Confieso que nunca dudé de que mi vida iba a estar ligada a las humanidades. La verdad sea dicha: siempre he sido más diestra con la letra que con el número. Sin embargo, considerar el escribir como mi futura profesión es una decisión recientemente puesta en práctica, porque, al igual que para muchos, la escritura ha sido y es solo una compañera de vida, una confidente. Y, para mí, a eso se limitaba: a lo personal.
Definirme como escritora es una tarea compleja por esta misma razón. ¿Cómo defines algo que es natural en ti misma? Desde que tengo memoria, siento una innegable atracción hacia lo creativo. De niña, si no me encontrabas pintando, lo hacías dibujando o con un lápiz escribiendo historietas e intentos de poemas.
Pero mi relación con la escritura ha pasado por varias etapas. La primera fue una mera expresión de creatividad y entretenimiento. Durante la segunda, la redefiní: escribir fue una herramienta que me ayudó a exteriorizar lo que mi yo adolescente temía verbalizar. Se convirtió en un refugio, donde mis palabras no serían sometidas a juicio ni tendrían represalias.
La tercera etapa llegó algún tiempo después. Como mencioné al inicio, las letras y las humanidades eran mi destino inevitable. El año previo a la universidad supe que la Historia del Arte sería la disciplina de la que haría carrera: sentí una mezcla de emoción y alivio, similar a la sensación de encontrar la pieza perdida debajo del sofá, por fin puedes seguir montando el puzzle.
No es de extrañar que la tercera interpretación la hiciese durante la universidad, donde exploré mi relación con la escritura enfocada exclusivamente en el arte: lo que por mucho tiempo había sido un entretenimiento, y luego un refugio, ahora podía manejarlo como una herramienta profesional para impulsar mi carrera.
Durante estos años, mejoré mi destreza y desarrollé un estilo personal, pero descubrir que tenía buena mano para la escritura a ojos ajenos fue algo determinante en mi autoconocimiento como escritora: no solo yo disfrutaba con lo que escribía, sino también quien me leía.
Finalmente, me gradué en Historia del Arte en la Universidad de Murcia. En esta etapa, exploré innumerables temas artísticos, culturales e históricos, y sobre todo experimenté con diferentes formas de expresión: desde análisis técnicos y precisos, pasando por reseñas más personales, hasta comentarios críticos de obras, artistas y exposiciones. Mis estudios culminaron con la investigación sobre el arte feminista tras la guerra civil española, temática principal de mi tesis. Todo ello me moldeó como profesional y refinó mi perspectiva para el futuro: decidí que quería ser Crítica de Arte.
Veremos cómo mi objetivo se desdibuja por un tiempo, porque los primeros pasos los di en Polonia: tuve ahí mi primer despliegue como historiadora del arte trabajando como guía turístico. El impacto que tuvo en mi crecimiento profesional y como escritora fue significativo: cada vez más especializada y madura, pero sin perder la naturalidad y sensibilidad características.
Continué mi andadura por el extranjero cuando me mudé a Canadá por un año, donde experimenté un mundo nuevo y lleno de posibilidades, donde nuevamente se reafirmó la idea de dedicar mi vida al arte, a la cultura y a escribir sobre ello.
El dicho de "tener al enemigo en casa" es, probablemente, la mejor descripción del caos que se batallaba en mi cabeza: un batiburrillo de ambiciones y dudas sobre si sería lo suficiente impactante, perspicaz y relevante, o demasiado emotiva, personal y narrativa.
Pero a medida que he explorado mis fortalezas y flaquezas, todas esas dudas de juventud —de estar empezando y no estar segura de nada, pero querer intentarlo todo— se han disipado, permitiéndome redibujar el camino que un día decidí tomar.
Esta trayectoria que he narrado es lo que me ha traído hasta aquí: por fin he abrazado la idea —escandalosa para mentes necias— de que mi trabajo puede ser mi pasión, incluso si mi pasión es el arte. Así, a partir de 2024, colaboraré con Meer como especialista en arte, cultura, arquitectura y diseño, una oportunidad para seguir consolidando mi carrera como escritora de arte. En cuanto a mi actual relación con mi profesión, me encuentro en una etapa de exploración: estoy estudiando un máster en Diseño de Interiores y Arquitectura en la Escuela de Arquitectura y Diseño INSENIA, asistiendo a un curso de Crítica de Arte y Escritura proporcionado por NODE, y trabajando en un proyecto personal de investigación artística que estaré más que encantada de compartir aquí. A medida que leáis lo que escribo, os percataréis, si no lo habéis hecho ya, de que mi estilo es, cuanto menos, genuino: procuro que sea el fluir de pensamientos, emociones y experiencias los que guíen mis palabras. Casi como una conversación entre yo y yo misma, y ahora vosotros.