Con Preludio para el sol y las estrellas, Sandra Cinto transforma el Espacio C de Es Baluard Museu en un lugar suspendido entre tiempo, materia y percepción: un espacio que no se impone, sino que envuelve al espectador en un paisaje expandido que invita a la pausa, la escucha y la contemplación. La instalación, pensada site-specific y construida a partir del dibujo, la línea y el ritmo, genera una experiencia inmersiva como parte de una travesía sensorial.
Sandra Cinto es una de las artistas más relevantes desde los años noventa en Brasil, y ha destacado internacionalmente por su dominio del dibujo y la pintura, así como por su versatilidad para trabajar con diversos medios. Desde murales monumentales hasta delicadas pinturas de pequeño formato, esculturas de madera o cerámica, instalaciones con papel, libros-objeto e incluso objetos muebles, su obra se caracteriza por un lenguaje visual propio, rico en simbología, que dibuja paisajes líricos y narrativas que oscilan entre la proyección simbólica, la fantasía y la realidad.
La exposición se despliega en tres espacios que, conectados a través del dibujo, dialogan entre sí, creando una experiencia envolvente a la vez que generan entornos para la esperanza y la transformación. Así, el primero de ellos es una instalación compuesta por telas de gran formato que ocupan una gran parte del espacio expositivo, evocando los siete mares: una alusión a la complejidad de la travesía y el desplazamiento en la sociedad contemporánea. Los otros dos espacios presentan dos grandes murales: uno dorado, que sugiere un paisaje sin fronteras, luminoso y abierto, metafísico; y otro, azul oscuro, que evoca la noche, el silencio y la introspección. Estas superficies, lejos de ser simples fondos, se transforman en arquitecturas emocionales donde el dibujo se convierte en un campo simbólico y poético, y en los que tanto la luz como el agua actúan como metáforas del tiempo que transcurre, transformándolo todo a su paso.
Para Cinto, el dibujo trasciende la bidimensionalidad y se expande armoniosamente en el espacio, enlazando las distintas partes de la instalación mediante el trazo. La percepción aquí no es solo visual: el espectador se mueve por un entorno multisensorial, que potencia la experiencia, ayudando a entrar en una atmósfera íntima y a acompasarse con el universo dibujado. La exposición se presenta como un refugio que invita a la pausa, el silencio y la reflexión, un espacio-tiempo donde el cuerpo escucha, respira y habita la obra.
La exposición propone una travesía por diferentes escalas que reposicionan al espectador, catalizando lo micro y lo macro en una misma experiencia: desde lo íntimo y corporal hasta lo cósmico y universal. Los mares turbulentos y cielos estrellados se entrelazan con la arquitectura del museo, generando una ilusión de expansión. Esta articulación de escalas conecta el cuerpo, el espíritu y el cosmos en un viaje compartido que invita a reconocer y empatizar con la travesía del otro, una experiencia que no es sino colectiva y humana. La obra de Sandra fluye invitándonos a entrar intuitivamente en el mundo de los sueños y los símbolos, donde todo es posible, y ofrece una lectura a la vez sensible y urgente de nuestro presente. Con piezas cargadas de simbolismo y memoria, su obra nos convoca a presenciar, imaginar y esperanzar juntos.









![Saul Steinberg, The museum [El museo] (detalle), 1972. Cortesía del Museo de Arte Abstracto Español](http://media.meer.com/attachments/dfbad16c22c5940b5ce7463468ac8879f3b4bf23/store/fill/330/330/042ecf3bcd2c9b4db7ddbc57cb32e950c095835f7b5cd55b6e1576a6e78c/Saul-Steinberg-The-museum-El-museo-detalle-1972-Cortesia-del-Museo-de-Arte-Abstracto-Espanol.jpg)


