El escalador Hugh Herr, quien fue una de las mayores promesas de la escalada en Estados Unidos, sufrió a los 18 años un accidente en la montaña de tal modo que se le congelaron ambas piernas, por lo que tuvieron que amputárselas. Sin embargo, su pasión por este deporte le llevó a desarrollar prótesis que le permitieran volver al alpinismo, y en eso ha estado trabajando desde entonces.

“La biónica ha definido mi físico”, reconocía en 2014. “Cuando me amputaron las piernas me di cuenta de que el ser humano no puede descomponerse, pero sí la tecnología. Por eso empecé este proyecto”, añade el que actualmente ocupa el cargo de director del grupo de Biomecatrónica en el Media Lab del MIT.

La misión de su departamento es desarrollar la capacidad tecnológica que permita la reparación regenerativa de los seres humanos con discapacidades cerebrales o corporales; es más, su equipo produce prótesis mecánicas que prometen ser tan eficientes como las piernas físicas de cualquier individuo.

“La tecnología me ha permitido ponerme pies estrechos como cuñas para subir entre las fisuras de una roca escarpada donde un pie humano no puede entrar y cambiarlos por pies puntiagudos para subir muros de hielo vertical sin experimentar fatiga muscular en la pierna. A través de la innovación regresé a mi deporte más fuerte y mejor”, explica Herr al respecto.

En este sentido, se debe subrayar que la biónica explora la interacción entre la biología y el diseño, con el objetivo de cerrar la brecha entre discapacidad y capacidad, entre la limitación física y el potencial humano.

Como el mismo deportista comenta, “empecé desarrollando miembros especializados que me permitieron regresar al mundo vertical de la escalada en roca y hielo. Rápidamente me di cuenta de que la parte artificial de mi cuerpo era maleable, capaz de adoptar cualquier forma, cualquier función, una pizarra en blanco a través de la cual crear, tal vez, estructuras que podrían ir más allá de la capacidad biológica”.

“Como hombre joven, me imaginaba un futuro donde la tecnología estaría tan avanzada que podría librar al mundo de la discapacidad, un mundo en el cual los implantes neuronales permitirían a los invidentes ver, un mundo en el que los paralíticos podrían caminar con exoesqueletos de cuerpo”.

Y es que la biónica implica la ingeniería de tres interfaces extremas: la mecánica, o cómo las extremidades se unen al cuerpo biológico; la dinámica, o cómo se mueven como carne y hueso; y la eléctrica, o cómo se comunican los miembros con el sistema nervioso. Resultado de todo ello es que “ya podemos producir caderas, rodillas y tobillos biónicos; de hecho, estamos construyendo las partes del cuerpo desde cero. Pero vamos a más: estamos comenzando una era en la cual las máquinas conectadas a nuestros cuerpos nos harán más fuertes, más rápidos y más eficientes”, declara el alpinista.

Bajo esta perspectiva, no hay que olvidar que los dispositivos biónicos reducen significativamente el costo metabólico del cuerpo y que pesan mucho menos que cualquier extremidad humana, lo que redunda en que los resultados físicos son mucho más potentes, ágiles y veloces que los obtenidos por cualquier persona sana, completa.

Pero no contentos con todo lo expuesto, Hugh Herr asegura que “queremos dar un paso más allá; queremos en realidad cerrar el lazo entre lo humano y la extremidad externa biónica, a través de la implantación de nervios. Es decir, cuando completemos el desarrollo de nuestros experimentos e investigaciones, las extremidades sintéticas que ya se mueven como carne y hueso se sentirán como de carne y hueso, como una prolongación del cuerpo físico”.

Finalmente, a modo de conclusión, el directivo argumenta que “más de la mitad de la población mundial sufre alguna forma de discapacidad, cognitiva, emocional, sensorial o motora. No obstante, cada persona debe tener el derecho de vivir la vida sin disfunciones si así lo eligen, el derecho a vivir sin depresión severa; el derecho a ver a un ser querido en el caso de tener una vista deteriorada; o el derecho a caminar o a bailar, en el supuesto de parálisis o amputación de miembros. Con esta meta, y a través de avances fundamentales en la biónica para este siglo, estableceremos las bases tecnológicas para una experiencia humana mejorada y acabaremos con la limitación física”.