Durante la charla inaugural del VI Congreso Venezolano de Entomología y IV Congreso Latinoamericano de Entomología en 1981 (luego publicada con fecha de 1978), Francisco Fernández Yépez 1 (1923-1986) nos hablaría sobre la historia de la entomología en nuestro país. Alejandro de Humboldt 2 (1769-1859), Karl Moritz 3 (1797-1866), Eugène Louis Simon 4 (1848-1924), Marco Aurelio Rojas 5 (1831-1866), Rene Lichy 6 (1896-1981), Charles H. Ballou 7 (1890-1961) y muchos más pueblan su discurso, destacando sus aportes entomológicos. Ese mismo año me pediría ayudarlo a investigar sobre Théophile Raymond (18??-1922). Me dispensaría luego un comentario, motivándome eventualmente a ampliar aquella historia.

Francisco nos diría que “entre otros naturalistas y viajeros extranjeros que (…) contribuyeron (…) a aumentar el conocimiento de nuestra fauna entomológica se (encuentra) David Dyson”.

Habiendo presentado mi trabajo especial sobre los taladradores gigantes de la familia Castniidae, sabía que el entomólogo ingles Edward Doubleday (1810-1849) describió Athis inca, basado en tres ejemplares. Entre estos sintipos (múltiples ejemplares utilizados para describir una nueva especie, cuando ningún ejemplar ha sido designado holotipo), se encontraba un ejemplar recolectado en Honduras proveniente de “la colección de Mr. Dyson.”

Igualmente, conocía otro trabajo de Doubleday, describiendo al hermoso Papilio zagreus (Papilionidae) basado en un ejemplar de Venezuela, también recolectado por Dyson, “cuyos infatigables esfuerzos como recolector merecen los mayores elogios.” Así mismo, leí que el entomólogo inglés, William Hewitson (1806-1878), describió al Nymphalidae Corades enyo, basado en un ejemplar “recolectado por Mr. Dyson en las montañas de Caracas”.

El nombre de este naturalista no era extraño. Desafortunadamente, lo pasé por alto en mi Historia de la Entomología en Venezuela, al no tener mayores datos biográficos del interesante personaje. Sin embargo, Dyson es mencionado por ornitólogos, malacólogos y conquiliólogos. El conquiliólogo y arqueólogo inglés John Wilfrid Jackson (1880-1978), comenta que Dyson tuvo una gran “pasión por coleccionar insectos, y todo el dinero del que disponía lo empleaba en satisfacer su afición a la entomología. Posteriormente se dedicaría también a la ornitología y a la conchología, desarrollando grandes colecciones”.

Hace algunos años en conversación virtual, el amigo entomólogo venezolano Ángel Luis Viloria me sugirió escribir sobre el inglés. Luego, por casualidad, llegó a mis manos un trabajo del estadounidense, también entomólogo, John V. Calhoun, Investigador Asociado al Centro McGuire para Lepidóptera y Biodiversidad, al igual que yo. John aclaraba que Melitaea nycteis (hoy Chlosyne nycteis; Nymphalidae) había sido descrita por Doubleday basado en cuatro sintipos recolectados por Dyson cerca de Cincinnati, Ohio, EEUU. En dicho trabajo, John presenta una breve biografía del naturalista.

image host Bucco dysoni (Notharchus hyperrhynchus, ilustración de John Gerrard Keulemans a partir de un espécimen recolectado por David Dyson en Honduras

David Dyson nació en Oldham, Inglaterra, posiblemente a principios de abril de 1823. John Dyson, tejedor e hilandero, y su esposa Mary, fueron sus padres. Sus hermanos mayores, John y James, nacieron en 1815 y 1817, respectivamente. El primero, oficinista; el segundo, músico. Dos años después de David, en 1825, nacería Amos (músico como James). La familia residía en Broadway Lane, entonces parte de la carretera que conectaba a Oldham con Ashton.

Desde joven, Dyson trabaja como tejedor, como su padre. Este, amante de la Historia Natural, influiría en el joven, quien se apasionaría por la Entomología, invirtiendo en ella tiempo y el dinero ganado. Luego de su muerte, la Sra. Ives de Stockport escribiría una biografía del naturalista, afirmando que era analfabeto. Aunque con pocos estudios básicos, tal analfabetismo es improbable. Así lo demuestra su nutrida correspondencia con hermanos, comerciantes, y varios naturalistas. Obtuve copias de algunas de sus cartas, gracias a John. En ellas detalla lugares visitados y por visitar, organismos recolectados y sus precios, acontecimientos, contactos y referencias diversas.

Esas misivas demuestran sus conocimientos de fauna y flora. Dedicado también a la conquiliología y malacología, publicaría en 1850 The Land and Fresh Water Shells of the Districts around Manchester, obra muy bien organizada y escrita, con precisas descripciones de cada especie, así como detalles del área de recolección.

