Si estuviéramos en el siglo XVIII y fuéramos aprendices de algún pintor tendríamos la importante tarea de preparar el material para nuestro maestro. Moler la pintura, aglutinarla y diluirla para luego depositarla en pequeñas bolsitas de vejiga de cerdo que permitirán cierta conservación. Este contenedor también posibilitará el traslado y con ello la posibilidad de comercialización. Para finales de siglo el comercio de pintura ya estaría en manos de coloristas y mercantes.

Imaginemos que ya no somos los aprendices, sino los pintores. Pinchamos las bolsitas para extraer la pintura, luego la tapamos con alguna especie de chinche, nos trasladamos, la ensuciamos, se explotan, se abren o se secan. Sin embargo, nada nos detiene, con voluntad de plomo nos aventuramos en esa obra artística que debemos terminar, trabajando mayormente en nuestro estudio para no tener que experimentar la pesadilla de ver bloqueado nuestro momento creativo por la preservación del pigmento.

Con el paso del tiempo y ya viviendo los aires del agitado y renovado siglo XIX, el mundo cambia por completo. Entre 1760 y 1840 se produjo un proceso histórico sin precedentes que fue la primera revolución industrial. La inventiva cambiaría la economía, la industria y sobre todo la manera de andar por el mundo y experimentarlo, la forma de “ser social”.

La producción industrial a gran escala y la innovación tecnológica fueron unos de los grandes temas que definieron este periodo, tal es así que no escaparía al arte ni al comercio de la materia prima de los pintores. El responsable de cambiar la historia del arte fue el inventor y pintor John Goffe Rand. Rand patenta el tubo de pintura de estaño en 1811 para comercializarse hacia principios de 1840. Siento que no somos capaces de imaginar el cambio que resultó al poder adquirir los colores listos, en un envase con tapa, que se conserva perfectamente y que les permitió trasladarse sin problemas, tal como lo evidenciamos hoy en día.

Durante este largo periodo revolucionario, la escena artística se debatía en la controversia de postular cuales eran los grandes temas “importantes” que se debían representar. A modo de ejemplo, y sin ahondar demasiado profundo en su análisis, en Inglaterra eran tiempos de la hermandad Prerrafaelista, quienes manifestaban su interés en la pintura renacentista donde los géneros mayores serán la divinidad, la historia y las alegorías, representando increíbles obras con un hiperrealismo y detalle exquisito del que solo la fotografía se podría jactar en tiempos venideros.
A su vez en Francia el estilo neoclásico imperaba bajo el mismo concepto, los temas religiosos y mitológicos retrataban una antigüedad clásica con el propósito de transmitir patriotismo y heroísmo, a través de líneas definidas, claras y sin demasiada ornamentación.

Es en este contexto donde aquel tubo de pintura será el vehículo para dar una nueva luz a artistas, que, en contra de la corriente, y en una búsqueda por captar el aire que respiran marcaran una nueva forma de experimentar el arte. Es en estos mismos años donde un grupo de artistas se preocuparán por salir al mundo y retratar la naturaleza tal cual la observan, formando parte en tiempo real de la atmósfera que los envuelve, con sus pinceles y tubos de oleo a cuesta.

Jean Baptiste Camille Corot

Los comienzos del Plein Air. Siglo XIX

Este artista parisino llega al mundo en 1796, su gran obra principalmente paisajista fue una inspiración clave para uno de los movimientos mas revolucionarios en la historia del arte, el impresionismo.
En los primeros pasos como aprendiz Corot fue alentado por sus maestros a observar la naturaleza, dejándonos a través de sus viajes por Italia y Francia un tesoro de paisajes con una pincelada que supo capturar la luz y la atmosfera a través de valores cromáticos exquisitos.

Paisaje cerca de Riva en el lago Garda

Corot nos muestra el lago de Garda en uno de sus viajes a Italia, fechada en 1835. Es esta obra un claro ejemplo del nuevo lenguaje paisajista pictórico que comenzaba a gestarse, observamos un gran estudio de la luz incidiendo en la naturaleza, aporte que será un eje central en la pintura moderna. Luces y sombras son construidos a través de valores tonales que tiñen la montaña y el agua, dándonos el sentido de profundidad, lejanía y transparencia con pinceladas que en esta obra temprana vislumbran aun un contorno que se ira mimetizando con el fondo a través de la mancha en el trascurso de su vida.

Ville d’ Avray
Fechada en 1860, esta obra nos muestra un Corot más maduro, que ha encontrado un lenguaje muy propio e innovador para su época, el gesto y la pincelada que se evidencian mostrándonos la materialidad del pigmento nos introducen en una paleta de verdes y grises creando una atmósfera brumosa única con un punto de vista del horizonte bajo, lo que magnifica aún más al paisaje. Estamos ante un artista que está pintando in situ no solo lo que ve, sino como lo ve, con una carga emotiva que captará la atención de las nuevas generaciones que serán las encargadas de gestar el impresionismo.

