Sandra Serrano Finettiempezó su andadura en el mundo de la moda cuando ganó el Concurso Jóvenes Creadores del Mundo del año 2012, cerrando la Semana Perú Moda de ese año, con su creación Refugio, inspirada en la Reserva del Manu en el departamento de Madre de Dios, en Perú. La artista que era desde niña, el volcán de creatividad que llevaba dentro erupcionó. Sandra hace brotar moda, diseño y sostenibilidad por donde pasa.
Conocí a Sandra en el año 1999 porque fuimos al mismo colegio y me tocó ser su compañera de pupitre. Yo me senté al lado suyo, uniforme a cuadros, jersey verde, la observé y en algún momento conectamos, como diría ella.
Mientras ella dibujaba flores, bocetos, peces en el río, yo rellenaba los cuadernos como una obsesa, siguiendo el status quo que dictaba la vida escolar. La energía artística que emanaba ya desde esa época era tan indescifrable como lo es ahora, en lo que quiere ser, o no, una crónica-entrevista para recorrer su andadura por la moda y otros caminos.
En mis ganas de organizar una entrevista en toda regla, como me hubiera gustado, con su grabadora, sus pausas, con el tiempo para varios encuentros con esta diseñadora que es amiga y viceversa, tuvimos en cambio un tropezón de entrevista de dos días, cara a cara, entre Madrid y Barcelona, entre cañas y calles de Lavapiés, entre gambas al ajillo, patatas bravas, una exposición y muchos off the records. Luego desde Lima, el desfase horario y videollamadas de WhatsApp.
Ayacucho. Ferrara. El inicio
Han pasado 26 años desde la última vez que la vi. Le propongo hacer la entrevista en los dos días que tiene libre en su paso por Madrid. Acepta. Me dice que siempre tuvo claro que quería ser artista. Era niña pero ya escuchaba a Jimmy Hendrix o Janis Joplin y soñaba con ser una chica de Woodstock. Hablamos de cómo los orígenes nos atraviesan. Le preguntó si su arte viene desde niña, si alguien de su familia le enseñó. Me dice, resuelta, “nadie me enseñó, todo brotó de mí”.
Por el lado paterno, una abuela de Ayacucho, recelosa, distante, a la que honra con el suéter abierto que lleva puesto el primer día que la veo y me dice que son las que usan las empleadas domésticas en Perú. Reconozco el diseño a duras penas. Entonces menciona su paso por Puno, un departamento del Sur de Perú, donde aprendió y compartió técnicas y vivencias con las y los bordadores de Ilave. Porque ahí los hombres también tejen y bordan.
Por el lado materno, su abuela italiana de Ferrara, su mamma, también le heredó el amor por las chompas, que es como llamamos al suéter o jersey en Perú. De su mamá le viene la sensibilidad y el espíritu jovial. Le ha regalado un telar, que ha mandado a restaurar para ella. Le veo la carita de niña feliz con juguete nuevo. No tiene planes sobre qué va a tejer, o, con toda lógica, no me va a contar todos sus planes, pero sus manos están listas para crear piezas con su sello especial.
Le cuento que en el colegio yo siempre terminaba en el taller de costura por descarte y no llegué más lejos del punto cruz. Se ríe. No le he contado que, antes de su llegada, guardé un pantalón al que ilusamente pretendía hacerle los bajos viendo los premios Goya. Yo la miro mientras suelto preguntas y la interrumpo y veo que le flotan alrededor cremalleras, hilos, lanas, dedales, y botones, como en un cuadro de Dalí.
Retomo el recuento de su vida donde la dejé, después del colegio. Estudió 3 años de arquitectura en la Universidad Ricardo Palma.
¿Cuál es tu figura geométrica preferida? El triángulo, me responde.
