El presente año, se cumplen los 250 años de la muerte del ingeniero naval alicantino Jorge Juan y Santacilia, ocurrida en Madrid el 21 de junio de 1773, a los 60 años.

Jorge Juan es universalmente conocido por haber medido en Quito (Ecuador), junto a Antonio de Ulloa, la longitud del grado del meridiano terrestre y demostrar la forma achatada de la Tierra por los polos —confirmado la hipótesis matemática que mantenían Newton y Huyding—, con objeto mejorar la navegación y la cartografía existente de una forma más científica. Para tal fin, el matemático, científico y marino Jorge Juan y Santacilia (1713-1773), llamado por sus compañeros el Euclides español, utilizó el cálculo infinitesimal1 para sus mediciones. Jorge Juan es considerado como una de las figuras fundamentales en el campo de los avances matemáticos y físicos del XVIII hispano y auténtico referente científico de la España de la Ilustración. Fue Caballero de la Orden de Malta y Encomienda de Aliaga (Aragón). También fue espía en Gran Bretaña a las órdenes del marqués de la Ensenada. Reformó la anticuada Armada Española. Director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz, y del Seminario de Nobles de Madrid. Murió sin descendencia por la doctrina y norma del celibato de la Orden de Malta o Caballeros Hospitalarios a los 60 años y 6 meses.

Reseña biográfica

Jorge Juan y Santacilia, un eminente humanista, ingeniero naval y científico español del siglo XVIII, nació en el Fondonet de Novelda, Alicante, el 5 de enero de 1713, en la hacienda propiedad de su abuelo don Cipriano Juan Vergara. Fue bautizado el 9 de enero en la parroquia vecina de la Virgen de las Nieves de Monforte de Cid con los nombres de Jorge Gaspar, el Juan es su primer apellido. Este pueblo de la comarca del Vinalopó pertenecía a la gobernación de Alicante. Los límites definitivos entre Monforte y Alicante se fijarían en el 1775. Cuenta Monforte desde 1706 con la distinción de Villa Leal y Fiel, titulo otorgado por el rey Felipe V por su ayuda en la Guerra de Sucesión, junto con el toisón de oro presente en su escudo.

Hijo de Bernardo Juan y Canicia, natural de Alicante, y de Violante Santacilia y Soler de Cornellá perteneciente a la nobleza ilicitana, ambos viudos y casados en segundas nupcias, con domicilio en Alicante, en la Plaza del Mar. Con motivo del III Centenario del nacimiento de Jorge Juan se desarrollaron multitud de argumentaciones en torno a la procedencia de su nacimiento y origen de sus ascendientes. Lo cierto es que a pesar del nacimiento en la casa natal de El Fondonet (Novelda), se bautizó en Monforte del Cid, siendo esta localidad la que figura en el único escrito que se halla acerca de la natalidad de este, como el propio Jorge Juan hizo constar en la carta de ingreso a la Orden de Malta, en donde figura de su puño y letra que «Soy natural de Monforte».

Texto íntegro de la partida de bautismo:

En nueve de Enero de mil setecientos y trece Bauticé yo Mosén Ginés Pujalte, de licencia Rectoris según rito de nuestra Santa Madre la Iglesia, a Jorge Gaspar, hijo de D. Bernardo Juan y Canicia, natural de la ciudad de Alicante, y de doña Violante Santacilia y Soler, cónyuges; fueron padrinos D. Joseph Malla, de la Villa de Elche, y Da Gertrudis Santacilia. Nació el contenido a cinco de dicho mes entre dos y tres de la tarde, y por verdad lo firmo en dicho día, mes y año. Mosén Ginés Pujalte, de licentia Rectoris (Traducción de Diego García Castaño en su libro «Biografía y matemática de Jorge Juan», Novelda, 2002, p. 28).

