Considerado un artista esencial en la exploración de técnicas fotográficas experimentales y en la representación de la relación entre el ser humano y la naturaleza, Roberto Huarcaya (Lima, 1959) ha desarrollado una práctica artística centrada en el uso de fotogramas de gran formato, realizados sin cámara, que capturan la esencia de diversos paisajes y personajes peruanos mediante el contacto directo de elementos naturales con papel fotosensible. Este enfoque le ha permitido crear series emblemáticas como Amazogramas, Andegramas y Océanos, que han sido expuestas en importantes instituciones y festivales internacionales, incluyendo la Bienal de Venecia, Paris Photo y Les Rencontres d’Arles.

Huarcaya se apropia del fotograma –técnica fotográfica anterior a la invención de la cámara– para producir obras de escala monumental. Estos registros, obtenidos mediante procesos como el cianotipo o el marrón Van Dyke, son el resultado de largas expediciones por distintos territorios del Perú. El artista despliega grandes rollos de papel fotosensible con los que recoge las huellas físicas de elementos naturales y culturales: hojas, ramas, raíces, piedras, objetos rituales, máscaras, trajes, instrumentos musicales o los cuerpos de los sujetos retratados.

Este procedimiento artesanal, que desafía la inmediatez de la imagen digital contemporánea, articula una mirada alternativa sobre la fotografía. No se trata aquí de capturar un instante, sino de permitir que el tiempo, la materia y la luz interactúen con el soporte durante horas, a veces días, en un gesto que vincula lo fotográfico con lo escultórico, lo performático y lo ritual. El espectador se ve confrontado con cuerpos y paisajes que no han sido simplemente fotografiados, sino literalmente tocados por la imagen. Esta estrategia pone en crisis las lógicas convencionales del encuadre, la composición y el punto de vista, desplazando la mirada hacia una forma de conocimiento sensible, corporal, envolvente.