Rocas en el Bosque Fontainebleau
Corot fue uno de los fundadores de la Escuela de Barbizon, junto a un grupo de pintores que darán vida y sentido al Plein Air. Este grupo de paisajistas hizo de Barbizon y del Bosque Fountainebleau el escenario perfecto para desarrollar la pintura al natural, ya no se bocetaba para luego pintar en el estudio, sino que se comenzaba y terminaba la obra en “plein air”, al aire libre. Esta nueva experimentación y estímulo con la naturaleza como protagonista nos permite observar la transición de obras donde se manifiesta el alma del artista, su cosmovisión y su sentir por lo que está observando, otorgándole una carga más sentimental, dramática y pasional.

Sandi Hester

Plein Air en el maravilloso mundo del Siglo XXI

Si hablamos de pintar al aire libre, de la pasión, y de la expresión genuina un gran referente del Plein Air de nuestros tiempos es Sandi Hester.
A través de los años la obra de esta maravillosa artista del sur de Estados Unidos nos ha propuesto un viaje sublime por medio de videos donde documenta como vive y experimenta el mundo a través de su pintura. En el detrás de escena nos cuenta sobre sus materiales, como se prepara para realizar sus obras en exterior, nos invita a disfrutar de los maravillosos tesoros que son sus libros de bocetos, contándonos y haciéndonos parte de sus emociones y del increíble viaje de color en su búsqueda por retratar atmósferas y escenas como solo ella sabe pintar.

Bird posing for me
Entre el ritmo de techos que suben y bajan, los pájaros que vuelan en un cielo colmado de tonalidades, el agua que con su brillo y movimiento nos envuelve en una brisa fresca, la actividad inmediata de personajes que están en acción, una gaviota contempla la escena en una quietud amable.
El equilibrio perfecto capturado en esta escena por Sandi da cuenta de la enorme artista que es, con un nivel compositivo exquisito, logra ponernos en movimiento con un recorrido vibrante de forma, pincelada y color para luego descansar nuestra mirada en este pájaro que posa para ella y para nosotros. Nos moviliza los sentidos, nos deleita la mirada y una característica constante es que toda su obra simplemente nos hace mas felices.

Snowed In
La urgencia en la pincelada hace de esta obra una de mis preferidas. Las capas y texturas nos trasmiten con mucho encanto un instante invernal. Es en esta obra donde la pasión del plein air se evidencia, sabemos que Sandi esta ahí con sus trazos imperiosos y con el juego de luces y sombras que le dan tanto ritmo a la obra y generan un volumen que hasta quisiéramos tocar la nieve.
Intento capturar la belleza de la escena y la sensación de color y calidez en lugar de registrar los detalles de la escena (Sandi Hester)
Snower In es una obra que da cuenta de la paleta de color que le da identidad a la artista. Ocres, grises y verdes desaturados nos sumergen en una escena invernal que contemplaríamos con una taza de te caliente en la mano. Me gusta pensar que ese punto rojo que capta nuestra atención entre arboles desnudos por el frio, nos invita a sentir que ahí esta el hogar, el refugio, el abrigo.

Let´s Race
El uso del material como forma de expresión explota en esta obra, Sandi nos habla sobre la importancia del proceso, sobre perder el miedo a expresar sobre el lienzo ese instante creativo. La intuición se apodera del momento y nos recuerda que crear arte y disfrutar del arte no se trata de otra cosa mas que de jugar.
“Movimiento, color y abstracción” expresa la artista, regalándonos sus memorias visuales de un paisaje de embarcaciones en un mar azul intenso. Esta obra nos moviliza los sentidos al extremo de querer tocar los pigmentos como si se tratara de una fiesta sensorial.

Contemplar el plenairismo a través de dos artistas irreverentes que se atreven a abandonar las normas convencionales académicas enriquecen nuestra experiencia visual, diversificando ese sentido de belleza dogmatizada y otorgando un sentido de verdad donde la conmoción entra en juego con un sentido ideológico y revolucionario. El mundo está ahí para ser desmenuzado en luces, colores y texturas. Vernos inmersos en él nos permite sentir la inmensidad del instante, la grandilocuencia de la naturaleza. Es así como a lo largo de la historia un pomo de pintura ha permitido a los artistas vivir la experiencia de verse inmersos en el movimiento constante de reflexión y observación de un mundo que cambia sin parar. Practicar el Plein Air es ser audaz, es confiar en aquello que uno observa y plasmarlo con absoluta verdad. La revolución impresionista da cuenta del principal motivo de estos artistas, y es el amor genuino y sentido por la emoción en cada trazo.

Snowed In
https://www.youtube.com/watch?v=hZafpm_0g9s&t=79s

Let´s Race
https://www.youtube.com/watch?v=oPMD_-CnNFg