Desde las pinturas rupestres hasta las prácticas contemporáneas informadas por el pensamiento posthumanista, la figura del animal ha acompañado la historia del arte como reflejo, metáfora y compañía. Símbolo de lo instintivo, de lo salvaje, de aquello que excede lo humano, ha sido modelo, espejo y alteridad: una manera de pensar lo vivo y de imaginar otras formas de coexistencia.

El poema de Charles Bukowski que da título a esta exposición trae a la superficie algo que el arte conoce desde siempre: la persistencia de lo vital, incluso cuando se lo intenta contener. Ese “pájaro azul en el corazón” es el pulso de lo vivo que insiste en permanecer, lo que late debajo de la superficie.

Las obras reunidas en esta muestra construyen un bestiario contemporáneo donde lo animal no se ofrece como motivo o taxonomía, sino como una forma de relación. En ellas, lo animal aparece en el contacto, en la mirada, en los modos en que coexistimos y compartimos con otros seres un territorio común.

Participan Foto Estudio Luisita, Santiago García Sáenz, Florencia Böhtlingk, Gabriel Baggio, Lucas Di Pascuale, Elena Loson, Martín Sichetti, Sofía Quirno y Catalina Schliebener Muñoz. Cada una de sus obras, desde lenguajes y generaciones distintas, propone una forma de vínculo entre cuerpo, imagen y materia: del archivo íntimo a la pintura del paisaje, del dibujo como lectura al collage como disidencia.

Hay un pájaro azul en mi corazón reúne prácticas que, desde distintos lenguajes, cuestionan la centralidad del humano. Cada obra ensaya una manera de convivir, de pensar la imagen como espacio compartido entre especies, materiales y afectos. En este conjunto, lo animal no es una figura exterior sino una forma de conciencia: una disposición a la cercanía, a la escucha y a la atención.