Todo país tiene sus propias tradiciones y así se forma el tejido cultural de los pueblos. A menudo, estas tradiciones están marcadas por el ritmo de la naturaleza. Por ejemplo, los Quebequenses se movilizan masivamente para ver los manzanos, dos veces al año.

En primavera tras el largo invierno Quebequense, los manzanares ofrecen el maravilloso espectáculo del despertar de la naturaleza. Los manzanos se visten de blanco, ya no de nieve, sino de flores, lo que anuncia la llegada de la temporada cálida. Sólo dos semanas más tarde, los pétalos vuelan como si fueran copos de nieve y recubren los campos, haciéndole un guiño cómplice de despedida al invierno.

En otoño, se vuelve a los manzanares para ver los árboles cargados de jugosas frutas. La región de Saint-Joseph-du-Lac, a unos cincuenta kilómetros al noroeste de Montreal, es conocida como el "país de manzana", debido al gran número de huertos que hay allí. Los fines de semana de septiembre a noviembre, las carreteras de la zona están repletas de coches y el tráfico es lento debido a los embotellamientos, en pleno campo. ¿La razón? Es tiempo de recolectar las manzanas. Ciertamente esta actividad es una diversión para las familias con niños, pero también para parejas románticas y salidas en grupo de amigos.

A Verónique, mi mujer, y a mí nos encanta visitar los manzanares de la región de Saint-Joseph-du-lac. Este año fuimos a los huertos de Vergers Lafrance a recolectar manzanas. El suave sol del otoño hizo que nuestra caminata entre la manzanos fuese de los más agradable. Caminamos tranquilamente, charlando de todo y nada, eligiendo las que nos parecian las mejores manzanas por aquí y por allá. Les confieso sucumbir de tanto en tanto a la tentación de degustar una deliciosa manzana.

La cosecha de manzanas no es la única actividad que ofrece la huerta. Vergers Lafrance cuenta con juegos y un mini zoológico de mascotas para niños. Nuestra visita termina siempre en su café-terraza, donde los platos son deliciosos, y claro no es necesario recalcar que la manzana tiene un lugar especial en todas la recetas. La pastelería Vergers Lafrance ofrece sabrosos productos cocinados en el lugar, buñuelos de manzana, cuadrados de manzana y de dátiles, tartas de manzana y crocantes de manzana, y otras delicias. En la tienda se puede encontrar una gran variedad de suculentos productos, todos de gran calidad: jugo de manzana, mantequilla de manzana, manzanas de caramelo, caramelo a la mantequilla, jarabe de manzana, kétchup de frutas, entre otros cosillas exquisitas.

Vergers Lafrance produce varios tipos de sidra: 3 espumantes, 3 tranquilas, 2 tranquilos con sabor a frutas, 4 sidras de hielo, y una de estilo oporto. Aprovechando nuestra visita, hicimos una cata de algunos de estos productos. Nos quedamos realmente impresionados por la alta calidad de las sidras, incomparables a cualquier otra que habíamos probado antes. Sidras con el carácter y la textura de los buenos vinos.

Curioso por saber más sobre la historia y la vocación de los huertos Lafrance y de su fábrica de sidra, quise encontrar a sus propietarios, Eric Lafrance y Julie Hubert. Tuve el placer de hablar con Eric Lafrance, quien me contó la fascinante historia de su próspera empresa. Vergers Lafrance de hoy es el resultado de una tradición de tres generaciones de cultivadores apasionados por su profesión: Georges-Étienne, Yvon y Eric.

La pasión y el dinamismo de los actuales propietarios transformó radicalmente la empresa familiar haciendo de este huerto el más importante de la región y dándole amplitud internacional. Hasta hace sólo una generación, Yvon Lafrance producía manzanas, sin hacerse muchas preguntas, vendiéndolas a un solo cliente, la cadena de supermercados Steinberg. Pero desafortunadamente, a comienzo de los años 90, las tiendas Steinberg cierran, provocando así un momento de crisis para la familia Lafrance.

Desde niño, Eric trabajó en el manzanar cuidando los árboles, recolectando manzanas y empaquetándolas para el envío. Desde muy joven, su espíritu emprendedor se manifiesta y él instala una tienda para vender manzanas al borde de la carretera. Pero no se detiene allí. Eric sabía que tenía que diversificar para sobrevivir. En 1991, abrieron el huerto para las visitas al público y para la cosecha de manzanas. A la gente que visitaba la huerta, pensó Eric, podría vendérseles jugo de manzana, y así es que compró una prensa para hacerlo. Fue un gran éxito, porque en ese momento nadie vendía jugo fresco de manzana.

El siguiente paso lógico para Eric fue de fermentar el jugo de manzana. Tomó un par de cursos sobre la fermentación del vino. "Lo más importante, me dijo, para hacer una sidra de calidad es el ensamblado de las diferentes variedades de manzanas, dulces, ácidas y fragantes, para hacer una buena mezcla para la sidra." Eric nació entre manzanas, él puede reconocer el tipo de manzana sólo al sentir su aroma, un factor que fue decisivo para el éxito de sus sidras. Desde entonces, Eric está experimentando constantemente para lograr productos incomparables.

Para su primera producción, él prensó 18 cajas de las mejores manzanas McIntosh para hacer con ellas 200 litros de jugo. Al verlo su padre le dijo, "pero estás loco, ¿por qué tomaste las manzanas más hermosas?, deberías haber tomado las que estaban en el suelo." Pero Eric sabía que si quería hacer una buena sidra él debería comenzar con una buena manzana, porque para él lo más importante era entregar la mejor calidad posible en cada botella. Y este es el secreto de su éxito.

En 1995, Eric fue el primero en producir sidra comercialmente en la región. Él comienza con pequeñas cantidades, 10-12 barriles de 30 litros que hace traer de Europa. Las sidras de Eric, hoy están vendidas por la SAQ (la Sociedad de Licores de Quebec), una sociedad estatal que tiene el monopolio de la distribución y la venta de bebidas alcohólicas en la provincia. Le pregunté a Eric como hizo para atraer el interés de la SAQ por sus productos. De hecho, me dijo, fue lo contrario. A SAQ llego el eco de la calidad y de los niveles de ventas de las sidras de Eric y le pidió poder vender los productos de Domaine Lafrance.

Invirtiendo tiempo, disciplina, pasión y determinación, Domaine Lafrance se convirtió en un líder en el campo de la sidra en Canadá y a nivel internacional. Hoy en día, Domaine Lafrance produce de 150 000 a 200 000 de botellas por año, de las cuales el 65% son sidras de hielo. Ellos exportan casi el 10% de su producción a Francia, Japón y China. Desde 2004, las sidras Lafrance han ganado 60 premios nacionales e internacionales.

Una historia de amor al terruño y sus productos; un ejemplo que demuestra que invertir en calidad es una apuesta ganadora.

Domaine Lafrance
1473, chemin Principal,
Saint-Joseph-du-Lac
(Québec) J0N 1M0
Tél : 450.491.7859
info@lesvergerslafrance.com
www.lesvergerslafrance.com