La Fundación BBVA y el museo contribuyen, a través de la iniciativa Multiverso, a la creación y difusión de las manifestaciones artísticas más características de nuestro tiempo como son el videoarte y el arte digital, formatos que utilizan la imagen en movimiento como punto de partida.

Desde 2018 el museo y la Fundación BBVA colaboran en la convocatoria de las Becas Multiverso a la Creación en Videoarte, que promueven la producción artística audiovisual y su difusión a través de diferentes programas públicos.

Como parte de este proyecto común de apoyo al arte contemporáneo, el museo acoge la presentación de varias de las obras resultantes de las ayudas concedidas en la convocatoria 2018, en su mayoría inéditas. El programa expositivo incluye trabajos de Antoni Abad, Toni Serra (Abu Ali), Mabel Palacín, Nadia Hotait, Manu Arregui y Pedro G. Romero, artistas de varias generaciones y diversas orientaciones que, con la imagen en movimiento como herramienta de creación e investigación, ofrecen una aproximación al video actual.

Ahora en exposición. Pedro G. Romero. Las flamencas / Los flamencos. Ensayo intermitente, 2019-2021. 49 min (nueve secuencias de 5 min 9 s)

Pedro G. Romero, Premio Nacional de Artes Plásticas 2024, estrena en Bilbao la instalación Las flamencas / Los flamencos producida gracias a la Beca Multiverso a la Creación en Videoarte Fundación BBVA-Museo de Bellas Artes de Bilbao (2018).

La videocreación está formada por nueve paseos que, con la ciudad de Sevilla como escenario, protagonizan otros tantos personajes vinculados al mundo del flamenco. Los nueve deambulan por distintos espacios en una exploración psico-geográfica, visual y sonora que habla del flamenco como una forma de vida particular. Conformando una especie de video-ensayo, estos retratos se despliegansimultáneamente ante un espectador que deambula entre ellos cercano a unos sonidos y unas imágenes, casi como si estuviera en la calle.

Los primeros títulos del proyecto, Las sabias y Las sabiondas y los sabiondos, hablaban del conocimiento que de la ciudad dan sus protagonistas simplemente respirando. Pero todo ese saber fue absorbido por la película Nueve Sevillas. Y aun así, había algo esencial, básico, sensorial y, si se quiere, mudo que en el film no estaba.

De alguna manera, la esencia psico-geográfica del proyecto se perdía en favor de otros elementos narrativos, musicales, poéticos, políticos… El caso es que hay un paseo intermitente y espurio que se encuentra en el fondo del film: la experiencia de patear Sevilla infinitas veces, las muchas Sevillas que en Sevilla hay. Y esa deriva, su expresión inmediata, es el asunto, la dirección a la que apunta Las flamencas / Los flamencos. Porque, entre otras cosas, la experiencia del flamenco es también una experiencia de Sevilla, la ciudad en la que Pedro G. Romero tiene su estudio.

Las flamencas / Los flamencos trata básicamente los nueve paseos mudos que los protagonistas de Nueve Sevillas realizaron por la ciudad. La intermitencia de las imágenes responde a esa idea de “silencio atronador” de todo lo que se escucha alrededor de las imágenes. Son nueve paseos, uno por cada personaje de la narración, con una duración de 49 min divididos en secuencias idénticas de 5 min 9 s en las que cambia la interacción del sonido entre unas imágenes y otras, entre unos paseos y otros, entre unos videos y otros. En cada uno de los paseos toma preeminencia un recorrido que marca con su sonido al resto.

La pieza se despliega en nueve monitores, colocados en línea, en anfiteatro o en laberinto -como es el caso-, y el espectador tiene que recorrer la exposición visitando, escuchando y viendo cada monitor, amén de la combinación de monitores y sonidos. La visión total de la pieza requiere que, a su vez, tenga que ser paseada. Hacer que el paseo sea necesario para que el espectador pueda atender la propuesta de la pieza es clave, acercándose y distanciándose de cada uno de los monitores. Las flamencas / Los flamencos es también una pieza de paseo y además la decantación, esencia y potencia de Nueve Sevillas. Atiende a una experiencia del caminar de una proyección a otra. Su exhibición contiene necesariamente el espacio del museo como lugar para cierto vagabundeo. La atención siempre será intermitente.

Los 49 minutos están llenos de todo tipo de detalles sensoriales que no se agotan en las propias imágenes. Los pájaros que cantan en la plaza del museo, Javiera de la Fuente entonando Qué he ganado con quererte de Violeta Parra, los sones de Ione de Errico Petrella interpretada por una banda de música de palio, la canción Pájaro negro/Auschwitz’ song/Samudaripen que nos hace Janek o las atronadoras palmas de Bobote, Marco de Ana, Diaa Homsy, Sonia Poveda y Lole de los Reyes que sacuden los títulos de crédito son algunas de las citas que salpican el deambular de la sala. A la vez que Charles Baudelaire acuñaba la voz flâneur, en Cádiz, el cantaor Enrique el Mellizo era famoso por sus caminatas -filosóficas decían unos, poéticas las llamaban los más- que tenían la particularidad del silencio: El Mellizo siempre iba callado.

Así, gustamos de distinguir entre paseos, derivas o caminatas, pero esencialmente, usando el andar que se quiera, se invita al público a estar un rato por aquí, por las calles de Sevilla.