Jamás hubiera imaginado que un Corazón Verde (que literalmente alude a la naturaleza profunda, impregnada de diversidad y cualidades con signos propios de la Madre Naturaleza dadora de vida) sugiriera el nombre de una competencia internacional de bandas musicales, como la que organiza anualmente el director y gestor cultural Mauricio Solano Ramírez, oriundo de la ciudad de Paraíso (cantón de la provincia de Cartago, Costa Rica, Centroamérica).
Al evento acuden tipologías sonoras que se conocen como bandas musicales, procedentes de todo el país y naciones vecinas.
Importa decir, además, que es cogestada con el músico norteamericano Reed Thomas, director de la Banda Sinfónica de la Middle Tennessee State University.
También vale aclarar que la denominación de Corazón Verde nace de un programa de reciclaje de la empresa Bansbach Instrumentos Musicales, parte del ideario Costa Rica en Armonía, lo cual a su vez la hermana con la Competencia Nacional de Bandas desde su fundación, hace 19 años.
El desafío de interpretar y la ejecución
Importa afirmar que, aunque hoy en día las bandas no participan en los enfrentamientos bélicos como ocurrió en los inicios de estas agrupaciones, montar un concierto o ejecutar una pieza (en tanto las energías sonoras, armonías, tiempos, ritmos, matices y carismas del compositor son un todo contenido en la partitura a ejecutar e interpretar por los integrantes) es una verdadera escaramuza campal, pues además influye el estilo que aporta cada músico y el director para que se dé una buena interpretación.
A manera de ilustración, diría que esos escenarios bélicos, similares al origen de las bandas militares, emergen también en las bandas sonoras para producciones cinematográficas que incluso llegan a ser premiadas con el Óscar.
Se recuerda el estilo compositivo en Alejandro Nevski, opus 78, título de la banda sonora compuesta por Serguéi Prokófiev (1891-1953) en 1939 para mezzosoprano, coro y orquesta.
La referencia a este origen inspiró a Ludwig Van Beethoven (1770-1827) al componer La Victoria de Wellington, en la cual hay artillería y coros, además de la Obertura 1812, opus 49, escrita en 1880 por el compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski (1040-1893), con un estilo que aporta dicho carácter cinematográfico a la música.
En la historia del arte musical, estas agrupaciones se originan en el campo de batalla mismo, pues no solo desfilan o amenizan conciertos en salas, sino que en sus liminares acompañaron a los ejércitos al desfilar en las ciudades, exaltando sus glorias.
Pero son tan antiguas como la música misma, con motivos que trascienden en registros sumerios, egipcios, hebreos, chinos y de otras civilizaciones antiguas, como nuestras culturas vernáculas de Abya Yalá (como fue llamado nuestro continente americano antes de la llegada de los europeos).
Nuestros ancestros originarios tocaban instrumentos de viento (ocarinas, silbadores, flautas de madera o arcilla) e instrumentos percusivos con resonadores de piel animal, maderas y tinajas de barro cocido u otros objetos naturales como jícaros.
En tiempos inmemoriales, las bandas acompañaban el combate o el culto a las deidades, pues son parte del ritual, clamando el favor del Creador del Universo para vencer en la afrenta al enemigo. De ahí que fueran llamadas “bandas militares”.
Acerca de sus orígenes en la historia musical se documenta que las primeras (tal y como las conocemos hoy) surgieron durante el reinado de Servio Tulio, rey romano (578 y 534 a.C.).
En la tradición de la retreta o celebración en anfiteatros, kioscos de parques, templos, plazas o jardines, fue en Alemania en el siglo XV cuando integraron las maderas (oboes y fagotes) que subían los ánimos a las sociedades de aquellas culturas.
Experiencia autorreferencial
En el caso personal de comentarista, agrego que en 1993 visité Munich, Alemania, y palpé el sentido de celebración musical con las agrupaciones en particular de bronces y percusión, en el Jardín Inglés de aquella ciudad de la Bavaria: tocaban en jardines cerveceros y los integrantes asistían con trajes tradicionales, encendiendo la jornada bajo el fuerte sol veranero.
Características de los instrumentos
Los bronces
Una de las principales familias de instrumentos de esta tipología musical proviene de una construcción que incluye un tubo de metal, el cual puede estar doblado o recto, terminando en forma de campana, por donde se emite el sonido que inicia al soplar aliento en una boquilla donde suena la música.
Estos instrumentos poseen la combinación de uno o varios resonadores capaces de producir uno o medios tonos.
En las bandas sinfónicas, agrupaciones más numerosas, participan los bronces, además de las maderas e instrumentos de cuerda.
Las maderas
Su sonido es bastante característico, ya que se aproxima a la voz humana, a comparación de otros instrumentos musicales de viento.
Tienen orificios, aunque muchos de ellos también cuentan con llaves, muelles y palancas. La apertura o cierre de estos orificios cambia el tono del sonido.
Estos instrumentos de madera son un tipo de aerófonos en los que la vibración del aire se genera en el propio instrumento y no con los labios del músico, como ocurre con los bronces.
La longitud del tubo determina la altura del sonido.
La percusión
Esta palabra proviene del latín percussio, variación de la palabra percussus, que hace referencia a la acción de golpear, sacudir o vibrar algo de forma repetida.
Tienen una gran importancia, en tanto su función habitual es marcar el ritmo de la pieza.
Esto hace que muchas veces sea vista como el latido profundo de una composición musical.
Acercamiento a la teoría
Referenciamos al físico alemán Arnold Sommerfield, quien en 1928 declaró que los electrones en los metales se encuentran en una disposición cuántica con diversos niveles de energía.
Cantidad y cualidad de energías se mezclan para afectar de manera positiva el ambiente, o ser escuchado por el oído humano.
