Seguramente Tanzania es uno de los destinos para parejas de recién casados por excelencia. Ese viaje exótico e irrepetible que nos ofrecerá apasionantes safaris y playas paradisiacas que suelen ofrecer las guías de viaje a precios desorbitados. A veces es difícil tener una visión más real y cotidiana de este tipo de destinos y conocer lo que no es tan común ver en la foto y que está, por tanto, fuera de campo o en el “espacio off”. Esto puede incluso ser la parte que justificaría un viaje, ya que todo lo que suele verse en el panfleto de una agencia o en la foto de una guía no va a esconder mucho más, por bonito que sea. No se puede negar que los safaris sean una experiencia impresionante o que las playas de Zanzíbar no merezcan una visita, no estoy tan loca. Pero vale la pena reivindicar la oportunidad que este palpitante país ofrece de ver otras cosas mucho más enriquecedoras. Tanzania debería venderse como uno de los países más seguros y estables de África, donde el orgullo nacional y la corrección casi nórdica de sus habitantes contrastan con el típico ritmo frenético y el caos de las urbes africanas.

Una de las cosas que más sorprenden de Dar es Salaam es el silencio y la calma de los transeúntes y viajeros de autobús. El tráfico desbocado y la falta de un urbanismo realmente planificado no contaminan el carácter cívico y sereno de los tanzanos, cuando por mucho menos en Madrid se producen escenas de agresividad incontrolables. Pero esto no es algo que puedas percibir cuando estás en un resort en Zanzíbar. Al verdadero tanzano lo conoces cuando te pierdes en una ciudad como Dar es Salaam, donde el turista no pasa más tiempo que las horas que dura una escala entre los vuelos hacia los safaris en Tarangire, Serengeti, Karatu o Ngorongoro y el vuelo a las playas de Zanzíbar.

La capital del país ofrece el lado más real y sincero de Tanzania, con referencias constantes al héroe nacional Julius Nyerere. En el austero National Museum & House of Culture se nos ofrece, entre otras muchas cosas, un recorrido por la vida del presidente. Considerado padre del socialismo africano, es querido y valorado por la mayor parte de los ciudadanos debido a su papel aplicando nuevos modelos de desarrollo en el país. Nyerere trató de salvar a Tanzania del destino que sufrieron otros muchos países como Nigeria tras la descolonización, potenciando y revalorizando una lengua común como el Swahili, que actualmente sirve como lazo de unión y seña de identidad nacional entre los tanzanos. Nyerere fomentó la educación en esta lengua en los estratos sociales más bajos y eso no suele suceder en la mayor parte de los países africanos, donde la fragmentación cultural y social hacen muy difícil la conciencia de país necesaria para romper con alguno de los vicios políticos y sociales más nocivos.

Otro de los puntos recomendables de la ciudad es el mercado, donde los lugareños compran y comen el pescado recién capturado y que sirve de punto de encuentro social. Uno de los atractivos es asomarse a la playa y ver cómo los jóvenes juegan partidos de fútbol en la arena al tiempo que los pescadores se acercan a la orilla con sus dhwos o barcos tradicionales para descargar la mercancía y los aperos de pesca.

A unos 75 km de la capital se encuentra Bagamoyo, de lo más turístico que ver por la zona, aunque aun así, muy olvidada en los circuitos convencionales. Lo mejor de esta excursión es coger el microbús público que une Dar es Salaam con la ciudad, bajándote en los mercados a pie de carretera donde hace parada para respirar la verdadera dinámica del rural tanzano. Bagamoyo fue un centro de esclavos y de comercio de marfil, además de capital del África Oriental Alemana desde 1886 hasta 1891. Aunque la esclavitud fue abolida oficialmente en 1873, continuó clandestinamente hasta finales del siglo XIX. Zanzíbar y Bagamoyo son los testigos de aquella época vergonzosamente larga y oscura que marcó para siempre el orgullo del continente. Exploradores como Burton, Speke, Grant, Livingston y Stanley pasaron en algún momento de sus viajes por este enclave de importancia vital en la historia del país. Es obligada la parada en Pumbuji, el primer asentamiento árabe en Bagamoyo, donde todavía pueden verse los restos de dos mezquitas y numerosas tumbas. Otro punto interesante es la Iglesia de Bagamoyo, construida en 1868 y considerada la primera iglesia de la costa este de Ãfrica y el Mwembe Kinyongo, donde los considerados culpables de algún delito durante el periodo de colonialismo alemán eran ahorcados. Además de su valor histórico, Bagamoyo cuenta con algunas de las mejores playas de la Tanzania continental, de arena blanca y fina y de aguas templadas y cristalinas.

Desde el sur también se puede visitar algún safari y sobre todo, conocer la parte central del país, que es muy reveladora. El Parque Nacional de Mikumi se encuentra a unos 280 kilómetros de la capital.. Aparte de las inolvidables estampas de animales que en Europa raras veces veremos en libertad, la experiencia es doblemente memorable gracias al camino de ida y vuelta en coche. Yo soy de las que fervientemente defienden los recorridos por carretera cuando viajo, ya que permiten ver desde cerca lo que ocurre y hacer paradas que te hace conocer mucho mejor el lugar en el que te encuentras. El paisaje hasta la región de Morogoro, donde se encuentra el parque, es evocador y los mercados ambulantes y restaurantes de carretera por donde nos veremos obligados a pasar son la mejor forma de integrarte con los tanzanos, comer lo que comen y vislumbrar su estilo de vida, siempre de puertas para afuera. En lugares como Msolwa, los pueblos concentran su vida comercial en las carreteras, flujo de tráfico y de gente y cuando llega la noche, solo las luces de las brasas de los puestos de comida y algún farol alumbran las calles.

Hay que insistir en que si sueñas con vivir la experiencia de pasar unos días en un safari lo mejor es el norte de Tanzania, por sus paisajes y su impactante fauna. Que Zanzíbar esconde mucho más que hoteles de lujo y su asombroso colorido y exuberancia merecen una visita. Pero no releguemos los pequeños rincones cotidianos a la hora de visitar un país con tanta riqueza y belleza como Tanzania porque es allí donde solemos recibir los golpes de realidad que perdurarán para siempre en nuestro recuerdo al regreso de nuestro viaje.