Hace 85 años que Pablo Ruiz Picasso pintó en París por encargo de la Segunda República el cuadro o mural conocido por el nombre Guernica como una denuncia de la Guerra Civil Española y, además, actualmente, convertido en símbolo de paz contra todas las guerras habidas y por haber en el mundo. Sin embargo, vemos que, en el presente año 2022 estas advertencias icónicas no han servido de nada como confirma la invasión de un país soberano, Ucrania, por su vecino, la Rusia de Vladímir Putin (dictador del gobierno de Rusia), cuyo ídolo patriótico es el zar Pedro el Grande (1672-1725).

Las consecuencias de la dictadura comunista desde 1917 con la Revolución Rusa han traído terror, desgracias y guerras al mundo, semejantes al nazismo de Hitler; de la imposición por las armas, no por la razón ni la democracia, sino por la fuerza de los misiles, siendo, actualmente Europa quien paga los platos rotos de una dictadura bolchevique anquilosada en el pasado. Hoy, con la crisis energética, por dejarse seducir en el pasado por energías baratas como el petróleo, el gas o el carbón ruso. Putin, «el receloso», que, baraja su política, una estrategia militar de vencido como si la Guerra Fría no hubiera cerrado su capítulo con la caída del Muro de Berlín, actúa con engaño, premeditación y sorpresa en una mentalidad medieval de conquistas. Las dictaduras son veloces en el decidir, asesinar y ejecutar órdenes, por ello, tienen ventaja respecto a las democracias parlamentarias de los países civilizados.

La OTAN que surgió en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial, pretende defender a Europa y a EE. UU., de una posible invasión o ataques exteriores, nació como contraposición el Pacto de Varsovia, que se ha ido atenuando en el tiempo como un azucarillo, porque lo que se necesita la gente es libertad y no militarismo. Los días finales de junio actual se reunió en Madrid la cumbre de la OTAN, que entre sus visitas culturales a museos como en Prado, ante las Meninas de Velázquez, que en realidad se titula La familia de Felipe IV, donde se autorretrata el propio pintor Diego de Velázquez, también visitaron (los consortes de los delegados guiados por la reina Letizia) el Guernica de Picasso en el Museo Reina Sofía de Arte Contemporáneo. El resultado de la Cumbre de Madrid se resume en la necesidad de aumentar los gastos en defensa común. Y desde el punto de vista estratégico militar, Putin, que de socio preferente pasa a ser una amenaza, «ha venido a abrir los ojos que falta nos hacía», según Antony Beevor, a los socios de la OTAN, tras constatar que la paz mundial es una utopía, una palabra decorativa en el diccionario inventada por algún filólogo con buenas intenciones franciscanas.

Y del icónico cuadro internacional llamado el Guernica, vamos a hacer algunas consideraciones historias sobre su creación, realización, y avatares históricos.

Traslado del Guernica a España

Se habían hecho varios intentos de traer el Guernica a España desde 1968 (a Franco ya no le importaba el pasado), pero Pablo Picasso no quería traerlo porque en España no había democracia, pero como falleció en Mougins el 8 de abril de 1973, antes que Franco, la cuestión cambió. Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, y en 1977 por el gobierno de Adolfo Suárez, volvieron a tomar las negociaciones con el MOMA de Nueva York donde estaba depositado desde 1940, estos exigían que el gobierno español demostrara su propiedad.

Pero como en 1981 se cumplía el primer centenario del nacimiento de Picasso, y era la fecha ideal para traerlo, las negociaciones con el MOMA se aceleraron. Y es «por arte y birlibirloque» que aparecieron en la biblioteca privada de Luis Araquistáin (del entonces embajador de España en París durante la Guerra Civil), un documento de dudosa credibilidad firmado por Max Aub por el pago a Picasso de 150,000 francos, por «gastos», según una nota fechada en París el 31 de mayo de 1937, para el pabellón español de la Exposición Internacional de París del mismo año.

Al final de esta odisea de recuperación de una obra emblemática, el Guernica regresó a España el 10 de septiembre de 1981, a las 8:30 horas en el aeropuerto de Barajas de Madrid, (hoy Adolfo Suárez), en un Jumbo 747 de Iberia, llamado Lope de Vega, y el comandante de la nave era Juan López Durán. Llegó el cuadro y los bocetos, no sé si se han perdido algunos, eran 62. Se llamó por la prensa «el último exiliado»; no es correcto porque el Guernica nunca salió de España, sino de París. Cuando la nave aterrizó el comandante dijo a los pasajeros: «Ha viajado ustedes con el Guernica de Picasso».

En primera instancia el gran cuadro de 3.49 x 7.77 metros se expuso en el Casón del Buen Retiro, anexo al Museo del Prado, custodiado por la Benemérita. Luego, en julio de 1992 se llevó al Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (sala 6 de la 2ª planta) donde actualmente se halla. Quien pueda verlo sentirá, sin duda, un bofetón picassiano, que para eso lo pintó Picasso, un bofetón a la conciencia de los espectadores. Y puedo asegurar, que cuando yo lo vi en septiembre del año 2000, anidó en mí una forma distinta de ver y entender el arte contemporáneo, y sentí un bofetón de su cara atroz.