Tenía tres años cuando quedó huérfano de padre, estudió las primeras letras en el colegio de la Compañía de Jesús de Alicante bajo la tutoría de su tío don Antonio Juan, canónigo de la colegiata. Poco después, su otro tío paterno, don Cipriano Juan, Caballero de la Orden de Malta, que por entonces era Bailío de Caspe (Zaragoza), se encargó de su educación enviándole a Zaragoza para que cursara allí los estudios de Gramática española y francesa, que en aquel tiempo constituían una enseñanza preparatoria para otros estudios superiores, y luego enviado a la isla de Malta.

En la isla de Malta

Por los datos aportados por Elías Alberola Belda sabemos que Jorge Juan con doce años, seguramente por influencia o indicación del tutor, su tío paterno Cipriano, y tras un minucioso examen de la limpieza de sangre de sus antepasados, fue aceptado y enviado a la isla de Malta para recibir el hábito de la conocida Orden, en la región de San Juan de Jerusalén. Al cabo de un año pasó a ser paje del Gran Maestre de origen portugués don Antonio Manoel de Vihena (1663-1736), que le concedió el título de Comendador de Aliaga en Aragón —su primer título a los catorce años— (una cruz de ocho puntas que lucía en la parte derecha de la casaca de su uniforme). La Orden militar de Malta defendía su isla con una flota en el mar contra los turcos y piratas, estas prácticas navales debieron influir en su vocación de marino. La condición de Caballero de la Orden de Malta implicaba el celibato durante toda la vida. Dicha Orden se denomina Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI (época de las Cruzadas) por comerciantes amalfitanos (Italia).

En 1729, con dieciséis años, regresó a España para solicitar su ingreso en la Real Compañía de Guardias Marinas, escuela naval militar fundada por Patiño en 1717 en Cádiz hasta ser nombrado cadete.

Real Compañía de Guardia Marinas de Cádiz

La ciencia matemática era una de las materias más importantes en la educación de un guardiamarina del siglo XVIII. Tras seis meses de espera asistiendo como oyente, ingresó en 1730 en la Academia, donde se impartían modernos estudios técnicos y científicos con asignaturas como geometría, cartografía, trigonometría y matemáticas, completando una formación humanística con otras clases de dibujo, música y danza. Pronto adquirió fama de alumno aventajado, siendo conocido por sus compañeros con el sobrenombre de Euclides. Lo que demuestra no solo su lucidez sino su preparación escolar adolescente.

Su formación como cadete finaliza en 1734, con 21 años, termina sus estudios de Guardia Marina, tras haber navegado durante tres años por el Mediterráneo, participando en numerosas expediciones, bien para castigar a los piratas, o en la campaña de Orán, o en la escuadra que acompañó a Nápoles para sentar en el trono al entonces infante don Carlos, que más tarde sería Carlos III de España. Entre otros maestros en el arte de navegar tuvo como general al Marqués de Mari, su capitán en la Academia de Cádiz, y como comandantes al Conde de Clavijo, al célebre almirante Blas de Lezo nombrado comandante general del Departamento de Cádiz en 1734 (antes de partir para América), y a don Juan José Navarro, después Marqués de la Victoria.

Primera misión geodésica

Las avanzadas teorías de Newton eran conocidas y divulgadas en esta Academia, de la que habrían de salir técnicos muy cualificados para la Armada. Cádiz era una puerta abierta a la Europa ilustrada, a las corrientes enciclopedistas y al comercio con América, en una España dieciochesca que se resistía al avance de las nuevas ideas.

Como cadete participó en la expedición contra Orán (1732) y en la campaña de Nápoles acompañando a la escuadra de futuro rey de Nápoles Carlos III en 1734.

En 1735, todavía cadete, fue nombrado junto con Antonio de Ulloa para formar parte de la expedición organizada por la Real Academia de Ciencias de París a las órdenes del astrónomo Louis Godin para medir la longitud un grado del arco de meridiano terrestre en la línea ecuatorial en el Reino de Perú territorio en aquella época bajo el dominio de la corona española, específicamente en la Real Audiencia de Quito (el actual Ecuador). Para tal misión, Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron ascendidos al empleo de teniente de navío o capitán.

