronaje único que unificaban las siluetas para ambos sexos, catapultó el concepto hasta popularizarlo.

Mujeres con traje, hombres con faldas, conjuntos y combinaciones que hemos visto cada vez más en alfombras rojas, pasarelas de Louis Vuitton, Thom Browne, Gucci y Dior, entre otras, o en el original street style de las Semanas de la Moda, es la diversidad en estado puro, la inclusión y el querer sentirse y verse bien con prendas que expresan lo que nos gusta, rompiendo barreras y dejando atrás estereotipos.

Esta moda unisex, que hace décadas parecía centrarse más en el público femenino, con prendas oversize que desdibujaban las fronteras entre el armario de ella y de él, desde hace pocos años se lanza a por la inclusividad plena. No es casualidad que celebridades como Brad Pitt, Bad Bunny, Harry Styles, Oscar Isaac, Jared Leto o Robert Pattinson, sean embajadores de esta tendencia genderless en la que vestidos y faldas de todos los estilos y colores son una opción más en sus armarios.

La generación Z está pidiendo a gritos romper con lo normativo y tienen claro que el futuro de la moda está en el género neutro. Por eso, la demanda de una moda que vaya más allá de lo binario, que explore la identidad de género y que permita a los individuos expresarse de manera auténtica ayuda a promover los valores que esta generación tiene tan presentes: diversidad, igualdad y sostenibilidad.

Este último punto, que tanto está dando que hablar en lo que respecta a la industria de la moda, (teniendo en cuenta que es una de las más contaminantes en la actualidad) parece ofrecer un ápice de esperanza cuando se trata de apostar por prendas sin género.

No es de extrañar que la cuestión de la sostenibilidad en la moda esté en el punto de mira, pues con el auge del fast fashion y su impacto negativo en el medio ambiente, expertos, marcas y consumidores están replanteándose su papel en el futuro de esta industria. En este sentido, muchos diseñadores y marcas de moda han estado a la vanguardia de propuestas de producción y consumo más eco-conscious, centrándose en métodos de producción éticos, en el uso de materiales sostenibles, la reducción y aprovechamiento de residuos y en la adopción de líneas de ropa diseñadas para durar mucho más tiempo, con colecciones atemporales que buscan recuperar la filosofía slow.

De esta manera, la versatilidad del estilo genderless nos brinda la opción de ver nuestros armarios desde una perspectiva diferente, desde un punto de vista mucho más sostenible, abogando por una moda circular y una economía colaborativa. La neutralidad que denotan las prendas, tanto en estructura como en estilo, sientan bien a cualquier persona. Además, el patronaje va más allá de la talla, priorizando la comodidad y la estética frente a la confección ajustada a formas corporales concretas.

En este universo en el que la moda es más libre y el individuo también, los hábitos en el consumidor se ven influenciados de manera positiva, pues la tendencia genderless nos da la posibilidad de compartir más, combinar más y sentir más.