Encargo de un mural por la Segunda República

En un decreto de Manuel Azaña, a la sazón presidente de la Segunda República española, en La Gaceta de la República, el 19 de septiembre de 1936, y a propuesta del director de Bellas Artes, Josep Renau, Picasso es nombrado director honorario del Museo del Prado; por ello no vino a España a ejercer el cargo, ya que era honorario.

Como la República quería dar una imagen de vanguardia y modernidad, que esta fue una de sus grandes apuestas revolucionarias desde el 14 de abril de 1931, remover los anquilosados cimientos de la España católica y tradicional caciquil, propusieron al ya internacional Picasso un mural para el pabellón de España en la Exposición Internacional de París Artes y Técnicas de la Vida Moderna del verano de 1937, cuyos arquitectos del pabellón español fueron José Luis Sert y Luis Lacasa.

Desde el principio de la guerra, el gobierno de la Segunda República española había buscado la colaboración de los más destacados artistas españoles como medio de propaganda. Se cree que la mediación con el genial Picasso se hizo primero a través de su amigo José Bergamín, a primeros de enero de 1937 (uno de los que habían dirigido la evacuación del Museo del Prado hacia Valencia en noviembre de 1936). También intervinieron Max Aub, que era desde diciembre del 36 hasta julio del 37 agregado cultural de la Embajada de España en París con el embajador Luis Araquistáin. El comisario de la exposición era, desde febrero, José Gaos, que también habló con Picasso varias veces porque el mural no avanzaba. El encargo del mural fue por un importe de 150,000 francos franceses (una cantidad astronómica, casi el 15% de todos los gastos del pabellón español, según Javier Tussel) en concepto de «gastos» que le pagó Max Aub el 28 de mayo de 1938, aún la obra sin acabar. Después Picasso ayudó a los exiliados republicanos desde Francia en Toulouse y fundó el Hospital Varsovia para ayudar a niños huérfanos republicanos.

Proceso creativo

Bocetos preparatorios del Guernica

Con el encargo a la vista, Picasso, a través de su amante Dora Maar (Teodora Markovitch, de origen yugoslavo, hablaba castellano por sus años en Buenos Aires), tomó en alquiler un taller grande en el N.º 7 de la Rue des Grands-Agustín de París (edificio del XVII), especialmente para que le cupiera el mural de 349.3 x 776.6 cm. El 8 y 9 enero del 37 empieza a componer dos planchas para grabados en aguafuerte: sus Sueños y mentiras de Franco (por eso la fecha aparece al revés) la primera fechada el 8 de enero de 1937 y la segunda de 9 de enero-7 de junio 37, es tipo viñeta como los tebeos donde se cuenta el cruce del Estrecho de Gibraltar por Franco, representado como un homúnculo (es el diminutivo de «hombre» y se usa frecuentemente para ilustrar un arcano importante en alquimia) con forma de enano boniato. A petición de Juan Gaos se vendieron en el pabellón como tarjetas postales para recaudar fondos para la República española. En los aguafuertes abocetó Picasso un poema surrealista de escritura automática titulado Sueños y mentiras de Franco, donde escribe: «gritos de niños, gritos de mujeres, gritos de pájaros, gritos de flores, gritos de maderas y de piedras, gritos de ladrillos, gritos de muebles de camas de sillas de cazuelas de gatos y de papeles, gritos de olores que se arañan gritos de humo...».

Después de una crisis creativa, acuciado por las prisas, dibuja los primeros bocetos serios a lápiz, que son del 18 de abril (unos trazos de un toro, un caballo, mujer con lámpara), antes del bombardeo de Guernica que sucedió el 26 de abril; y el día 10 de mayo aparece el puño con una hoz y un martillo (del comunismo), que desaparecería de inmediato. Conocemos las fotos del proceso gracias a las fotos de Dora Maar y a la República que se las pagó. Los bocetos más serios son del 1 de mayo, aparece un caballo alado sobre un toro, como Pegaso o el alma del caballo resucitado. Aparecen todas las figuras de la obra final: el toro, la mujer con la luz, el guerrero en el suelo y el caballo. En otro boceto del 1 de mayo, un pequeño caballo alado escapa de la herida del caballo central, aparecen un soldado romano (lleva un casco y una lanza) derribado, el toro y la mujer de la lámpara. La lanza, al final de proceso de creación, quedará lanceada y rota en el cuerpo del caballo. El 8 de mayo introduce a la estremecedora madre con el niño muerto, una rueda de un carro, y el caballo muerto que cae sobre el guerrero y el 11 de mayo empieza a pintar sobre el lienzo definitivo hasta el 4 de junio, fecha de su culminación. El 11 de mayo vemos al guerrero con el puño alzado en el centro, los símbolos del cuadro están prácticamente armados, menos el hombre muerto y el puño que será quitado, luego separará la mano del cuerpo y quedarán independientes. El 13 de mayo, pinta una espada rota (armas anacrónicas en una guerra con armas de fuego y cañones), esta mano tiene 6 dedos, una mano que se aferra al arma. El 4 de junio aparece la cabeza decapitada que espira. Y también la flor en la mano con la espada.