La misión francesa llegó a Cartagena de Indias el 29 de mayo de 1736 donde le esperaban los oficiales españoles. En la expedición se determinó que la forma de la Tierra no es perfectamente esférica y se midió el grado de achatamiento de la Tierra. Para lo que nombró una comisión científica y tuvieron que pedir permiso al rey de España Felipe V para llegar a sus colonias de América.

Los problemas con el presidente de la Audiencia de Quito retrasaron el comienzo de los trabajos científicos hasta 1737.

Observaciones Astronómicas y la Inquisición

Según el texto del profesor Diego García Castaño (2002, pp. 50-51), del que he hecho una síntesis, comento lo siguiente: los trabajos científicos conjuntos con los franceses (Condomine y Godin) en el Ecuador finalizaron en 1744 (prácticamente once años después de la partida de Cádiz en 1735), quedó Jorge Juan en Guayaquil (Ecuador) realizando algunos trabajos para el virrey de Perú, marqués de Villagarcía de Arousa, y un año más tarde regresó a París en la fragata francesa Brest. Ese mismo año fue nombrado Académico de Ciencias de París. Antonio de Ulloa tuvo peor suerte en el viaje de vuelta a Europa, su navío, la fragata Deliverance, se separó del resto de las naves debido al mal tiempo y las averías, siendo apresada por corsarios ingleses, previamente se hubo de deshacer de documentos de la misión en el Ecuador. En Londres fue presentado a Martin Folkes, presidente de la Royal Society, quien le propuso como miembro de la institución, finalmente fue liberado y regresó definitivamente a Madrid. Acababa de morir Felipe V y ahora reinaba Fernando VI, siendo ministro el marqués de la Ensenada.

Cuando Jorge Juan regresa a España es ascendido a capitán de fragata o teniente coronel. Acordó con su compañero Antonio Ulloa publicar Observaciones Astronómicas, como un «doctorado científico» que, a pesar de ser un trabajo conjunto con Antonio de Ulloa, es más personal de Jorge Juan, quien encabeza el libro. Acabado de escribir en 1746, no pudo ser publicado hasta dos años más tarde por problemas con la censura inquisitorial, cuyo Inquisidor General era el Obispo de Teruel, Francisco Pérez de Prado y Cuesta, quien consideraba que el libro colisionaba con ciertos pasajes de la Biblia. Pero, como en algunos países europeos las autoridades eclesiásticas comenzaron a ser permisivas con los temas científicos, acudieron al erudito Gregorio Mayans (alcalde de Casa y Corte de Fernando VI) y el jesuita Andrés Marcos que intervinieron, por mediación del marqués de la Ensenada (consejero de Estado de Fernando VI), y hubo de reformar algunos pasajes de los textos como el prólogo y sobre los movimientos de la Tierra para que se transformara en una hipótesis de trabajo, con la coletilla de «Sistema dignamente condenado por la Iglesia». Una vez revisadas las reformas y en vista de la intervención real, el Inquisidor General dio su visto bueno y se publicó en Madrid en la imprenta de Juan de Zúñiga en 1748.

Por lo tanto, el largo título dice: Observaciones Astronómicas y Phisicas (físicas), hechas por orden de Su Majestad en los reinos del Perú. Y lleva el extenso subtítulo: «Por D. Jorge Juan, comendador de Aliaga en la Orden de San Juan [de Jerusalén], Socio Correspondiente de la Real Academia Científica de París, y D. Antonio de Ulloa, de la Real Sociedad de Londres, Ambos capitanes de Fragata de la Real Armada, de las cuales se deduce la figura, y Magnitud de la Tierra y se aplica a la navegación».

También es autor de: Relación histórica del viaje hecho de orden de su Majestad a la América Meridional (Madrid, 1748). Disertación Histórica y Geográfica sobre el Meridiano de Demarcación entre los dominios de España y Portugal (1749); destaca la obra póstuma Examen marítimo teórico-práctico (1771), que sirvió como libro de estudio.