Pero no nos adelantemos. Confiado en su experiencia con insectos, aves, conchas y caracoles en Manchester y alrededores, decidiría aventurarse hasta Estados Unidos de América. Con apenas 20 años, algunos ahorros y dinero facilitado por uno de sus hermanos mayores, llegó hasta Nueva York. Viajó al interior del país, y debe haber contactado museos o naturalistas a lo largo de su ruta, vendiéndoles parte de lo recolectado, obteniendo así algún dinero para continuar viajando. Cruzó las montañas Allegheny arribando a San Luis, Missouri. Muy posiblemente siguió los valles de los ríos Ohio y Mississippi.

Su viaje fue muy exitoso, y casi un año después, regresaría a Inglaterra. Llega hasta Londres con unos 18 mil ejemplares de insectos, aves, caracoles y plantas.

Contactado el naturalista y ornitólogo Hugh Edwin Strickland (1811-1853), este y algunos de sus conocidos intentan convencer a Dyson para regresar a EEUU y recolectar más ejemplares. Desafortunadamente, esta expedición no pudo realizarse. Sin embargo, gracias al éxito de su viaje a EEUU y su relación con Strickland, personal del Museo Británico le propone visitar Centro América.

Zarpa el 17 de septiembre de 1844, llegando a Honduras Británica (hoy Belice) el 3 de noviembre. Dyson debe haber recolectado material tanto en la “zona” británica, como en la española. Utiliza como localidades tanto “Honduras” como “Honduras Bay.” En el área permanecería hasta fines de 1845. Recolecta insectos, caracoles, aves, reptiles, mamíferos y plantas, muchos adquiridos luego por el Museo Británico, excepto las plantas. Estas, orquídeas principalmente, las entrega al Jardín Botánico de Manchester. Los animales, preservados y algunos vivos, que no llevó al Museo Británico fueron destinados al Aviario y Museo de Knowsley, propiedad de uno de sus financistas, Edward Smith-Stanley (1775-1851), decimotercer Conde de Derby.

Fue tan exitoso ese viaje que el personal del Museo Británico le sugiere ir a Sur América, específicamente a Venezuela. Lo acompañó su hermano menor, Amos. Regresarían a Inglaterra luego de 11 meses con una enorme colección de insectos, principalmente escarabajos, mariposas y polillas, aves, mayormente colibríes, lagartijos y, por supuesto, caracoles y conchas.

Zarpan el 9 de marzo de Inglaterra, llegando a la Guayra el 22 de abril de 1846. Los primeros meses en Venezuela los pasan entre el litoral y Caracas, recolectando, por supuesto, en esa sección de la Cordillera Central. En mayo visitan Cumaná y alrededores, en el estado de Sucre.

Los hermanos experimentarían diversas dificultades durante ese viaje.

A Cumaná llegarían el 25 de junio desde La Guayra en bote, luego de siete días “miserables”. Allí debieron cuidarse de algunos mozalbetes, quienes se acercaban para venderles ejemplares diversos. Si los Dyson se descuidaban, los jóvenes se llevaban cualquier cosa que estuviera a su alcance.

Los exploradores contratarían un par de personas para trasladarlos en bote hasta “Punto Ria” (posiblemente Punta Arena o Punta Amarilla, al oeste de la península de Araya, frente a Cumaná). Los Dyson planificaron regresar esa misma noche. Los barqueros se negaban y los amenazaron. Los exploradores y su ayudante tuvieron que responder violentamente, obligando a los barqueros a transportarlos de regreso.

image host Colonia Tovar, óleo sobre lienzo, Ferdinand Konrad Bellermann, 1844

Temprano, el 25 de julio, los Dyson y su ayudante salen a Caripe, llegando cuatro días después. Atraviesan montañas, ríos y precipicios, alimentándose durante la travesía solo de “yuca y carne”. Entre Cumanacoa y Santa Antonia, el ayudante y su caballo resbalan en un precipicio y casi mueren. Amos logra rescatarlos, pero ambos hombres y el caballo debieron pasar buena parte de la noche “con el agua hasta las rodillas”. Visitan la Cueva del Guácharo, reconocida desde que Alejandro de Humboldt y Aimé Bonpland (1773-1858) estuvieron en ella a principios del siglo XIX. David se lastimó las piernas mientras recolectaba algunos Guácharos. Sus heridas tardarían meses en sanar.

En 1846, regresando a la costa, se “encuentran,” inesperadamente en el medio de una insurrección campesina que se extendería hasta mediados de 1847. La travesía se hace incomoda, y para protegerse buscan acercarse y acampar en las diversas guarniciones que encuentran en el camino.

De Cumaná vuelven a La Guayra.

Visitarán Galipán, en la Cordillera, asentándose algunos días en una hacienda de la zona. Aprovechan la ayuda de algunos obreros para recolectar animales y plantas. Viajan después hasta la Colonia Tovar, asentamiento alemán de la Cordillera de la Costa al oeste de Caracas, en el estado Aragua. Cuando los hermanos Dyson visitaron esa población, el entomólogo y botánico Karl Moritz (1797- 1866) residía en la misma. Es posible que el prusiano haya estado fuera esos días.

