¿Cómo se pinta una metamorfosis? En su última serie de lienzos, presentada aquí bajo el título Bleeding boundaries, José Eduardo Barajas utiliza las superficies bidimensionales de 35 lienzos, ensamblados en cuatro grandes obras, para transmitir una reorientación fundamental de su relación con su cuerpo y, por extensión, con el propio acto de pintar.
Antes de estas obras, las pinturas de Barajas —realizadas cubriendo los lienzos con grandes gestos expresionistas para luego resolver gradualmente las formas que flotaban en la superficie—solían definirse por una ambigüedad onírica. En su última secuencia de pinturas, Barajas ha cambiado de medio y proceso; siguiendo el seminal ensayo de Donald Judd de 1962, Specific objects, también ha ampliado los límites de su arraigado interés en la relación entre la pintura y el espacio, ensamblando sus nuevas obras en una secuencia de estelas, es decir, las planchas de piedra grabadas que utilizaban las antiguas civilizaciones para promulgar historias de estado oficiales.
La historia aquí plasmada es a la vez profundamente personal e inescrutable; está vinculada a, pero sin representar, los acontecimientos de los últimos siete meses del artista: un diagnóstico de cáncer, un embarazo, tediosos meses de tratamiento y, ahora, un nacimiento inminente. En lugar del cliché de representar la vida y la muerte como imágenes especulares, ha sublimado esos temas en una secuencia de abstracciones delicadamente caligráficas, sugestivas de los crecimientos parasitarios, tanto generativos como destructivos, que convierten nuestros cuerpos en seres extraños.
Barajas comenzó a trabajar en esta serie con una secuencia de óleos —un medio que no había utilizado en cinco años— que se centraban en inquietantes paisajes interiores de vesículas enfermas y células en floración. Esas imágenes debían compartir espacio con lienzos que sugerían vientres distendidos, verduras demasiado maduras y la acre inflorescencia de una flor cadavérica. Sin embargo, Barajas quería ir más allá de una representación tan literal y la introducción de nuevos materiales exigía una desviación más radical de las superficies brillantes e impermeables de su obra anterior. Al fin y al cabo, el cuerpo es poroso. ¿Y si, en lugar de intentar representar la transformación, la obra se transformara?
En los lienzos que se ven aquí, Barajas se inspiró en las pinturas de maternidad de Louise Bourgeois de finales de su carrera, que utilizaban acuarelas azules y rojas para transmitir los límites difusos entre los cuerpos anidados, y creó una serie de abstracciones urgentes y expresivas en acuarelas, tintas, acrílicos y óleos. Estas imágenes parecen pergaminos manchados de sangre o arañas vasculares que se arrastran bajo una piel privada de sol. Al aplicar los pigmentos con sus propias manos y permitir su propagación aleatoria por el lienzo, ha reencontrado el espacio pictórico como una extensión de su cuerpo, infinitamente en flujo. Las células desbocadas y los cigotos en división de aquellas primeras exploraciones merodean por la superficie en lugar de hacerlo sobre ella. En estas estelas flotantes ha dejado atrás el difuminado de la memoria para inscribir un futuro indeterminado no en la piedra, sino en la piel.
(Texto por Michael Snyder)