La Iglesia católica, amparada por los reyes absolutistas, siempre estuvo en contra de todo avance científico o de la doctrina filosófica de la evolución del hombre y de los seres vivos (de las especies), y toda idea laica (supuestamente hereje) que estuviera en contra el panteísmo o creacionismo; es decir, contra la creación del universo y del mundo por Dios, según la Biblia, o en contra la Santísima Trinidad. La llamada Santa Inquisición (especie de policía religiosa) fue fundada por los Reyes Católicos en 1478 para controlar la herejía y las blasfemias, permaneció en España hasta 1834, tras la muerte de Fernando VII y abolida definitivamente por la regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. La Inquisición fue una de las consecuencias del atraso científico de España sobre los países europeos que ya entraron antes en la Ilustración y posteriormente el Romanticismo y la Revolución Industrial.

Viaje espía a Inglaterra

Consciente de que la Armada española comenzaba a estar anticuada, en 1748 el marqués de la Ensenada, nuevo consejero de Estado, le encargó viajar a Inglaterra bajo el nombre clave de Mr. Josué, para estudiar y conocer las nuevas técnicas navales inglesas y traer a España trabajadores cualificados. Lo que demuestra que también hablaba y escribía perfectamente la lengua de Shakespeare. Incluso conoció al almirante George Anson y al primer ministro John Russell, IV duque de Bedford, y compartió mesa con ellos, fue nombrado miembro de la Royal Society de Londres. Hizo gestiones para contratar a personal técnico para trabajar en los astilleros.

Al año y medio, en junio de 1750, logró cruzar el Canal de la Mancha de incógnito en un barco, el Santa Ana de Santoña, y llegó a París, donde adquirió libros científicos. Se trajo de Inglaterra planos de piezas para el diseño de barcos y las investigaciones sobre las primeras aplicaciones de máquinas de vapor para limpiar puertos entre otros usos preindustriales. También informó de planes concretos de los ingleses para atacar América y la flota española.

A Jorge Juan se le encargó la dirección de la construcción de astilleros en Ferrol y en Cartagena. Se intuía que tarde o temprano la flota franco-española se volvería a enfrentar con los ingleses como había sucedido en la Guerra de Sucesión.

A su vuelta, comprobó que ya trabajaban en España cuatro de los mejores constructores ingleses, medio centenar de técnicos y decenas de obreros cualificados.

Nombrado director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz

Allí terminará de experimentar todas sus teorías sobre la construcción naval sustentadas matemáticamente. Los resultados incluso impresionaron a los ingleses. Inspeccionaba desde la tala de árboles hasta la modernización de arsenales y astilleros, empezando por Cartagena. En 1752 fue nombrado director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz.

Él mismo se hizo cargo de la construcción naval española, renovando los astilleros. Su actividad tuvo tan buenos resultados que pocos años después los ingleses devolvieron la visita para estudiar sus mejoras. Pero las intrigas triunfaron en el verano de 1754 y provocaron la caída y destierro del marqués de la Ensenada (Zenón de Somodevilla y Bengoechea 1703-1781), gracias al empeño del sagaz embajador británico en Madrid, Benjamín Keene. Con el tiempo, sus ideas y las de Jorge Juan serían desechadas en favor del tipo de construcción naval francesa de Gautier, mucho más atrasado, pero defendido con denuedo por los nuevos ministros y, sobre todo, por Julián de Arriaga, secretario de Marina.

Destitución de marqués de la Ensenada

El clima empezó a enfriarse entre Gran Bretaña y España desde 1750-51 por las posesiones americanas. Las acusaciones contra al marqués fueron su actuación al margen del monarca, porque pretendía preparar en La Habana una flota dispuesta a asaltar las posesiones inglesas de Campeche y Belice. La acusación fue «ocultación de maniobras de guerra».

Era su política francófila la que delataba sus intenciones, así que el rey Fernando VI, mostrándose partidario de la máxima neutralidad posible, lo destituyó. Había demasiado riesgo ante un nuevo conflicto con Gran Bretaña en el Caribe. Las intrigas inglesas del embajador Keene, y francesas del embajador Duras, intentaban forzar una entrada en guerra de España, pues la guerra de los Siete Años entre Francia y Gran Bretaña no se hacía esperar. Los incidentes diplomáticos de gran calado acabaron por afectar al mismo Ensenada, que sabía que el conflicto internacional no tardaría en estallar y que, sin duda, España debería contar con la flota ya lista para plantarle cara a Inglaterra.

