El pasado mes de abril, la jugadora de bádminton española Carolina Marín hacía historia al ganar por cuarta vez consecutiva el Campeonato de Europa. Esta vez, sí que hemos podido enterarnos por los medios de comunicación. Pero durante muchos años, la gran campeona arrasaba en cada competición en la que participaba a nivel mundial sin que la prensa se hiciera eco ni de su nombre. A Carolina le ha costado dos mundiales, un oro olímpico, dos Super Series Premier, un All England y un Abierto de Malasia que sus hazañas deportivas se cuelen entre los vídeos de la última publicación en Instagram de algún futbolista de algún súper gran equipo.

El deporte femenino en España avanza a pasos agigantados en cuanto a resultados, pero a nivel social aún queda mucho reconocimiento por conseguir. En los últimos Juegos Olímpicos hubo más medallas de mujeres que de hombres en la delegación española, lo que no había sucedido nunca. El pasado año 2017 fue tremendamente exitoso para el deporte femenino español, pero como siempre, los hombres siguen copando las portadas de los diarios y los titulares de televisión y radio.

Nombres como Garbiñe Murguruza, Mireia Belmonte, Lydia Valentín, Maialen Chourraut, Patricia García, Sara Hurtado, Joana Pastrana, María López, Sandra Sánchez, Carmen Martín, Helia González, Gurutze Frades, Vero Boquete, Ruth Beitia, Eva Calvo, Ana Peleteiro, y Maria Xiao son verdaderas estrellas en deportes como tenis de mesa, natación, boxeo, fútbol, hockey hierba, karate, halterofilia… Todas las disciplinas que se pueda usted imaginar. Pero pocas veces sus voces y sus logros son visibles en los medios.

Y el problema de la cobertura en prensa es sólo la punta del iceberg. Aunque la situación de desigualdad se ha reducido algo en los últimos años, queda mucho trabajo por hacer. Sigue siendo necesario un cambio de legislación para lograr más apoyo institucional y privado. Casos como el de Iberdrola, que patrocina a 15 federaciones deportivas femeninas, siguen siendo una excepción. Por cada cinco hombres con licencia deportiva en España existe sólo una mujer que la posee: 800.000 de los casi cuatro millones que de licencias expedidas (según datos de 2016 del Consejo Superior de Deportes). Sólo el 6,8% de los presidentes de las federaciones deportivas en España son mujeres. A esto se une el hecho de que la mayoría de las ligas femeninas siguen sin ser profesionales. Con estos datos sobre la mesa, las proezas deportivas de estas súper mujeres tienen si cabe mucho más valor.

En cuanto a la presencia de las deportistas en los medios de comunicación, la situación tampoco ha mejorado demasiado. Según la UNESCO, los medios dedican un paupérrimo 4% del contenido deportivo al deporte femenino a nivel mundial, y en España andamos rozando esta cifra.

Tampoco hay que olvidar que la desigualdad de género en el deporte femenino incluye también abusos como cláusulas de embarazo, precariedad laboral y un sinfín de dificultades que no hacen sino reflejar la discriminación generalizada que existe en la sociedad hacia la mujer. «Para algunos es complicado dejar que una deportista sea mujer», decía hace poco la tenista Garbiñe Muguruza en una entrevista al al diario británico The Guardian. La campeona hispanovenezolana, una de las grandes estrellas del tenis femenino, puntualizaba también la dificultad de intentar ser mujer y deportista a la vez: «Si eres una deportista femenina la gente dice: 'Oh, ella quiere ser modelo o no está concentrada'. No, nosotras estamos concentradas». Y es que los estereotipos sexistas en la cobertura mediática es otro de los grandes problemas a los que se enfrentan las mujeres deportistas.

¿Sabían que la mejor karateka de la historia es española? Se llama Sandra Sánchez, y es la primera en el ranking mundial de katas. ¿La visto en los medios de comunicación? ¿Sabe si la han entrevistado en la televisión? Si la respuesta es NO, no necesita preguntarse nada más.