Cuando la arquitectura le chirriaba un poco y ella quería meterse de lleno en la moda, para ganar algo de dinero trabajó en la cadena KFC. Polifacética. Luego estudió 2 años en la escuela de moda “Mod’art”, de Lima, donde obtuvo el primer puesto de su promoción y posteriormente organizaría los desfiles de la escuela y se formaría como docente. Fue profesora de Diseño, Introducción al Patronaje, Diseño para principiantes, Dibujo Técnico.
Me cuenta de sus alumnas, de su faceta de maestra de niñas de 7, 11, 15 años, resaltando a una de sólo 4 años, futura promesa, remalladora con máquina, talentos que detecta. Su trabajo es en extremo cuidadoso, es constancia, disciplina, le gusta generar conceptos, trazar volumen, mezclar texturas. Se fija en una niña promesa de 4 años y en una mujer originaria de los Andes peruanos que ejerce de maestra para ella, en esa sabiduría ancestral que tienen las mujeres de este territorio.
En 2012, se presenta al concurso Jóvenes Creadores al Mundo, en la categoría Algodón y Alpaca, con su colección Refugio, colección que se inspira en el Parque Nacional del Manu. Entonces fluye la creatividad, el don con el que ha sido bendecida y crucificada, al mismo tiempo. Presenta dos prendas en alpaca: un jersey con mangas estilo murciélago, de flecos negros, en claro guiño con el ave que representa al país, el Gallito de las Rocas, que vive en esta zona del Parque. La otra prenda, un vestido inspirado en la imagen satelital del Río Manu, que atraviesa el Parque y al que debe su nombre, con brazalete y aplicaciones en tonos verdes.
Le digo que es mi prenda favorita, que ese verde yo también lo conozco, que su prenda ganadora es un sueño amazónico, libre, calmo y furioso a la vez, tal como es la selva. Cuando me enteré que ganó el Premio, grité de emoción pero ella no lo podía saber. Yo llevaba 4 años instalada en Europa y sólo me daban ganas de abrazarla. La felicité por Facebook. La compañera de colegio que me hizo una tarjeta de cumpleaños de las más creativas que me han regalado ganó un premio de modas y yo parecía la ganadora.
Sandra cose, da entrevistas, lee sobre el control del ego, práctica yoga. Reconozco su espíritu cuando me dice “Yo siempre soy Pirata”. Pero también me habla del reconocimiento para las tejedoras, los productores de algodón y fibras nativas, pide más apertura al establishment de la moda peruana, tan cerrado y selecto al mismo tiempo. Reclama por otros y otras diseñadoras más allá del mundo capitalino.
Ese mismo año también ocupa el tercer lugar del premio “Luces” del diario El Comercio, el de mayor tirada del país. Me explica que ama el tejido plano, que el vestido de la fiesta de fin de la Secundaria se lo hizo ella, que miraba las famosas revistas Burda. Yo le cuento de la máquina Singer de mi abuela y la ropa que nos hacía a mi hermana y a mi prima con esa revista. El repiqueteo del engranaje entre hilo y tela, el pie de mi abuela dale que te dale, a mí me inducía a la siesta. A ella la induce al éxtasis, estoy segura.
En 2013 presentó su colección íntegramente inspirada en otro Parque Natural, el Bahuaja Sonene, que en lengua Ese'eja es el nombre de los ríos Tambopata y Heath, hilando las actividades sostenibles que se realizan en esta zona. Hablamos del país, inevitable. Me dice que somos empíricos en la moda, que nos dedicamos a exportar la materia prima. Ambas coincidimos en que vienen generaciones con mucha creatividad, proyectos increíbles y con las mismas dificultades, según se tenga dinero o no para impulsar esas carreras.
Amsterdam, Barcelona, Arequipa, Madrid
Después de este premio, comienza su vuelta al mundo tan particular. Como parte del premio, pasa unos meses de pasantía en Europa. En Barcelona, se interna en los talleres de Custo Barcelona, poniendo énfasis en redescubrir el tratamiento del algodón en este lado del mundo y recuperar lazos familiares que tiene en esta ciudad. Una tía le regala unos zapatos de Tommy Hilfiger como anticipo de otros seis meses en Ámsterdam, donde trabaja en el departamento de Fashion Industry y lo que significa la vivencia con las modelos de la marca.