Finalmente, parece ser que se hallaron las órdenes de guerra firmadas por el marqués sin conocimiento del rey, lo que acabó por llegar a conocimiento de Fernando.

El Ferrol

Entre 1751 y 1754, Jorge Juan estuvo en Ferrol donde, con el ingeniero militar Francisco Llobet, planeó y dirigió la construyó el arsenal y poco después realizó los primeros planos del que sería el barrio de la Magdalena, que quedaría en manos de Llobet.

Reales observatorios de Madrid y Cádiz

En 1757 fundó por encargo del rey Carlos III el Real Observatorio de Madrid. También propuso al marqués de la Ensenada la creación de otro observatorio en la Academia de Guardias Marinas de Cádiz, idea que llevó a cabo más adelante el marqués de Ureña, fundando el Real Observatorio de la Armada, en San Fernando (Cádiz).

Misión en Marruecos

En 1760 fue nombrado jefe de escuadra de la Armada Real. Su competencia y buen valer hicieron que en 1767 se le nombrara Embajador Extraordinario de Su Majestad en Marruecos y logró firmar un primer tratado de 19 artículos que no ignoraba ninguna de las ambiciones importantes de la Corona. Allí también recabó información secreta y relevante para el monarca.

Seminario de Nobles

El rey le honró con la dirección del Seminario de Nobles de Madrid en 1773, año de su muerte, agotado por exceso de trabajo. La institución educativa de primeras letras y latinidad. El Seminario había sido fundado en septiembre de 1725 bajo el real patrocinio de Felipe V, destinado a la educación de jóvenes nobles. Comenzó su actividad el 18 de octubre de 1727 con la dirección de la Compañía de Jesús, ubicado hasta 1730 en un edificio cercano al Colegio Imperial, que regentaba esa orden. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 fue cerrado y enseguida reabierto en 1770 con directores nombrados por el rey. El primero de sus directores fue Jorge Juan, lo que supuso el inicio de una progresiva «militarización»; de hecho, en 1785 se incorporaron los alumnos del recién suprimido Colegio de Cadetes de Caballería de Ocaña y en 1786-1793 los de la Casa de Pajes.

El reinado de Fernando VI, quien concedió diversas mercedes a los seminaristas, constituyó el momento de mayor apogeo de la institución; luego tuvo dificultades económicas, que se intentaron paliar con el Plan de reforma de 1785 del director Antonio Angosto Rodríguez. Con la invasión francesa de 1808-1814 el edificio fue convertido en cuartel. En 1826 fue reabierto de nuevo por los jesuitas dentro del Colegio Imperial y en 1835 cambió su denominación por la de Seminario Cristino, pero fue clausurado en 1836 al suprimirse los privilegios de la nobleza con el gobierno liberal progresista de Mendizábal.

Fallecimiento

El relato detallado de la enfermedad y óbito del ilustre marino se lo debemos al fraile y secretario Miguel Sanz quien, varios días después del triste suceso, escribió a Bernardo Juan una extensa misiva que es, por su especial contenido, de gran interés entre todas las estudiadas.

Testigo de la agonía de Jorge Juan, narra cómo la enfermedad que en pocos días causó su muerte se le manifestó el 14 de junio en su casa de Madrid, aunque, anteriormente, ya estuvo guardando cama en su domicilio de Elche.

Además, Miguel Sanz tenía también prevenido de día y de noche a un escribano por si, una vez confesado por el fraile Miguel, se podía lograr algún intervalo de lucidez para que Jorge Juan dictase sus últimas voluntades pues nunca había testado, pero la extrema postración en que se hallaba sumido impidió la intervención del fedatario público.

