La ablación del clítoris, conocida también como “circuncisión femenina” y oficialmente llamada "mutilación genital femenina" por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la eliminación parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris, para así eliminar el placer sexual en las mujeres.

Esta práctica, que se realiza considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico, ha sido prohibida en cincuenta y nueve países, sin embargo, doscientos millones de niñas han sido víctimas antes de cumplir los quince años y se estima que cada año hay tres millones de víctimas más. El 8 de agosto de 2016, el Parlamento Panafricano, órgano legislativo de la Unión Africana, aprobó la prohibición de la mutilación genital femenina en los cincuenta países miembros.

Esta costumbre, de procedencia incierta, se practicaba originalmente en algunos países de África y Oriente Medio como un ritual de iniciación, aunque algunas versiones indican que sus orígenes podrían estar en el Antiguo Egipto y que de ahí se extendió al resto de África, si bien se ha observado que esta práctica no se limita solo a este continente sino que también se da en Asia y en algunos lugares de América. La mutilación delimita el estatus de la mujer y en algunas regiones es incluso una de los requisitos para contraer matrimonio desdeñando los problemas de salud que conlleva, tanto físicos como psicológicos. La ablación causa sepsis (infección), hemorragias graves, problemas urinarios y, a largo plazo, problemas durante la gestación y el parto, un mayor riesgo de muerte en neonatos e incluso la esterilidad.

Según las estadísticas, la práctica de la ablación afecta en la actualidad alrededor de unos ciento cuarenta millones de mujeres y niñas en el mundo. Se cree que cada vez se practica a niñas con una edad mucho menor, a fin de evitar que quienes sufren la mutilación juzguen la práctica por sí mismas al crecer. Según la OMS, suele practicarse en la infancia, entre la lactancia y los 15 años. En África, hay aproximadamente noventa y dos millones de mujeres y niñas de más de 10 años de edad en quienes se ha llevado a cabo.

El aumento de la inmigración ha llevado esta brutal tradición a muchos rincones de Europa. Se estima que en España diecisiete mil niñas podrían ser víctimas de esta agresión. Es por eso que el Gobierno propone que esta práctica pase a ser incluida en la futura ley de violencia intrafamiliar ya que muchas de las víctimas españolas y europeas sufren la mutilación en las vacaciones familiares en sus países de origen. Es por eso que Médicos del Mundo está impulsando una campaña de sensibilización para estos casos que anima a firmar un acuerdo entre médicos y familias para que se comprometan a realizar revisiones a las niñas a la vuelta.

Una de las voces que más ha luchado contra la mutilación femenina es la ex modelo somalí Waris Dirie que fue víctima de ablación con cinco años y que en el momento cumbre de su carrera como modelo lo relató en una entrevista para la revista Marie Claire, convirtiéndose así en una de las primeras personas que ponía voz y rostro a esta horrible costumbre. En 1997 fue Embajadora especial de la ONU contra la mutilación genital femenina.

Existen numerosos grupos y activistas que llevan años luchando contra la práctica de la mutilación genital femenina a través de la concienciación y de la información, enseñando que esta práctica no tiene ninguna razón médica o religiosa que la justifique. Según un informe Unicef, la mutilación genital femenina podría erradicarse en una generación si se hace un verdadero esfuerzo cultural, pero para ello debemos ser todos conscientes de que esto nos afecta a todos.