Admitir que los animales sueñan es reconocer que son capaces de imaginar. Para el filósofo David M. Peña–Guzmán, soñar no es simplemente revivir una escena que hemos vivido, sino crear un mundo interior, pensar en lo ausente, lo irreal, lo posible. Para un animal, soñar ya es desafiar lo real: pasar de la actualidad a la ficción, de los hechos a la invención. Los sueños se convierten así en signos de una vida mental rica, abierta y curiosa que no puede reducirse al instinto. Dan testimonio de una forma de libertad interior, una capacidad de proyectarse de otro modo –incluso de soñarse otro.
Esta exposición se sumerge en el corazón de estos sueños –tanto en sentido literal como figurado– e imagina cómo podría ser la vida onírica de los no humanos. Basándose en las investigaciones de David M. Peña–Guzmán y la filosofía de Donna Haraway, que invitan a pensar con los animales en lugar de sobre ellos, la exposición teje relatos oníricos en los que los animales se convierten en sujetos de ficción de pleno derecho. La representación de sus sueños nos resulta inaccesible y sólo puede expresarse a través de metáforas. Cada obra es una posible fabulación, un fragmento de un sueño especulativo que nos abre los ojos a otras formas de sensibilidad, de existencia y de conciencia.
El sueño animal no es un misterio por resolver, sino un espacio por habitar: estos universos cambiantes esbozan noches en las que los que no hablan quizás sueñen mejor que nosotros.













![Saul Steinberg, The museum [El museo] (detalle), 1972. Cortesía del Museo de Arte Abstracto Español](http://media.meer.com/attachments/dfbad16c22c5940b5ce7463468ac8879f3b4bf23/store/fill/330/330/042ecf3bcd2c9b4db7ddbc57cb32e950c095835f7b5cd55b6e1576a6e78c/Saul-Steinberg-The-museum-El-museo-detalle-1972-Cortesia-del-Museo-de-Arte-Abstracto-Espanol.jpg)