Según consta en el certificado médico extendido por don Alfonso López Torralba, la muerte de Jorge Juan se produjo: «a causa de un accidente de Alferecía, á que le sobrevino otro Aplopletico» (cólicos biliosos convulsivos). Este diagnóstico es el que tradicionalmente han barajado los diferentes biógrafos. El funeral fue en la iglesia de San Martín de Madrid.

El celibato de Jorge Juan, impuesto por su condición de Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, también llamada Orden de Rodas y Malta, y el hecho de que muriera sin testamento determinaron que, a falta de descendientes directos y tras seguirse un procedimiento judicial de declaración de herederos, fueran sus dos hermanos: Margarita y Bernardo, quienes finalmente se repartieran su herencia.

A tanta laboriosidad, sacrificó su salud en términos que la repetición de los cólicos biliosos convulsivos acabó con su vida en Madrid el 21 de junio de 1773. Fue sepultado con solemnidad en la Parroquia de San Martín de Madrid, donde cubre sus cenizas un honorífico epitafio: «Ser alicantino duele... ¡¡en el más allá!!».

Sus restos mortales fueron inhumados en el Panteón de Marinos Ilustres, de San Fernando (Cádiz), el 2 de mayo de 1860, donde reposan actualmente, a espaldas del vicealmirante Cervera.

Títulos y reconocimientos

  • Caballero de la Orden de Malta.
  • Comendador de Aliaga en la Religión de San Juan.
  • Capitán de navío o coronel de la Real Armada.
  • Capitán de la Compañía de Caballeros Guardias-Marinas.
  • Director del Real Seminario de Nobles.
  • Del Consejo de S. M. en la Junta de Comercio y Moneda.
  • Embajador del rey en la Corte de Marruecos.
  • Consiliario de la Real Academia de San Fernando.
  • Socio correspondiente de la Real academia de las Ciencias de París.
  • Miembro de la Real Sociedad de Londres.
  • Miembro de la Academia de Berlín.

Conclusiones

El presente año se cumplen los 250 de la muerte del ilustre marino y matemático Jorge Juan y Santacilia; es digna de recordar esta efeméride pues le debemos la incorporación de España al desarrollo científico y europeo del siglo XVIII. Actualmente existe en Novelda la Fundación Jorge Juan y la Asamblea Amistosa Literaria creada fundada por Jorge Juan en 1755 en su casa de Cádiz, a modo de las academias de ciencias europeas. Es decir, que los alicantinos nos podemos sentir muy orgullosos de haber dado nacimiento a un científico ilustre universal del siglo XVIII. Hoy por hoy se puede contemplar una exposición sobre Jorge Juan en la Casa-Museo Modernista de Novelda donde conservan su legado. Y como novedad importante se están haciendo obras en la casa natal de Jorge Juan en el Fondonet (Novelda) para pretender inaugurarla como museo coincidiendo con el 21 de junio actual.

Notas

1 El cálculo infinitesimal es una rama de las matemáticas que se ocupa de las funciones y las variaciones continuas. Fue desarrollado por Newton y Leibniz en el siglo XVII y es una herramienta fundamental en la física, la ingeniería, la economía y otras ciencias. El cálculo infinitesimal se basa en el concepto de «diferencial» o «diferencia infinitesimal», que representa un cambio muy pequeño en una variable. Estos diferenciales se utilizan para calcular tasas de cambio, derivadas e integrales, que son valores importantes para comprender cómo las funciones cambian y se relacionan con otras funciones y variables. En resumen, el cálculo infinitesimal es una forma de estudiar y comprender los cambios y las relaciones continuas en el mundo físico y matemático.
Alberola Belda, E. Biografía de Jorge Juan. Página de la Asamblea Amistosa Literaria de Novelda.
Amores, J. J. Alicante Vivo, portal cultural de Alicante.
Die Maculet, R., Alberola Roma. A. Jorge Juan y Santacilia. Del pequeño filósofo a Newton español. Academia Amistosa de Novelda.
García Castaño, D. (2002). Biografía y matemática Jorge Juan. Novelda. García Castaño, D. (2012). Trascendencia científica de Jorge Juan Santacilia. Alicante: ECU.