El té es, sin duda, considerado la bebida nacional del Reino Unido. En la vida diaria de cualquier inglés el café posiblemente gane en popularidad pero lo icónico del té de las 5, que ha quedado en el imaginario colectivo, y que prácticamente nadie hace con una «puntualidad británica», ha dejado esta bebida asociada indisolublemente a la imagen de los ingleses y de su estilo de vida.

No fue hasta el siglo XIX que el té logró tener en Gran Bretaña el apego que tiene en estos tiempos. Fue gracias a la duquesa de Bedfor. Un día, al sentirse una tarde un poco cansada, pidió que le sirvieran una taza de té con algo de comer. El hecho en sí pareció sentarle tan bien que desde ese momento empezó a reunir a sus amigos alrededor del té de la tarde, donde servía la bebida acompañándola de pasteles. Dando nombre así al Afternoon Tea, o lo que es lo mismo, el famoso «té de las 5».

Entre los destilados, por su parte, posiblemente el más británico es la ginebra.

Los conocedores de los secretos de la royal family más conocida del mundo aseguran que esta bebida nunca falta tampoco en el mueble bar de la realeza inglesa. Desde hace unos días la ginebra también forma parte de la lista de productos que pueden adquirirse en la tienda oficial de la monarquía inglesa. Y es que su graciosa majestad, Isabel II, ha permitido que se comercialice la ginebra que nace directamente de las dependencias del palacio de Buckingham.

La ginebra está a la venta en la web de The Royal Collection. La ginebra real tiene notas herbales y cítricas de cerca de doce extractos naturales recogidos de los mismísimos jardines de palacio. Se trata de un espacio de cerca de 16 hectáreas, hábitat natural de 30 especies de pájaros y otras cerca de 250 de plantas silvestres. Esta ginebra del palacio de Buckingham ha salido a la venta por 40 libras (unos 44 euros), la botella de 70 cl, y ha tenido tan buena acogida que en tan solo unas horas ya se había agotado la primera remesa. Solo se vende a mayores de edad que vivan en Reino Unido aunque no llegará a casa del primer comprador hasta octubre.

La esencia de esta ginebra está impregnada de notas cítricas y herbales, derivadas de 12 componentes botánicos, varios de los cuales han sido extraídos del jardín del Palacio de Buckingham, como verbena de limón, bayas de espino, hojas de laurel y de morera. La plantación de moreras se popularizó en Inglaterra durante el reinado de Jaime I y ese vínculo real aún perdura hoy con 40 especies diferentes de árboles en el jardín del Palacio.

La ginebra forma parte de las bebidas favoritas de su majestad Isabel II. Según contaba el periodista Andrew Alderson del Daily Telegraph hace unos años, después de pasar un par de semanas en palacio, la reina toma todos los días un dubonnet, que es un cóctel del que también gustaba la reina madre. En el caso de la actual soberana tiene que ser servido con una parte de ginebra, dos de dubonnet, un vino dulce fortificado de origen francés, dos cubitos de hielo y una rodaja de limón. Desde The Royal Collection Trust recomienda para calmar la sed, sin embargo, «servir una medida de ginebra en un vaso corto lleno de hielo antes de rellenar con tónica y adornar con una rodaja de limón».

No hay una ginebra más exquisita en el mercado que la de la reina Isabel, por su real abolengo y por su elegancia. La botella de vidrio transparente está decorada con una etiqueta azul turquesa que lleva como motivo un marco dorado repujado, del estilo de los muchos que cuelgan en las paredes de palacio, con flores naturales intrincadas. El propio Palacio de Buckingham firma el producto con el símbolo de la corona, ambos de color dorado, a tono también con el tapón.

Todas las ganancias de las ventas de la ginebra se destinan a The Royal Collection Trust, una organización benéfica registrada, que ayuda a financiar el cuidado y la conservación de la Colección Real, y la promoción del acceso y el disfrute de la Colección a través de exposiciones, publicaciones, préstamos y programas educativos.

Su salida al mercado, tras haberse anunciado que el Castillo de Windsor, el Palacio de Holyroodhouse, el Royal Mews en el Palacio de Buckingham y las Galerías de la Reina en Londres y Edimburgo reabrirán al público el 23 de julio, viene a remontar la crisis que atraviesa la marca real después de haber caído drásticamente su facturación a causa del coronavirus y el confinamiento. Los beneficios estimados eran de 77 millones de libras (cerca de 85 millones de euros). A día de hoy apenas se han recaudado 13 escasos (casi 14 millones y medio de euros).

