La cultura Marajoara se desarrolló en tiempos tardíos en el conjunto de islas que hay en la desembocadura del río Amazonas, especialmente en la gran isla de Marajó. Se trata de uno de los mejores exponentes del nivel cultural que alcanzaron los pueblos de esta región. Construyeron grandes montículos de tierra que eran utilizados para instalar sus viviendas o para sepultar a sus muertos.

Los montículos funerarios eran de varios cientos de metros de extensión y hasta diez metros de alto, conteniendo un gran número de entierros, a veces dentro de urnas de cerámica rodeadas de una gran cantidad de ofrendas. Los objetos de piedra y las cerámicas son lo único que ha sobrevivido a la acción destructiva de la humedad tropical. La cerámica, en particular, fue decorada mediante una combinación de técnicas tan distintas como la incisión, el grabado, el modelado y la pintura.

La similitud general de sus intrincados diseños con la de los actuales pueblos indígenas del Amazonas, supone una cierta continuidad cultural en la alfarería de más de mil años de duración.