La moda sostenible se ha convertido en una tendencia cada vez más popular entre los consumidores conscientes de su impacto ambiental. Los diseñadores y las marcas están tomando medidas para reducir su huella de carbono y encontrar soluciones más ecológicas para la producción de ropa.

Una de las últimas innovaciones en la moda en general y para la sostenible en concreto, es el vestido de Coperni que lució Bella Hadid en la Semana de la Moda de París de 2022.

El vestido, creado por la marca francesa, es una pieza única que se caracteriza por su disrupción en el sector de la moda. Y todo ha sido posible gracias al español Manuel Torres, que actualmente trabaja en el Biosciense Innovation Center de Londres. Torres logró crear una solución de polímeros, algodón y fibras sintéticas para dar vida a un spray que, al entrar el contacto con la piel, nos da paso a piezas infinitas.

Pudiendo crear piezas únicas, adaptadas a cada cuerpo, estatura, talla, estilo… Sin tener que pasar por un largo proceso de producción y ahorrándole al planeta todos los químicos que derivan de esta. Sin lugar a dudas, esta innovación es una de las formas más efectivas de reducir el desperdicio y la sobreproducción en la industria textil.

Durante muchos años la industria de la moda no ha experimentado grandes cambios en cuanto a su savoir faire, siendo de los pocos sectores en los que las nuevas tecnologías no han incursionado.

Sin embargo, algunos diseñadores y marcas se han dado cuenta de la importancia de encontrar nuevas formas de producir colecciones más respetuosas con el medio ambiente y como sacar partido a la innovación tecnológica para lograrlo. Otras transformaciones digitales que se han puesto sobre la mesa han sido:

  • El uso de impresoras 3D: poder imprimir prendas en tiempo real ya no es una fantasía. Como ya hizo la maison Chanel en su desfile de presentación de la colección otoño-invierno 2016, donde Karl Lagerfeld fusionó el diseño de XX con la vanguardia del siglo XXI.

  • El uso del Big Data: poder conocer y anticipar la demanda de la siguiente temporada. Evitando la sobre-producción y su consecuente contaminación, obteniendo así una producción responsable e inteligente.

En definitiva, el sector de la moda está experimentando un cambio radical gracias a la innovación tecnológica. El vestido de Coperni y la colección de Chanel son solo algunos ejemplos de cómo la industria se está moviendo hacia un futuro más sostenible, eficiente y digitalizado.

Aunque aún queda mucho por hacer, estos pequeños pasos demuestran que la moda está dispuesta a avanzar y adaptarse a las nuevas demandas del mercado y de la sociedad en general. La clave ahora es seguir en este camino y asegurarse de que la tecnología se utilice de manera responsable y ética en todas las etapas del proceso de producción.

Es emocionante pensar en lo que el futuro nos depara en este campo y cómo la tecnología seguirá transformando la forma en que vestimos y nos expresamos a través de la moda.