Es un hecho comprobado que muchas de las declaraciones de robos con violencia que tienen lugar en las comisarías son completamente falsas; en la inmensa mayoría de los casos, este tipo de denuncia se relaciona con los móviles caros y con el cobro del seguro de por medio. Y, como todo el mundo sabe, la metodología que se aplica en cualquier denuncia es siempre la misma: el agente de policía escribe en su ordenador lo que el denunciante afirma que le ha ocurrido. Con palabras idénticas.

Pero esto se ha acabado. La inteligencia artificial ya es capaz de automatizar la detección de denuncias falsas a partir de las palabras más empleadas por los denunciantes. Es decir, el sistema VeriPol analiza y calcula las combinaciones de palabras más comunes cuando se miente ante un policía; en otros términos, el dispositivo utiliza el procesamiento de lenguaje natural y la inteligencia artificial para descubrir las palabras que nos delatan y la probabilidad de falsedad de una denuncia.

Según asegura Jordi Pérez, especialista en el tema, «las palabras delatoras surgieron del análisis de los textos de 1.122 denuncias de 2015: 534 verdaderas y 588 falsas. Las denuncias estudiadas son solo de casos de robo con violencia en la calle o tirones. Para evitar cualquier error, los investigadores seleccionaron casos ya cerrados: porque había habido una detención o porque los denunciantes habían admitido su mentira».

La habilidad de VeriPol -cuyo sistema está explicado en un artículo científico publicado en marzo en la revista Knowledge-Based Systems: Aplicando detección automática de lenguaje engañoso basado en texto a los informes policiales- ya se ha puesto en práctica: es capaz de predecir con un 91% de acierto si una denuncia es falsa. Sobre el mismo cuerpo de denuncias, un policía experto detecta alrededor de un 75%.

¿Que cómo lo hace? Pues muy fácil. El denunciante puede pensar que su mentira es única pero, realmente y nunca mejor dicho, las falsedades son tan similares que a través de un algoritmo salen todas a la luz. De hecho, los detalles y la descripción minuciosa son las características más relevantes de una denuncia seria; por su parte, las declaraciones engañosas son vagas, con cierto toque abstracto, con el fin de eludir cualquier atisbo concreto porque, efectivamente, no existe. Además, en este tipo de denuncias, el eje central se desarrolla alrededor del dinero, del valor del objeto sustraído, del seguro, o del contrato.

VeriPol también analiza los recursos gramaticales y sintácticos más usados; así, los pronombres personales y demostrativos, e incluso los verbos "ser" y "estar" aparecen más en denuncias verdaderas. Igualmente, los sintagmas introducidos por el adverbio "apenas" -por ejemplo, en «apenas pude verle» o «apenas recuerdo»- indican falsedad. También un alto número de negaciones se relaciona con la mentira: aparecen en frases como «no puedo dar más datos», «no ha sufrido heridas», «no pudo ver», «no puedo reconocer».

Paralelamente, las denuncias reales tienen un alto grado de palabras que describen cualidades y acciones específicas: "barba", "cara", "pelo", "centímetros", "delgado", "constitución", "edad", "hombre", "gritar", "pelear", "empezar a". Términos que se emplean para dar un mayor grado de determinación a lo que se afirma.

No obstante, como añade Pérez, «ninguna de todas estas palabras o construcciones por sí solas implica falsedad. Su combinación y persistencia entre el número de palabras totales son las que indican la probabilidad de falsedad. El algoritmo percibe mejor el peso de esos matices que un humano. Cuando entre en vigor, el modelo sin embargo no decidirá nada. Solo será una herramienta más que la policía judicial sume a su percepción».

Con todo, y a día de hoy, VeriPol tiene un margen de error del 10% ante las denuncias falsas y gran parte de los denunciantes podrán creer que el sistema no les detendrá, que la inteligencia humana es superior a cualquier solución tecnológica, pero las actualizaciones del algoritmo seguramente van a constituir un perfecto contrincante difícil de abatir...