Le ofrecen quedarse dos años a trabajar con la firma, ella se visualiza en las áreas de Meet Designer o Art Designer pero las negociaciones no se concretan, los equipos están completos, las cuentas no salen para establecerse en esta ciudad. También piensa en sus planes por empezar que tiene al volver a Perú tras estas experiencias. Mario Benedetti, el escritor uruguayo, decía que cuando uno escoge el lado de una moneda el otro lado, lo que pudo ser ese otro lado, no existe más. Lo pienso mientras bebemos cerveza y pagamos las gambas al ajillo más caras que he comido.
Dentro de estas pasantías, la utopía tuvo un nombre de diseñador, Henrik Vibskov y apellido de ciudad, Copenhague. Digo utopía porque fue una de las pasantías que no pudo realizar y ser una aprendiz del Styling de este famoso diseñador quedó como un deseo pendiente. Le digo que eso se concretará en algún momento, que si ella cree en el fluir, llegará. Sandra tiene un manejo del inglés técnico de la moda que me deja estupefacta, yo la miro y en su gestos y caras sólo veo su propio Styling. Y también al tucán, esa ave maravillosa que muy pocos tienen la suerte de ver y que ella me dice que ha visto varias veces en sus viajes a la Amazonia.
Al volver de Europa, entre sus etapas de docente, se muda a Arequipa, la segunda ciudad más grande de Perú, una ciudad muy ligada al trabajo con la lana de alpacas y vicuñas, nuestros camélidos sudamericanos, y trabaja durante unos años con la casa “Michelle&Co” y sus respectivas marcas. El contraste entre una ciudad conservadora, su espíritu pirata, su vida personal y sus vueltas por el mundo le hacen replantearse, una vez más, sus retos. Se casa, se muda, vuelve a la docencia, conecta con otros lugares.
Mirador de la Plaza de Yanahuara con el volcán Misti al fondo, Arequipa, Perú.
Hablamos de Cuzco, de la atracción y el enigma que causa a tantos viajantes y viajeros y en cómo se volvió una ciudad ahogada de turismo. Me cuenta que estudió un mes en el Centro de Estudios Bartolomé de Las Casas, un centro de formación que busca fomentar el diálogo intercultural. Yo le cuento que vi un cuadro del mismo Bartolomé en el Archivo de Indias cuando visité Sevilla y me entró un llanto terrible e inexplicable.
Hacemos un juego de recurso periodístico y literario para aligerar el peso de la charla. Le menciono algunos lugares y le pido que me diga la primera palabra que se le viene a la mente.
Digo:
Barcelona ella responde “Ya/Ahora mismo”.
Arequipa ella replica “Duro aprendizaje”.
Belgrado ella asegura “Cierre”.
Huapo ella sonríe “Presente”.
Como le perdí el rastro tras el primer premio, le pregunté si, además de Barcelona, había participado en otras propuestas en España. Entonces me cuenta que en 2014 se presentó a la BID 2014, la Bienal Iberoamericana de Diseño, como representante de Perú, con su propuesta Ayllpa Callpa, que en español quiere decir fuerza de la tierra, para poner en valor el trabajo de la gente del campo, su conexión con ella y, desde ese punto de encuentro, trabajar en proyectos que beneficien y fortalezcan el cuidado de las Áreas Protegidas que ya venía reflejado en su trabajo previo con Bahuaja Sonene.
Me explica que su trabajó nació de la unión del tejido y el estampado donde plasma las manos de los recolectores de café de Sandia, una zona productora de café, también en Puno, de la cooperativa Cecovasa, que en 2010, resultó ganador del mejor café orgánico de ese año, con su café Tunki. Tal como lo cuenta el resumen del BID, resalta la técnica textil de la región, el trabajo con el telar a 4 pedales, gráficas digitales y serigrafía al agua.