Desde lo holístico se puede decir que generan sentimientos y sensaciones acordes con la sensibilidad del ejecutante y de los escuchas, pero sin olvidarnos del compositor.
¿Quién es Mauricio Solano? Un boceto de su hoja de vida
En los años 80 del siglo pasado, inició su trabajo cultural creando la Banda para la Escuela Municipal de Música de Paraíso, presentándose en varias giras por México y Panamá.
A esta escuela musical han llegado invitados como Arthur Vanderhoeft, de Bélgica, y Tom Crown, de Estados Unidos, lo cual la proyecta a escala internacional.
Hoy alcanza la categoría de orquesta sinfónica, dirigida por el maestro compositor Berny Siles Loaiza, con 320 alumnos y músicos destacados en bandas y orquestas costarricenses como profesores.
Corazón Verde
La misión de Solano Ramírez en la organización que él fundó es llenar todos los espacios del acontecer comunitario, colmarlos con lo que él se propone y sabe hacer bien: lo ha demostrado con proezas como dirigir una gran orquesta o banda sinfónica en Tennessee, Estados Unidos, u organizar la Competencia Nacional de Bandas.
Él define a la organización que encabeza, Corazón Verde, que propone: “Limpiar el país, armonizar la música mejorando el ambiente, vivir para el mañana. Hacer música y que la gente viva la música”.
Show de la Banda Municipal de Tibás en la Competencia nacional de bandas "Corazón Verde" 2024
Se trata de hacer cultura hoy, razón para repasar este resumen:
En 1983 abrió la Escuela Municipal de Música bajo su dirección.
De inmediato conformó la Banda Cantonal de Paraíso para la enseñanza de los instrumentos de madera y contrató al maestro Enrique Meza Solano, quien, en su trayectoria por el Liceo de Paraíso, formó una considerable cantidad de instrumentistas de calidad.
En febrero de 1985, la banda viajó a una gira de conciertos en Ciudad de México y Puebla. Allí la agrupación fue laureada como Visitantes Distinguidos.
Con el apoyo de los padres de familia, en 1992 introdujo los instrumentos de cuerda (violín) en la Escuela Municipal de Música.
Para 1996 se logró completar la enseñanza de la familia de las cuerdas.
Entre 1998 y 1999 fundó, junto al joven Berny Siles Loaiza, la Orquesta Sinfónica Provincial de Cartago que, en el año 2002, grabó el CD Al lado acá del Ochomogo.
En el año 2011 fue director invitado de la Banda John Philip Sousa International Honors Band, en una gira por cinco países de Europa: Bélgica, Francia, Suiza, Italia y Alemania.
Agrega que, en 2015 y 2024, el maestro Reed Thomas lo invitó dirigir la banda de la Middle Tennessee State University.
Como asesor del Ministro de Cultura, Juventud y Deportes, en 1995 logró que fueran aceptados los planes y programas para las Escuelas Municipales de Música de todo el país. En esta revisión e implementación, la Escuela de Paraíso fue reconocida como el modelo nacional.
En 2007, con el apoyo de la Municipalidad de Paraíso, Bansbach Instrumentos Musicales y el comercio paraíseño, logró el establecimiento de Corazón Verde, donde los integrantes de las bandas reciclan aluminio para inscribirse, bajo el emblema de “Música y Ambiente, de la mano”.
Entre los años 1994 y 1998, fue miembro del Consejo Iberoamericano de la Música, con sede en España, Cuba y Argentina.
Con las bandas y coros de la escuela de Cervantes y Paraíso, agregan innumerables participaciones en la hermana República de Panamá.
También participan del Festival de la Luz en cuatro ediciones.
En el año 1995, realizó el curso avanzado de Gestión Cultural en Colombia, auspiciado por COCULTURA y el Gran Teatro de Liceo, Barcelona.
Con entereza profesional, comenta: “Me jubilé como asesor y director general de bandas de Costa Rica en el año 2004. Ahora aprovecho mi tiempo gestando nuevos eventos y dirigiendo. En 1991 visité Chicago, Estados Unidos, Invitado por el músico de la Ópera de Chicago Tom Crown, para aprender acerca de programas bandísticos y de educación musical de los Estados Unidos”.
Limpiar es un reto ambiental y hasta político, sobre todo hoy, ante tantas crisis institucionales. Toca velar por un entorno sano, pero las experiencias son de poco impacto y no logran recuperar la calidad de vida del pasado.
Corazón Verde motiva al “ejército de músicos”, que se proponen recoger latas o envases para cerveza y refrescos (que son subproductos industriales contaminantes) y dejarlos en centros de recolección para que sean tratados con propiedad. Así se busca evitar que lleguen a ríos (y por ende al mar), pero además obtienen recursos económicos para sustentar los gastos del evento, el cual, en su edición número XIX, se realizará en la ciudad de Paraíso, el 10 de agosto de este año.
Esta Competencia Nacional de Bandas Corazón Verde fue declarada Marca País, Esencial Costa Rica, para su edición 2025.
Esta afrenta a la contaminación (y con esto termino) como batalla campal quedará marcada en los anales de la historia cultural costarricense, en tanto trasciende el grado de deterioro de la calidad de vida debido a factores que inciden también en la salud y educación.
Enfrentamos otra cara de la violencia que pertrecha por todo el país, el descrédito social e institucional que incrementa en estos últimos años, desdibujando la paz y aquella sinfonía del ser nacional que entonaron nuestros ancestros en himnos y canciones patrióticas.
Estas canciones vienen a menos, pierden la armonía, y se requiere de un gran corazón, como el de este artista, músico y conductor, capaz de provocar, con sus ideas creativas, la sonoridad que encienda el Corazón Verde del cambio.