La expresión artística es presentada en infinidad de formas, colores e ideas; al escuchar hablar de una exposición de arte, la mayoría imagina una pieza que se aprecia en un museo por un tiempo indefinido. Sin embargo, el «arte efímero» es único gracias a sus características temporales, por lo tanto, lo convierte en un momento elegante que es presenciado usualmente una sola vez.

El arte efímero es pasajero, y su tiempo es definido por los tipos de materiales utilizados, el ambiente o sus participantes; siendo inmortalizado con fotografías, videos y recuerdos de los espectadores. Existen distintos estilos de piezas, algunos emplean medios naturales, los cuales están destinados a la descomposición o degradación, otros son conciertos o actuación.

El arte de la performance también entra en esta taxonomía ya que, al terminar el espectáculo, no queda ningún rastro físico de la obra. Este puede tomar lugar tanto en interiores como al aire libre, la imaginación del artista da infinidad de posibilidades. El contexto expositivo requiere la presencia de una o varias personas.

En mi opinión, la belleza de disfrutar día a día, momento a momento, vuelve aún más bonita la vida y le agrega un valor extraordinario. La clave es estar completamente presente a cada minuto, no solo en el arte, sino al pasar tiempo con un amigo, al jugar con tu mascota, al escuchar tu canción favorita, el primer trago de café por la mañana. Disfrutar cada sentimiento es lo que hace más emocionante despertar todos los días. Qué hermoso es contemplar la existencia de esta manera.

Las raíces

La raza humana ha evolucionado tanto en tecnología, como en arquitectura, arte, comportamiento social, y la manera psicológica de responder al cambio. Las catástrofes han sido parte significativa del desarrollo de los últimos siglos, y han impactado a miles de personas de distintas maneras. En la etapa posguerra o postpandemia, por ejemplo, la vida parecía como un sueño, ¿cómo volver a una vida común y corriente que parecía ser hace mucho tiempo atrás?

En estos tiempos de incertidumbre la gente comenzaba a cuestionarse el significado de la existencia. Esto conllevó a una alteración en la mente colectiva del mundo entero, la creación y destrucción estaban más de la mano que nunca. Por lo tanto, artistas alrededor del globo comenzaron a experimentar, materiales e ideas que raramente eran empleadas, comenzaron a tomar popularidad en el ámbito artístico. Estas obras representan la naturaleza fugaz del planeta y la vida misma.

Algunas obras efímeras

Estas piezas pueden ser esculturas, sonidos o actuación, y no son incorporadas en un objeto duradero dentro de una galería. Una de las exposiciones más interesantes de esta clasificación, a mi parecer, es la creación de una nube dentro de un edificio. Algo que parecería imposible fue logrado por el artista Berndnaut Smilde de Ámsterdam, Holanda. Esta serie de piezas es llamada «Nimbus», usando materiales como vapor y humo, controlando las condiciones ambientales del cuarto.

El método empleado por Smilde consiste en regular el aire, luz, humo y agua del espacio dónde será presentada. Desde el 2010 logró crear cientos de nubes en exhibiciones alrededor del mundo. El monitoreo de la humedad del cuarto es un elemento primordial para desarrollar esta ingeniosa y realista nube hecha por el hombre; controlando las circunstancias climatológicas en un espacio interior y con una duración de menos de 10 segundos.

La esencia del arte efímero es fugaz como la vida misma. En el budismo describen que todo cambia constantemente, tanto las situaciones positivas como las negativas. Esto hace que cada momento sea único. El artista holandés expresó en varias ocasiones su interés en el zen; una de las frases más famosas del monje budista zen, Thich Nhat Hanh ha sido parte de su inspiración para crear este proyecto:

Si eres poeta, verás claramente que flota una nube en esta hoja de papel. Sin nube, no habrá lluvia; sin lluvia, los árboles no crecen; y sin árboles, no podremos hacer papel. Para la existencia del papel es esencial la nube. Si no está la nube, tampoco puede estar el papel.

Otra destacada obra efímera es la manzana de Yoko Ono en 1966, esta pieza fue exhibida en la galería de Londres. El objeto artístico consistía en un soporte de plexiglás, una manzana verde y una placa, esta tenía grabada la palabra «manzana». La obra tomó mayor popularidad gracias a que John Lennon, cantante de The Beatles, mordió la fruta y esto llevó al primer contacto con la que sería su futura esposa.

La manzana original se expuso hasta el momento de su descomposición. Esta obra fue inmortalizada en bronce en la serie de «La era de bronce» de la misma artista, presentada en el museo Whitney de Arte Americano en Nueva York en 1988.