¿Recuerdan las emociones de la película Inside Out? Esos 5 personajes que aparentemente dirigían el comportamiento de la protagonista: el miedo, la ira, la tristeza, la alegría y el desagrado. Estas 5 emociones, conocidas como las 5 emociones básicas, nos permiten adaptarnos a diferentes situaciones de nuestra vida, y el deporte no es la excepción.

A lo largo de su carrera deportiva, un atleta puede sentirse enojado, alegre, frustrado, confundido, inspirado, satisfecho, decepcionado o triste en diferentes ocasiones; es más, ¡puede sentir todo eso en una misma competencia!, por eso es imprescindible enseñarle diferentes habilidades que le permitan saber qué hacer con toda esa mezcla de emociones, para poder conseguir un buen rendimiento deportivo.

Por supuesto, no es una tarea fácil, pero un primer paso es comprender que cada atleta es diferente. Si bien, todos hemos sentido alguna vez esas 5 emociones básicas, lo cierto es que no las experimentamos o expresamos de la misma forma. Esto se debe a que, a través de nuestra historia de vida o nuestra historia de aprendizaje, vamos atravesando por diferentes situaciones que determinan cómo, cuándo, dónde y con quién expresar cada emoción, lo cual da una respuesta individual en cada uno de nosotros, bajo situaciones y condiciones particulares. Es decir, cada persona vive de manera diferente sus emociones. Todo este abanico emocional nos convierte en personas únicas, con una historia de vida única.

En el caso del ámbito deportivo, mientras que un atleta puede sentirse inseguro antes de competir, otro puede sentirse muy entusiasmado, motivado y con ganas de comenzar. Un gol del equipo contrario, una agresión física o verbal durante el juego, una mirada de desaprobación del entrenador, una lesión fuerte en medio de un partido importante, o incluso un problema personal que le saca de foco, son tan solo algunos ejemplos de situaciones bajo las cuales un atleta puede sentir infinidad de emociones. Por ello, es necesario comprender que la participación del aspecto emocional en la vida de todo atleta es clave y parece ser uno de los pilares primordiales para comenzar a trabajar efectivamente en su preparación deportiva, pues solamente así podremos ayudarles a sacar su máximo potencial.

Y hasta aquí solamente hemos hablado de las emociones que pueden llegar a experimentar los atletas, pero, ¿qué pasa con los entrenadores?, ¿qué pasa con los padres de familia?, ¿el cuerpo técnico?, ¿los árbitros?, ¿el público? A veces parece que olvidamos que todas estas personas también participan, también influyen, también piensan y también sienten, y por lo tanto también deberíamos tomarlos en cuenta cuando hablamos de manifestaciones emocionales en escenarios deportivos… pero de ellos hablaré más a detalle en otra ocasión.

Así pues, ¿por qué es tan importante hablar de emociones y su relación con el deporte? Conforme va pasando el tiempo y vamos teniendo una visión más amplia de lo que implica el deporte, la respuesta parece cada vez más contundente: no hay deporte sin emociones y las emociones también juegan en la cancha. Ya es momento de tomarlas en cuenta.