Marcos Pereda, escritor con varios libros y artículos del ciclismo —Una pulga en la montaña o Periquismo: crónica de una pasión—, considera que el ciclismo colombiano ha rendido, en los últimos años, más de lo que podría esperarse. El país no tiene ningún equipo en la máxima categoría de este deporte —WorldTour— ni en la que le sigue, ProTeam, indica él. Aún así, el talento da para que los «escarabajos» sean líderes en sus respectivos equipos. «El nivel medio del ciclismo colombiano sigue siendo muy elevado», asegura.

Lastimosamente, ese talento y el tiempo, enmascarado en las generaciones, no permitieron que los colombianos brillaran en el último Tour de Francia que tuvo una primera semana «que fue auténticamente alucinante, una de las mejores (en la competencia)», indica Pereda. Fue desde entonces que Tadej Pogačar empezó a demostrar su dominio en la contrarreloj de la quinta jornada y en el feroz ataque de la etapa ocho donde redujo la ventaja de la fuga y estuvo a 50 segundos de llevarse la victoria. Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Miguel Ángel López poco o nada pudieron hacer ante el poder del esloveno, que se coronó bicampeón en París el pasado 18 de julio.

A lo anterior se le suma que es la primera vez, desde el año 2016, que no hubo una victoria colombiana. El mayor atractivo para los fanáticos de Colombia fue la lucha por la camiseta de la montaña, emocionante en la segunda semana y dominada en la tercera por Pogačar. Entre las razones que podrían explicar el pobre desempeño de los «escarabajos» en el Tour, están el bajo nivel de «Superman» López, quien se contagió de covid este año y tuvo algunas caídas, así como el cambio generacional o «ley de vida» —como lo señala Marcos Pereda— que afecta a Nairo y Rigo; son precisamente ellos dos a quienes Pereda considera los redescubridores del ciclismo colombiano, que durante los noventa y la primera década de este siglo perdió protagonismo, y así lo hace ver en su próximo libro: La odisea del escarabajo.

Siguiendo la línea de su libro Arriva Italia: Gloria y miseria de la nación que soñó ciclismo, que acaba de reeditarse con Libros de Ruta, funde la historia del país con el desarrollo del deporte, que se remonta a inicios del siglo XX y trata de hablar de Colombia a través del ciclismo, o del ciclismo de aquí, a través de Colombia. El libro llegará a finales de agosto o principios de septiembre, si no hay retrasos.

Volviendo a Pogačar, y a otros referentes actuales como el holandés Mathiu Van der Poel o el belga Remco Evenepoel, Marcos Pedera considera que esta «es una generación fascinante de ciclistas con personalidades muy marcadas (...), con muy poco gusto por la amabilidad y la educación mal entendida». El ve a los ciclistas actuales con la «lengua larga» lo que le atrae más porque lo suyo son las historias, como escritor que es. Para ejemplificarlo, menciona a Mercx, un tipo siempre insatisfecho que perseguía la siguiente victoria, y a Hinault, quien pudo ser el abusón de su lugar de trabajo y terminó desfogándose en la carretera.

Por el lado colombiano, le parece muy interesante Martín Emilio «Cochise» Rodríguez, primer escarabajo en ganar una etapa en el Giro de Italia —1973—, para el escritor tiene «una personalidad y una psicología que es más de un novelista del boom latinoamericano». Entre los actuales está Rigo, famoso por su humor y su carisma, a quien se le deja de lado su inteligencia, esa que casi lo lleva al podio en esta edición del Tour. Con este último párrafo, por fin explico el título del artículo.