Muchas veces hemos oído decir que Mozart desarrolla la inteligencia. Y esto no quiere decir que sea superdotado, que también, sino que su música provoca que el que la escucha desarrolle partes del cerebro que normalmente no se desarrollan.

El Efecto Mozart

El efecto Mozart equivale a los beneficios intelectuales que se producen tras escuchar la música de este compositor. Básicamente, se produce una estimulación del sistema nervioso y de la percepción espacio-temporal a través de la vista. El equipo que originalmente estudió este efecto, liderado por la psicóloga Frances Rauscher, sometió a tres grupos de 36 alumnos a una serie de exámenes, que incluían pruebas de razonamiento, tras un periodo de reposo en el que uno de los grupos escuchó la sonata para dos pianos en re mayor. Cuando los investigadores recogieron las pruebas, descubrieron que los alumnos que habían escuchado Mozart habían realizado mejor todas las pruebas.

Este estudio provocó que la industria musical se aferrara al hecho de que Mozart aumentaba la inteligencia. Pero, ¿es esto cierto realmente?

¿Existe el efecto Mozart?

A pesar del boom que se originó cuando se publicó el artículo, los primeros investigadores descubrieron que el llamado efecto Mozart en realidad no dura más de 10 minutos después de la exposición a la música. Estudios posteriores han confirmado la existencia de este efecto, si bien corroboran los hallazgos del primer estudio: la mejora en la percepción no dura más de 15 minutos.

Aunque la persona que ‹‹descubrió›› el efecto Mozart sostenía que seguía cierto método, el método Tomatis, no existen evidencias científicas que relacionen el procesamiento del sonido y su transmisión con los centros de control del movimiento, la coordinación y el lenguaje.

Entonces ¿escuchar música clásica es inútil? Aunque el efecto Mozart solo dure 10 minutos, sí que está demostrado que si un individuo recibe una educación musical formal y de larga duración puede llegar a tener mejoras en aspectos que se consideran básicos para cualquier aprendizaje, como son la memoria, la atención y la motivación, y en aspectos que se relacionan directamente con el estudio académico, como son la lectura y la coordinación.

En conclusión, está demostrado que escuchar la música de Mozart y sus contemporáneos produce un aumento de las habilidades intelectuales, aunque este efecto solo dure un máximo de 15 minutos. Sin embargo, una exposición prolongada y un estudio continuado de la música, especialmente desde una edad temprana, permite que el individuo desarrolle unas capacidades que sirven como base para todo tipo de aprendizaje.