Desde que la madre de Isabel II, Isabel Bowes-Lyon, todavía vivía, la prensa británica ha bromeado siempre con la posibilidad de que el mejor truco antienvejecimiento de la conocida como Reina Madre fuera su gran afición por bebidas alcohólicas como la ginebra a casi todas las horas del día, una pasión que mantuvo hasta el mismo día de su muerte a los 101 años.

«La sola visión del vino me sube el ánimo. Sería una tragedia si no pudiera beber nunca más». Esto fue lo que la reina madre de Inglaterra, le dijo a su marido, Jorge VI, en 1925, estando embarazada y, por tanto, privada de alcohol. Ahora, un nuevo libro sobre la familia real británica revela la rutina alcohólica de la madre de Isabel II. En Behind the Throne: A Domestic History of the Royal Household, el historiador Adrian Tinniswood recoge los testimonios de varios trabajadores de la casa real que relatan qué, cuándo y cuánto bebía la reina madre. Entre estos, destaca Margaret Rhodes, sobrina y dama de compañía de la madre de Isabel II. Rhodes asegura que Isabel Bowes-Lyon bebía ginebra y también Dunnet, licor similar al vermú, antes del almuerzo; vino con la comida; un Martini antes de la cena y, por último, una copa de champán. Un hábito que, según la dama de compañía, «jamás variaba».

El secretario privado de la reina madre, Colin Burguess, añade a este menú un vaso de oporto después del almuerzo, y posterior, por tanto, a la ginebra y al Dunnet, un segundo Martini antes de la cena y una copa del champán francés Veuve Clicquot de vez en cuando en la comida. Burguess ya contaba en las memorias sobre sus años al servicio de la reina madre, Behind Palace Doors: My Years with the Queen Mother, publicadas en octubre de 2017, que uno de sus cometidos era asegurarse de que siempre hubiera una botella de Dubonnet en los actos oficiales, pues, decía, la reina madre era «una bebedora devota».

El apego a estos licores es, sin duda, un legado que ha dejado a su hija, la actual soberana. En agosto de 2017, Darren McGradi, cocinero en Buckingham durante 11 años, desvelaba que Isabel II tomaba cuatro bebidas alcohólicas al día, una práctica muy similar a la de su madre. La primera, poco antes de la comida, una ginebra con Dubonnet, rodaja de limón y mucho hielo. Un dry Martini suele acompañar sus comidas, que terminan con una onza de chocolate y una copa de vino. Y una copa de champán antes de irse a la cama. Un menú digno de la reina que más tiempo ha ostentado una corona y, por ende, a la altura también de su progenitora, la reina madre.

La reina Isabel II tiene una manía muy peculiar respecto a los hielos con los que enfría sus gin tonics. Esta exigencia no tiene nada que ver con el sabor o el aroma de la bebida, sino con el ruido que hace. Para la soberana inglesa, los hielos que no tiene forma redonda provocan mayor escándalo y reducen, para ella, el placer de consumir un gin tonic. Esta manía con los hielos redondos obligó a su marido, el duque de Edimburgo, a encargar una máquina especial que produjese hielos como canicas y no en cubos.

Pero no es el único uso que tiene este destilado en la casa real; según contaba Angela Kelly, modista de la reina, en su libro The Other Side of the Coin, a veces usaba la ginebra para dar lustre a las joyas. «Un poco de ginebra y agua son muy útiles para dar un brillo extra a los diamantes, pero ¡no se lo digáis al joyero!», decía. Angela Kelly es la persona responsable de que todos tengamos en nuestro imaginario la imagen más icónica de la reina, con esos looks monocromáticos de colores alegres y que ha estado trabajando junto a Isabel II desde 1994.

La ginebra es una bebida alcohólica destilada que posee un sabor predominante a nebrinas, los frutos del enebro. Se trata de una de las categorías de destilados más amplia, con diversas regiones de producción, estilos y perfiles de sabor. Sus orígenes se remontan a la Edad Media y desde entonces ha evolucionado de una medicina herbal a convertirse en uno de los licores espirituosos más populares del mundo. La ginebra se desarrolló a partir del destilado neerlandés jenever y se hizo popular en Gran Bretaña, especialmente en Londres, cuando Guillermo de Orange se convirtió en el rey Guillermo III de Inglaterra. La ginebra contemporánea se produce de diferentes maneras, a partir de una amplia gama de ingredientes herbales. Después del enebro, la ginebra tiende a ser aromatizada con botánicos / herbales, de especias, flores o frutas. Es más comúnmente consumida en mezcla con agua tónica.