Las vidas de los famosos son motivo de curiosidad por parte del público. ¿Qué interesa conocer de ellos? ¿Dónde se concentra el punto de atención?

Se quiere saber cómo es su vida privada, cómo son de carne y hueso y, con poco disimulada malicia, cuáles son sus debilidades.

En el caso del golpazo de Mario Vargas Llosa a Gabriel García Márquez, este punto culminante no fue privado (si acaso el casi-privado fue Gabo, por tratarse de un auténtico nocaut).

Lo desconocido está en la causa: ¿a qué se debió la increíble reacción de Vargas Llosa?

Antecedentes

Aunque es obvio, hay que subrayar que aquel golpe contundente (porque lo fue) no era cualquier agresión: en cuanto a su importancia y rareza, fue un encontronazo que distanció para siempre a dos verdaderos número uno en su ramo, dos creadores con una obra destinada a perdurar por su alta calidad. Un golpe de una trascendencia incalculable, vamos.

La rareza del lance estriba en que es extraña la violencia física entre dos intelectuales.

Pero más porque, lejos de los celos profesionales que podía provocarles lo cercano de sus actividades, eran amigos, hermanados más allá de las letras.

En fin, recordemos los hechos, antecedentes de interés y versiones.

Esto sí pasó

El lamentable episodio tuvo lugar en la ciudad de México el 12 de febrero de 1976, durante el estreno de un documental con guion de Mario Vargas Llosa, relativo a los sobrevivientes de los Andes.

Al venir García caminando al encuentro de Vargas, este lo recibió con un derechazo en la cara, rematando con: “¡Esto fue por lo que le hiciste a Patricia!” (aunque hay otra versión que refiere “dijiste”, en realidad fue un “hiciste”: “decir” y “hacer” son una importante diferencia en las versiones de las misteriosas causas). Se recuerda que Elena Poniatowska corrió a un restaurante por una chuleta para aliviar la lastimadura del autor colombiano. (En la primera oportunidad, Gabo fue con el periodista gráfico Rodrigo Moya, su paisano, a que le tomara imagen de su rostro con el ojo morado, la que apareció en el diario mexicano La Jornada.)

Ahora planteemos la presumible causa...

La novela de Jaime Bayly

El famoso escritor y periodista estadounidense de origen peruano, Jaime Bayly (ganador del premio Herralde de letras y los premios Emmy) publicó no en una entrevista, sino como novela, una versión del porqué del puñetazo.

Por cierto que, como buen conocedor de la biografía del narrador peruano, da a conocer a una mayoría de sus asombrados lectores dos golpes que propinó Mario anteriormente: uno a su padre, pues violentaba y violentaba a la madre del futuro escritor, y otro a uno de sus hijos por interrumpir sus estudios universitarios.

La obra se recomienda sola por lo bien documentada que aparece la relación entre nuestros dos escritores, amigos ambos (más Vargas Llosa que García Márquez) del autor.

Debilidad de la versión

Para saber qué pasó, Bayly preguntó a personas de la confianza de los protagonistas.

Sin embargo, el punto débil de la novela está precisamente ahí, en que su respaldo es más favorable a Gabriel que a Mario.

Vea usted: el escritor Jorge Edwards y la agente literaria Carmen Balcells serían (forzando algo las cosas) neutrales, pero los autores Álvaro Mutis, Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Fuentes resultan inclinados de siempre al narrador colombiano.

El nudo del caso

Hacia 1975, Patricia, la esposa y prima hermana de Vargas Llosa, madre de sus hijos, se encontraba separada de él incluso desde el año anterior por una infidelidad del escritor. Gabriel y su esposa Mercedes se mantenían cercanos a ella.

Luego de una velada en la discoteca Bocaccio de Barcelona, cuando Patricia partía hacia el aeropuerto, Carmen Balcells le allegó un chofer, solo que Gabo se interpuso para conducirla a bordo de su descapotable.

La versión prevaleciente, hasta que apareció la novela, fue que Gabriel se propuso a Patricia para pagar entre ambos a Mario con la misma moneda que traía sufriendo a su aún esposa.

La fuerte versión de Jaime Bayly no refiere la anterior propuesta y continúa: “Estaban tan a gusto luego de prolongar la música y la convivencia en el trayecto, que optaron por ir a un hotel: mientras García Márquez se duchaba canturreando y el baño se cubría de vapores que humedecían el espejo, Patricia, que nunca se había sentido tan libre como aquella noche, se puso de pie y se quitó la ropa paulatinamente, una sonrisa iluminando su rostro sutil”.

Desenlace

Para sorpresa de todo mundo, lectores de la exitosa novela y público en general (que sabía del golpe más famoso entre escritores de todos los tiempos), como se dice en estos casos, “no pasó nada”.

¡Sí! Atribúyalo usted a un cálculo, a lo fuerte de su amistad o a dudas al calor de la hora.

El caso es que Gabo se atrincheró en el baño para no salir más sino a la calle, a la hora que abandonaron el lugar.

Juzgue, pues, usted (si de juzgar se trata).

Obituario

Leonila Vázquez Alvízar

El tren cargado de migrantes precariamente sostenidos, encontraba un remanso en un pequeño pueblo de Veracruz, en México. Sin detener su marcha, recibían lonches preparados por habitantes del lugar.

Aquella luminosa iniciativa, que hoy es una institución, Las Patronas, partió de Leonila Vázquez Alvízar e hijas, sin detenerlas su propia pobreza.

Fue multirreconocida: sin embargo, quienes la propusieron al Premio Princesa de Asturias de Concordia no alcanzaron su objetivo, cuya bolsa seguramente habría sido destinada, no en dotarse de comodidades, sino en procurarlas a los migrantes (asimismo, habría dado a México el Asturias de Concordia por primera vez).

Leonila se separó de sus trashumantes para siempre este abril de 2025.

Francisco

image host El Papa Francisco en Varginha, Estado de Minas Gerais, Brasil

Un argentino carismático, casi nonagenario, quien gobernaba a la Iglesia, partió de este mundo y de su singular ministerio antes que perder el mando.

Me refiero a Francisco, por supuesto que, para más simbolismo, murió en las puertas de la pascua, fiesta central de la Iglesia por la promesa cumplida: la resurrección.

Comunicador extraordinario, su palabra dio en el blanco: no así sus cambios al interior de la Iglesia, por lo fuerte de las añejas resistencias.

Hombre de su tiempo que nos enseñó qué es lo verdaderamente importante, deja en creyentes y no creyentes una notoria sensación de orfandad.