La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que en muchos casos puede prevenirse, pero no curarse.1 Alrededor de 416 millones de personas en todo el mundo padecen EA. Alrededor de 32, 69 y 315 millones, respectivamente, padecen demencia, EA prodrómica y EA preclínica.2 Afecta a cerca del 22% de las personas mayores de 50 años.

Existen siete estadios clínicos de la EA: la mayoría de las personas no presentan síntomas objetivos o subjetivos de deterioro cognitivo o funcional. No presentan ninguno de los cambios en el comportamiento y el estado de ánimo que se producen en estadios posteriores. Por tanto, las personas mentalmente sanas se encuentran en el estadio 1 y se consideran normales. En el estadio 2, se produce una pérdida de memoria subjetiva, seguida de un deterioro cognitivo leve en el estadio 3. En el estadio 3, las personas presentan déficits mentales sutiles que solo pueden ser percibidos por las personas que las ven con frecuencia o conviven con ellas. Además, las personas en la fase 3 pueden hacer la misma pregunta una y otra vez porque no recuerdan haberla hecho. También pueden experimentar ansiedad y dificultad para concentrarse. En el estadio 4, la persona presenta un deterioro cognitivo moderado y la EA puede diagnosticarse con cierta precisión (aunque se producen falsos negativos). Algunas personas pueden permanecer libres de síntomas de EA, pero ser diagnosticadas de ella tras fallecer y observarse su cerebro durante una autopsia. El déficit funcional más común en estas personas es una disminución de la capacidad para realizar algunas de las actividades complejas de la vida cotidiana. Además, es posible que no sean capaces de recordar acontecimientos recientes importantes, como cumpleaños, vacaciones o incluso el mes o año en curso. Su estado de ánimo dominante en esta fase suele ser lo que los psiquiatras denominan aplanamiento del afecto y retraimiento. En otras palabras, en esta etapa suelen parecer menos sensibles emocionalmente que antes. En el estadio 5, los déficits son tan graves que ya no es posible llevar una vida independiente y sin catástrofes. Algunas actividades básicas de la vida diaria se vuelven difíciles o imposibles. Necesitan que alguien les ayude a proporcionarles los cuidados adecuados. Para las personas que no están debidamente supervisadas, los extraños depredadores pueden convertirse en un problema. Las reacciones más comunes de las personas en el estadio 5 que no reciben el apoyo adecuado son la ira y la desconfianza.

En la fase 6, se produce un deterioro cognitivo grave y una demencia moderadamente grave. La capacidad para realizar actividades básicas de la vida diaria se ve comprometida. Hay cinco subestadios sucesivos. Las personas que se encuentran inicialmente en el estadio 6a, pierden la capacidad de elegir su ropa sin ayuda, y empiezan a necesitar ayuda para ponerse la ropa adecuadamente. La duración total del estadio de la enfermedad de Alzheimer moderadamente grave (estadio 6a a 6e) es de aproximadamente 2.5 años en personas por lo demás sanas. En el estadio 6b se pierde la capacidad de bañarse. En los estadios 6c a 6e se pierde la capacidad de manejar la mecánica de ir al baño y se puede llegar a la incontinencia. Además, los déficits cognitivos suelen ser tan graves que la persona apenas conoce aspectos importantes de su vida actual, como su dirección actual o las condiciones meteorológicas del día. En esta etapa, los déficits cognitivos de la persona con EA son generalmente de tal magnitud que la persona con EA puede, en ocasiones, confundir a su mujer con su madre o identificar erróneamente o no estar segura de la identidad de familiares cercanos. Al final de esta sexta fase, la capacidad de hablar empieza a fallar. Los cambios emocionales suelen ser más evidentes y perturbadores en esta sexta fase de la EA. Las personas en esta fase ya no pueden canalizar sus energías hacia actividades productivas. En consecuencia, las personas pueden empezar a inquietarse, pasearse, mover objetos de un lado a otro o manifestar otras formas de actividades sin propósito o inapropiadas. Debido al miedo, la frustración y la vergüenza que sienten por sus circunstancias, estas personas suelen desarrollar arrebatos verbales y también comportamientos amenazadores e incluso violentos. Dado que estos pacientes con EA ya no pueden sobrevivir de forma independiente, suelen desarrollar miedo a quedarse solos. En la fase 7, se produce un deterioro cognitivo muy grave y una demencia severa. El habla puede limitarse a unas pocas palabras apenas inteligibles. Una vez que se pierde el habla inteligible, se pierde invariablemente la capacidad de deambular de forma independiente (sin ayuda). Para los pacientes que siguen vivos, el estadio 7c dura aproximadamente un año, tras el cual pierden no solo la capacidad de deambular de forma independiente, sino también la de sentarse de forma independiente. Al final, el cerebro ya no puede enviar señales adecuadas al corazón y este deja de latir.

Hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir la EA. Por ejemplo, seguir una dieta sana (con poca o nada de carne y mucha fibra), mantenerse físicamente activo y tener relaciones significativas.3-4 Por otro lado, una dieta poco saludable, la obesidad, la falta de actividad física y la depresión no tratada son importantes factores de riesgo de la EA. La inflamación latente puede deberse a estas causas, así como a un intestino permeable producido por un microbioma (conjunto de bacterias) poco saludable. Además, a medida que nuestras células envejecen, pueden producir proteínas mal plegadas, células senescentes y desechos celulares que deben eliminarse. Hay algunos compuestos llamados senolíticos que pueden eliminar estas cosas y prevenir el daño que pueden causar. Entre ellos se encuentran el ácido fólico (también conocido como folato y vitamina B9), la quercetina, el resveratrol, la fisetina, el kaempferol, la apigenina, el EGCG, la piperlongumina y la curcumina. Están presentes en una gran variedad de frutas y verduras, así como en la cúrcuma.

