En 2019 se celebra el 25 aniversario de Itinerarios, la exposición anual de las obras de los beneficiarios de la Beca de Artes Plásticas de la Fundación Botín. Esta cita anual con el arte más reciente presenta el trabajo de ocho artistas becados por la Fundación Botín en 2017: Nora Aurrekoetxea, Fernando García, Cristina Garrido, Fermín Jiménez Landa, Rosell Meseguer, Shirin Sabahi, Blanca Ulloa y Celia-Yunior & Henry Eric Hernández.

Un jurado compuesto por artistas y otros profesionales del mundo del arte ha sido el encargado de seleccionar a los beneficiarios de la beca en base a la calidad y relevancia de las propuestas. Esta selección ofrece una interesante visión de las tendencias artísticas emergentes y nos permite tomar el pulso a la evolución de una práctica artística que revela las mutaciones del mundo en el que estos creadores habitan.

La instalación es un medio muy utilizado por los artistas en la actualidad. Todos los proyectos presentados este año la utilizan de una u otra forma, y están compuestos por un gran número de elementos: esculturas, objetos encontrados, textos, fotografías y/o vídeos, que se relacionan entre sí y con el espacio expositivo, tanto de una forma física como conceptual.

Así, la visita a una muestra es uno de esos escasos momentos en los que el tiempo parece ralentizarse y el espacio está menos saturado de información. Un espacio-tiempo, el del mundo del arte, propicio para la reflexión y la contemplación, fomentando así el pensamiento crítico del visitante y un conocimiento más profundo del mundo.

La instalación site-specific de Nora Aurrekoetxea consta de varios elementos escultóricos que la artista coloca en el espacio, creando una suerte de paisaje que nos re mite al que contemplamos desde el monumental ventanal que se asoma a la bahía de Santander.

Fernando García también incorpora el espacio físico de la muestra a su propia estrategia expositiva, aunque lo que más le interesa es reflexionar sobre la idea de la naturaleza muerta, recurriendo a objetos encontrados para crear una narrativa escultórica.

Cristina Garrido centra su investigación en la fotografía y en cómo la subjetividad y la creatividad del fotógrafo de arte afectan a la percepción de la propia obra. La exposición de sus imágenes da lugar a una especie de “mise en abyme” o narrativa dentro de otra narrativa, apelando a un enfoque crítico de la neutralidad del espacio expositivo.

Fermín Jiménez Landa ha dirigido su atención a la Isla Bermeja, un islote en la costa de México documentado desde el siglo XVI por los cartógrafos. Sin embargo, una investigación en el año 2008 fue incapaz de localizarla. Intrigado por el estatus fantasmal de la isla, el artista encargó a una compositora local que compusiera un himno a Bermeja, que se interpretó en el mar, en el punto en que se supone se encontraba el territorio desaparecido.

A Rosell Meseguer le interesan las implicaciones geopolíticas de la explotación de “tierras raras”, nombre común de los elementos químicos que son utilizados para realizar productos de alta tecnología. La artista muestra su meticuloso inventario en vitrinas prestadas por el Museo Geominero de España, visibilizando el cambio de percepción que puede surgir al desplazar los materiales de un marco institucional a otro.

Shirin Sabahi ha colaborado con el artista japonés Noriyuki Haraguchi, autor de una obra de grandes dimensiones instalada permanentemente en el Museo de Arte Contemporáneo de Teherán. Sabahi documenta su conversación con Haraguchi sobre la historia de esta pieza así como el proceso de su restauración llevado a cabo bajo la supervisión del artista japonés.

Blanca Ulloa reflexiona sobre el tiempo por medio de una obra de arte, cuya duración es temporal, a lo largo de un periodo expositivo concreto. Dado que la experiencia del visitante también tiene una duración específica, la artista plantea una reflexión sobre la concurrencia de diferentes marcos temporales: el de la grabación de su performance y el de la visita.

Explorando un tema de ramificaciones sociohistóricas, Celia-Yunior & Henry Eric Hernández han investigado la historia de un edificio en Güines (Cuba), que en otro tiempo fue prisión, luego mercado y, recientemente, refugio para personas que han perdido sus hogares a consecuencia de un huracán. Su estatus de monumento histórico en mal estado y su valor como testimonio del pasado colonial de la isla forman parte de la investigación llevada a cabo por este trío artístico.