«Don Quijote» es el nombre del ballet que está basado en las «bodas de Camacho» de la novela El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, donde se relata el romance entre el barbero Basilio y la joven Quiteria o Kitri. Aunque ha sido versionado por distintos coreógrafos y músicos a lo largo del tiempo, es reconocido, principalmente, gracias a la propuesta con coreografía y libreto de Marius Petipa y música de Ludwig Minkus. Este es el montaje de danza clásica más representativo de la cultura de España.

Petipa fue un coreógrafo, maestro de ballet y bailarín francés, radicado en la Rusia Imperial; fue renovador del estilo, con él se dio por terminada la época del ballet romántico y se inauguró la del grand ballet ruso. Entre sus obras, destacan «El lago de los cisnes», «La bella durmiente», «El cascanueces», «Raymonda», «Don Quijote», «Paquita», «La bayadera», entre otras. Vale resaltar que, dada su valiosa estancia en España, Petipa cosechó un gran legado artístico cultural que le posicionó como el coreógrafo con más variaciones de temática española en la historia.

Por su parte, Minkus fue un compositor austriaco de música para ballet, violinista y profesor. Su trabajo musical es de los más populares e interpretados en este ámbito, configurándose como parte integral del ballet tradicional clásico. Algunas de sus composiciones se encuentran en «Paquita», «Nemea», «La Source», «La bayadera», «Don Quijote», etc.

Asimismo, Miguel de Cervantes fue un novelista, poeta, dramaturgo y soldado español, considerado la máxima figura de la literatura de España y universalmente conocido por haber escrito El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha: la primera novela moderna, una de las mejores obras literarias y el segundo libro más editado y traducido del mundo, superado únicamente por la Biblia .

Con un prólogo y cuatro actos, el ballet «Don Quijote» fue estrenado el 26 de diciembre de 1869 en el Teatro Bolshói de Moscú, Rusia y, hoy por hoy, continúa representándose sobre las tablas alrededor del mundo, uniendo danzas, melodías y letras.

Kitri, la protagonista del ballet, se ve obligada a aceptar la proposición matrimonial del rico Gamache, a quien no ama; debe renunciar a su verdadero amor, el joven y apuesto Basilio. Sin embargo, ella se enfrenta a los cánones establecidos y se atreve a contradecir a su padre y a huir con Basilio. Al principio de la obra, Don Quijote y Sancho Panza llegan al pueblo y el primero confunde a Kitri con su amada ideal, Dulcinea, por lo que desafía a Gamache por la mano de la mujer, pero se burlan de él y lo echan del lugar. Finalmente, el amor le gana la batalla al interés, la verdad logra triunfar en la vida de los amantes y los jóvenes enamorados, Kitri y Basilio, se unen en matrimonio.

En 1869, cuando se trasladó a Rusia, Minkus comenzó su colaboración con Petipa, fusionando su trabajo con los requerimientos del coreógrafo y dando como resultado piezas rítmicas, de fácil comprensión y grandes armonías. No obstante, en la versión de Petipa, a partir del siglo XX, se suele reducir la obra a un prólogo y tres actos, ambientados en el siglo XIX, por lo que solo se utiliza una porción de las composiciones de Minkus, siendo la primera y la tercera parte terrenales, mientras que la segunda se asemeja a lo etéreo, al ensueño, por la aparición de Cupido y las dríadas.

Bolero, seguidilla, fandango y baile gitano son solo algunas de las danzas de carácter español que podemos admirar en el ballet «Don Quijote», reuniendo diversas complejidades y momentos icónicos para solistas y cuerpo de baile como el manejo de capas, castañuelas, panderetas y abanicos; de pantomimas, de grandes torsiones corporales y, por supuesto, de los famosos 32 fouettés del personaje de Kitri. Este conjunto le otorga al ballet vitalidad y pasión flamenca.

Las principales características de los personajes del «Don Quijote» se pueden resumir en las esencias de Kitri y Basilio. Ella danza con una técnica muy limpia y precisa, sobre todo, en saltos y giros; con su fuerza y picardía introduce la castañuela y el abanico. Él posee variaciones ricas en saltos grandes y con su personalidad seductora utiliza la guitarra como complemento del estilo español.

Por estas y otras razones, «Don Quijote» es el ballet más representativo de la cultura de España en la historia, además, es el perfecto ejemplo de cómo pueden ser fusionadas las expresiones de diversas ramas artísticas; en este caso, la famosa historia de Cervantes con los movimientos de Petipa y las notas musicales de Minkus. De igual forma, es una clara demostración de la maleabilidad que posee la danza, pues, independientemente de que el ballet clásico contenga cierta carga de tradición, es capaz de transformarse —desde su estilo— en un espejo del apasionado zapateo español.