Lamentablemente, millones de personas no pueden evitar la EA y la demencia que puede causar. Sin embargo, es posible tener toda la neurodegeneración que se produce en la EA y no presentar ninguno de los síntomas en vida. Así lo reveló un estudio realizado con monjas católicas jubiladas, que aceptaron someterse a pruebas y evaluaciones en vida y a una autopsia una vez muertas.5 Al menos a una monja se le diagnosticó EA después de morir. En vida no presentaba ninguno de los síntomas. Era conocida por ser una persona alegre y maravillosa a la que muchos querían.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, Food and Drug Administration) ha aprobado dos fármacos de venta con receta para personas con deterioro cognitivo leve o en las primeras fases de la EA.6-7 Son anticuerpos monoclonales humanizados llamados lecanemab (Leqembi®) y aducanumab (Aduhelm®). No son una cura y pueden no ser apropiados para personas susceptibles de sufrir ictus, encefalitis o edema. Se administra en infusión intravenosa (IV) una vez cada dos semanas. Los centros de infusión se han estado preparando para una posible oleada de nuevos pacientes.

Estos anticuerpos monoclonales se unen a unas proteínas defectuosas llamadas β-amiloides que forman placas. La patogénesis de la EA implica el depósito de placas de β-amiloide y la formación de oligómeros neurotóxicos del péptido amiloide-β (Aβ).8 Esto provoca ovillos neurofibrilares formados por la proteína hiperfosforilada asociada a microtúbulos llamada Tau (p-Tau), así como neuroinflamación, pérdida neuronal y sináptica, y demencia. Las placas de β-amiloide comienzan a depositarse en el cerebro una década o más antes de la aparición del deterioro cognitivo. Esto significa que los medicamentos que disminuyen o eliminan el Aβ, se utilizarían mejor de forma presintomática, preferiblemente una década o más antes de la propagación de las patologías de la EA.

Sin embargo, existe el riesgo de efectos secundarios adversos muy perjudiciales.9-10 Entre ellos figuran el edema, el ictus y la encefalitis. Muchos pacientes con EA presentan factores de riesgo como obesidad, falta de actividad física y edad avanzada. Por ello, puede ser aconsejable o no administrar a estos pacientes este nuevo medicamento.

También se ha sugerido que el alto coste de estos fármacos puede hacer que los gobiernos de EE. UU. y otros países aumenten la cantidad que la gente podría tener que pagar en primas de Medicare o programas similares en otros países. Esto es algo reduccionista. Ciertamente, el coste relativamente elevado de estos medicamentos ejercerá cierta presión sobre los costes de los seguros sanitarios. Sin embargo, estos fármacos pueden reducir los costes de los seguros, ya que mantienen a las personas en las primeras fases de la EA y a sus cuidadores más sanos, más productivos y capaces de contribuir a la economía. Además, el cuidado de los pacientes con EA es bastante caro, sobre todo en las últimas fases de la enfermedad. Si estos fármacos evitan que estos pacientes tengan que ingresar en un hospital o en una residencia asistida, los costes de los seguros se reducirán.

Y lo que es más importante, estos fármacos pueden evitar un gran sufrimiento humano tanto en el paciente como en los cuidadores. Una de las experiencias más solitarias de la vida es cuidar de un ser querido que sufre y muere lentamente. Por eso decido no comer carne. En cambio, como muchas frutas y verduras, así como otras fuentes de fibra dietética, me mantengo activo, practico la atención plena, rezo y mantengo relaciones afectuosas con personas fantásticas.

Notas

1 Gustafsson, A. et al. (2022). Global estimates on the number of persons across the Alzheimer's disease continuum. Alzheimer’s & Dementia, Vol. 19, p. 658-670.
2 World Health Organization. (2023). Alzheimer’s Disease International.
3 Smith, R. E. (2022). Cómo ralentizar y posiblemente revertir el envejecimiento. Meer. Octubre, 17.
4 Smith, R. E. (2018). Don’t eat meat. Save yourself and humanity. Meer. Octubre, 24.
5 Snowden D. (2001). Aging with Grace: What the Nun Study Teaches Us about Leading Longer, Healthier and More Meaningful Lives. Nueva York: Bantam Books.
6 U.S. Food & Drug Administration. (2021). Aducanumab (marketed as Aduhelm) Information. Julio, 8.
7 U.S. Food & Drug Administration. (2023). FDA Converts Novel Alzheimer’s Disease Treatment to Traditional Approval. Julio, 6.
8 Karran, E. y De Strooper, B. The amyloid hypothesis in Alzheimer disease: new insights from new therapeutics. Nature Reviews Drug Discovery. Vol. 21, p. 306-318, 2023.
9 Iwatsubo, T. (2023). Clinical implications of Lecanemab: challenges, questions and solutions. Journal of the Prevention of Alzhemier’s Disease. Vol, 3, p. 353-355.
10 Perry, G. (2023). Playing Russian roulette with Alzheimer’s Disease Patients: Do the Cognitive Benefits Of Lecanemab Outweigh the Risk of Edema, Stroke and Encephalitis? Journal of Alzheimer’s Disease. Vol. 92, p. 799-801.