Gana, entonces, la Mención BID14 en la categoría Diseño de Moda, Textil y Complementos y el Premio BID14 Diseño para el Desarrollo con el apoyo de AECI, la Agencia Española de Cooperación Internacional. Nuevamente se presenta la oportunidad de una residencia en Madrid pero la cooperación tiene sus límites y Sandra ya lleva inmersa varios años en trabajos tan variados como vestuario, diseño para otras marcas, trabajos privados. Se pregunta y me pregunta a quién hace ganar con sus creaciones.
La respuesta vendrá sola, cuando entre a formar parte de las subastas de diseñadores del MALI, el Museo de Arte de Lima y su trabajo de artesana y diseñadora se refleje en vender todas sus creaciones. Sandra tiene entrevistas concedidas en las revistas Somos, Asia Sur y LATAM y su trabajo logra mantenerse en el tiempo y con mil vueltas. Parida de creatividad por donde se la mire.
Colección Refugio, sobre la Reservs nacional del Manu. Al fondo la imagen satelital.
Teatro. Gamarra. Mundo Vegetal.
Inmersa en el trabajo de vestuario para teatro, experimentación con especies vegetales y asesorías de moda, su vida gira entre la ciudad y su casa en un poblado de la selva peruana. Se detiene para meditar pero ella busca generar conceptos. Me dice “No importa lo que está pasando, lo que importa es la actitud y vale para todo”. Recorre Gamarra, el emporio textil de Lima, como si fuera dueña de todas las galerías donde va a buscar material para sus creaciones. Gamarra es fuente de creatividad y del más absoluto caos, de ahí también le brotan ideas.
A lo largo del 2017 y a partir de ese año, hace temporada como diseñadora de vestuario de las obras Las Interminables Preguntas de Juanito y Su Bicicleta Amarilla en el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. También participa en el teatro Pirandello, en el vestuario para la obra Hasta Las Patas.
Rememorando la obra de teatro Aura, donde introdujo por primera vez en el algodón Pima en el vestuario recuerda el Día del Teatro en su Instagram con estas palabras
Hacer vestuario de teatro es aprender a ser lo más creativa y práctica posible (...) a veces tras bambalinas, nada es color de rosa.
Su formación y exploración en el vestuario de teatro alcanza otro nivel en la obra F*ck cáncer, inspirado en el libro de la actriz peruana Anahí de Cárdenas que narra su proceso de atravesar esta enfermedad.
En su trabajo más actual está presente el extractivismo, la deforestación. De su colección “AND” comenta:
Esta serie de chales tejidos cuenta el proceso de cómo una reserva nacional por mediante la minería ilegal, la tala y explotación indiscriminada de tierras queda devastada destejiendo los textiles y perdiendo toda la vida. Usé materiales (...) baby silk, baby alpaca, alpaca, f/s, algodón tangüis (...) Esta es la primera vez que uso algodón para darle mejor caída y dejar respirar más al cuerpo (...)
Sandra investiga y trabaja con nuevos materiales: algodón pre-tratado, telas de sofás, ichu.
El ichu o paja brava crece en el altiplano andino y en algunas zonas de Centro América. Sirve de forraje para los animales, pero también para cubrir los tejados de las casas andinas.
Estudia terapias andinas, está interesada en el estudio de los telares y alfombras. ¿Cómo desprenderse de ese arraigo con nuestro territorio y nuestro arte? Sandra lo plasma en todas sus prendas. No le gusta teorizar, se sabe oriunda de un lugar pero también de haber vivido otras vidas. Sólo sabe ser ella y me confiesa “Nadie sabe cómo soy, yo me presento”. Así lo seguirá haciendo esta amiga y diseñadora y viceversa.
Sandra Serrano con tejedoras de Puni.
Notas
Sandra Serrano IG.
Diseñadores peruanos.
Bienal Iberoamericana.