Esta exposición reúne más de veinticinco años de exploración fotográfica experimental, que he realizado en torno al retrato, indagando en las inagotables facetas del rostro. La investigación parte de una pregunta fundamental: ¿qué es una persona? La palabra misma nos remite al teatro de la Antigua Grecia, donde los actores mediante máscaras representaban sus papeles teatrales. Ese velo les permitía la representación de un personaje. De ahí que el significado de la palabra persona es máscara. La descomposición etimológica de prósôpon en pros (delante) y opos (cara) subraya su significado de "delante de la cara". El concepto de "persona" como "máscara" evoca de inmediato la intrincada relación entre nuestro ser interior y su manifestación externa con el mundo. Esta interacción moldea nuestra comprensión de nosotros mismos y cómo somos percibidos por los demás.
Todo comienza en nuestra primera infancia, cuando nos reconocemos frente al espejo, y nos distinguimos en nuestra individualidad. Luego, en nuestro entorno, donde habitan nuestros familiares los que conforman nuestra identidad como sujetos particulares con nuestros vínculos primarios referenciales. Con el paso de los años la sociedad nos impulsa, a los individuos, a adoptar "disfraces" o a elegir estilos particulares para la autoexpresión, el estilo es forma y contenido. La adolescencia es la metamorfosis identitaria que nos reafirma como sujetos, que seguirá adaptándose con los años. Empero, la geografía del rostro cambia con el inexorable paso del tiempo, no así nuestra identidad. Un aforismo popular captura esta tensión al afirmar: "Pocos llegan a ver lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos". Metafísicamente, esto se traduce en que una persona es una realidad que se explica y se determina a sí misma.
En esencia el mundo es un gran escenario donde todos interpretamos múltiples papeles, condicionados por nuestras relaciones interpersonales, es parte de la condición humana. Distinguiéndonos de los otros, aparentando o reafirmando la pertenencia a ciertos grupos sociales y culturales; es un juego de roles.
Nuestra percepción del otro rara vez es neutra. Al observar un rostro proyectamos nuestros propios juicios, buscando lo idéntico, aquello que nos sirve de espejo. Vivimos, por tanto, en un juego de apariencias, de máscaras que nos acercan o nos distancian de los demás.
Los Cristales Soñadores 2015 © Nicolas Cisternas Mar.
Esta exposición no pretende desvelar un alma ajena —una tarea imposible—, sino explorar y modificar la materialidad, creando una máscara con las interpretaciones que direcciono y transformo a través de las superficies o de las yuxtaposiciones, para crear nuevas realidades visuales que alteran al sujeto. Estos son un medio para un fin estético, en el cual se encuentra el mensaje artístico. Los retratados son lienzos o maniquíes intervenidos.
Los retratos que componen esta muestra se apartan deliberadamente del reconocimiento público de los sujetos retratados. Sus protagonistas son individuos anónimos, compañeros en un viaje personal de interpretación de la otredad. El objetivo no es alcanzar una supuesta «honestidad» objetiva, sino explorar lo subjetivo: el retrato como acto de mirada, un encuentro en el que ver, ser y estar —del fotógrafo y del sujeto— se entrelazan y dialogan, pero esta interacción son para otro fin más allá de su representación como individuos reconocibles.
Mis puntos de partida son arquetipos conocidos, pertenecientes al inconsciente colectivo, figuras y formas que resuenan en todos. A través de ellas, plasmo visiones internas que, aunque íntimas, nos pertenecen a todos. Por otro lado, exploro las imágenes del subconsciente: lo irracional, lo onírico, lo que emerge de la expresión automática del pensamiento, controlada o no. En este espacio, paisajes y personajes se mezclan, se transforman, se superponen. El control es relativo; no siempre logro lo que busco. Aquí, la sincronía y la intuición no son un fin, sino el resultado: son las huellas de un proceso de constante búsqueda expresionista.
El Doble, Alter Ego 2012-2018 © Nicolas Cisternas Mar.
Cuatro estudios para retratos se articula a través de las siguientes series:
Introspecciones 1998-2004.
El espejo y la máscara 2008.
Los cristales soñadores 2015.
El Doble, Alter Ego 2012-2018.
Cada una de ellas funciona como un estudio independiente que aborda desde una óptica particular la compleja relación entre el sujeto, la identidad y la subjetividad de la mirada.
La muestra Cuatro estudios para retrato estará expuesta hasta el 4 de octubre del año 2025 en el Palacio Baburizza. Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso, Chile.
Mis agradecimientos a la gestora cultural Verónica Besnier y a quien nos contactó en una velada memorable, el fotógrafo y amigo Gonzalo Romero.
Notas
1 Cuatro estudios para retrato.
2 Página de fotografía de Nicolás Cisternas.