Me comenta mi amiga Alexandra Collins, quien fuera directora del Archivo Histórico de la Colonia Tovar, que entre los documentos que poseen no encontró ninguna mención a Dyson. Con seguridad, si alguno de ellos hubiera sabido de la presencia del otro, habrían buscado la manera de conocerse. Dyson recolectaría un par de lagartijas cerca del árbol conocido como el "Gran Cedro" (Cedrella odorata: Meliaceae) entre los colonieros. El botánico belgo-luxenburgués Jean Jules Linden en 1841, describiría así dicho árbol:

Entre otros arboles gigantescos [refiriéndose quizás a los aun no descritos Cucharones o Árboles niño, Gyranthera caribensis: Bombacacea] pude observar un cedro que me llamó la atención por la extraordinaria dimensión de su tronco, que cinco hombres no podían abrazarlo.

El viajero húngaro, Pál Rosti de Barkócz (1830-1874) corroboraría en 1857 tal apreciación, agregando que estaba “tan cerca [del pueblo] que su grueso tronco blanco, sobresale entre el verde follaje”. En la carátula de la versión húngara de su libro Memorias de un Viaje por América, aparece un fotograbado del árbol. Me aclara Alexandra que ese “Cedro Gigante” estuvo en la ruta al Pico Codazzi, en el área conocida como sector San José, dentro del hoy Monumento Natural Agustín Codazzi.

Una quebrada, demarcada como “Quebrada del Gran Cedro” aparece en el plano original realizado por Alexander Benitz (1813-1865) quien, junto al coronel Agustín Codazzi (1793-1859), reclutaría y lideraría a unos 400 emigrantes provenientes de Edingen y alrededores en el Gran Ducado de Baden, para fundar la Colonia. Existe una señalización mencionando la presencia del gran cedro, pero el que vemos hoy no es el original. Regresarían David y Amos a Inglaterra en 1847.

En Londres sería contratado por el naturalista Hugh Cumming (1791-1865), para organizar su colección de conchas y caracoles.

Gracias a su buena relación con el Decimotercer Conde de Derby, en 1950, al ser designado Luis Fraser (1819-c.1883) cónsul de Quidah, en Dahomey (hoy Benin), Dyson lo remplaza como curador en Knowsley Hall. Incluso planificó un viaje aparentemente no realizado a Cerdeña, para buscar varias ovejas Muflón para el conde. Desafortunadamente, este muere en 1851. Su hijo Edward vende la mayoría de sus colecciones, finalizando Dyson su asociación con la familia.

Eventualmente trabajaría como curador en el Museo y Biblioteca Pública (hoy Museo y Galería de Arte) de Salford.

Muere Dyson el 10 de diciembre de 1856, con apenas 33 años. Hoy lo recordamos en numerosos ejemplares de fauna y flora que llevan su nombre: Stretostyla dysoni, Neocyclotus dysoni y Tenaturris dysoni (tres caracoles), Diodora dysoni (una lapa marina), Leodonta dysoni (una mariposa) y Bucco dysoni (un ave), entre otros.

De uno de sus obituarios extraemos:

Sus conocimientos fueron considerables; su porte amable y caballeroso atrajo a su alrededor a un gran círculo de hombres altamente cultos, cuya estima conservó hasta el final.

Notas

1 Francisco Fernández Yépez.
2 El verdadero descubridor de Suramérica.
3 Johan Wilhelm Karl Moritz.
4 Eugène Louis Simon.
5 Marco Aurelio Rojas.
6 Marco Aurelio Rojas.
7 Charles H. Ballou.

Referencias

Calhoun, J.V. (2011). “The Conceptual History of Melitaea nycteis Doubleday, [1847] (Nymphalidae), with the Designation of a Lectotype and a Portrait of Its Collector, David Dyson (1823–1856)”. The Journal of the Lepidopterists' Society, 65 (3): 182–186.
Dyson, D. (1850) The Land and Fresh Water Shells of the Districts around Manchester: with their particular localities. To which are added Instructions to Collectors. Manchester: John Harrison, Abraham’s Court, Market Street. 96 pp.
Fernández Yépez, F. (1978) “Contribución a la historia de la entomología en Venezuela”. Revista de La Facultad de Agronomía, Maracay, Alcance, 26: 11-27.
González, J. M. (2005) Los Insectos En Venezuela. Caracas: Fundación Bigott. 149 pp.
Ives, Mrs. (1905) “Dyson, David; a local naturalist”. Proceedings of the Manchester Field Club, I(II): 238-240.
Jackson, J.W. (1908) "Lancashire Naturalists of Note. David Dyson: A Biographical Sketch". The Lancashire Naturalist, 1908(11): 167–170.
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Röhl, E. (1987). Exploradores Famosos de la Naturaleza Venezolana. Caracas: Fundación de Promoción Cultural de Venezuela. 221 pp.
Rosty, P. 1968. Memorias de un Viaje por América. Caracas: Universidad Central de Venezuela. 218 pp.
Zawisza, L. (1980) Colonia Tovar Tierra Venezolana. Caracas: Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas facultad De Arquitectura y Urbanismo Universidad Central De Venezuela. 251 pp.