En realidad, Picasso pinta el mismo cuadro que el de los bocetos germinales, antes del 26 de abril, es decir, es una metamorfosis desde el principio al final pintado en 20 días.

Picasso estaba en su casa de Antibes (Francia) cuando se enteró de la noticia del bombardeo de Guernica, la noticia salió el día 29 en The Times y el 30 en Ce Soir. La noticia tuvo repercusión porque casualmente unos periodistas extranjeros estaban en Guernica; evidentemente las imágenes valen más que mil palabras. Otros dicen que fue Juan Larrea, vasco y delegado de Relaciones Culturales de la Embajada de España, quien comunicó a Picasso el bombardeo de Guernica. Es este poeta y escritor quien, en 1947, publica un libro en Nueva York, en inglés, titulado Guernica: Pablo Picasso, con fotos de Dora Maar; ese libro se publicará en España en 1977.

Lo que ocurrió es que los sucesos bélicos de la guerra acuciaron la urgencia de entregar el trabajo en el verano (se inauguró el 12 de julio de 1937). Si fuera la ciudad de Guernica estaría el roble milenario o los símbolos del Señorío de Vizcaya: lobos cebados en corderos, calles con vascos, bombas; sin embargo, hemos visto que los temas estaban elegidos previamente al bombardeo de Guernica, es un largo proceso creativo como lo demuestran los múltiples bocetos anteriores al 26 de abril.

Cuando se expuso el cuadro en París no tenía título ni estaba firmado. Se le conocía como: «Gritos de niños, gritos de mujeres, gritos de pájaros».

¿Cuándo y cómo se rebautizó como Guernica?

Como no gustaba el cuadro instalado ya en el pabellón, el público europeo le daba la espalda, porque el tema era sangriento y Europa se encontraba en vísperas de un desastre mundial; ante este malestar general, el pintor guipuzcoano Julián Tellaeche Aldasoro y un puñado de políticos también vascos pidieron que se sustituyera el cuadro por otro de Aurelio Arteta, un tríptico sobre la Guerra Civil (según Joaquín de la Puente, p. 80 de su libro Guernica). Esto lo cuenta el escritor Manuel Llano Gorostiza. Como no consiguieron tal sustitución, los responsables políticos del pabellón español se vieron obligados a reinterpretar el tema del gran lienzo-mural, y lo relacionaron con el bombardeo de la ciudad vizcaína Guernica, que había ocurrido por la misma fecha de la ejecución del cuadro.

El cuadro no gustaba, daba una bofetada al espectador, fue rechazado de lleno por los visitantes deslumbrados por los progresos tecnológicos expuestos en otros pabellones (44 países participaron), tuvo malas críticas y apenas salía en los catálogos mensuales.

Ahora, pasados 86 años del inicio de la guerra, parece como si el único bombardeo urbano, de una y de otra parte de los bandos enfrentados, solo hubiera ocurrido en la ciudad vizcaína. Los hubo por ambos bandos: Málaga, Córdoba, Jaén, Belchite, Alicante y un largo etcétera. Si prestamos atención al Guernica vemos que no hay nada que identifique a la ciudad vasca homónima: no hay aviones, no está el roble milenario, ni bombas, ni txapelas o boinas. Lo que sí debemos tener en cuenta es que este cuadro es un cuadro de crueldad, simbólico de la guerra en general y un manifiesto contra todas las guerras, por eso es gris, blanco, negro con algunos tonos azules, colores del luto y dolor; es una denuncia contra la violencia innata del propio hombre y por eso se ha usado como emblema de «no a la guerra».

Técnica

Es un cuadro de expresionismo surrealista, dentro del estilo cubismo. Las señoritas de Aviñón, de 1907, es ya una revolución surrealista.

Hemos visto lo que es un proceso creativo, una continuidad de ideas, porque en realidad cuando pintamos vamos dejando sobre el lienzo parte de nosotros mismos. Eligió un lienzo de 349 x 776, o sea, 27 metros cuadrados de tela, eligió pintura industrial mate marca Ripolin de tipo industrial y lo pintó en 20 días, un récord, desde el 11 de mayo al 4 de junio del 37.

Para llevar las figuras tan grandes al lienzo las recortaba en papel y luego las llevaba al cuadro. Este sistema de transposición de dibujos no lo había inventado él, es la técnica que se usa para dibujar frescos y se empleó para pintar techos de salones o teatros. Cubismo sintético o collage de figuras heterogéneas. Pegaba papeles como un collage que luego iba despegando, además es el cubismo un método muy rápido de pintar.

La idea es que el lienzo fuera como un muro, por eso el cuadro es mate, pintado con pintura industrial Ripolin mate. También es una implicación proletaria, aunque él era por entonces un millonario, toda una incongruencia.

Si lo habéis visto en el Centro de Arte Reina Sofía, os podéis fijar en las matizaciones de los grises y los chorreones que tiene la pintura. No está completamente terminado. Dicen que no está bien colocado.

La escena representada ocurre dentro de una especie de habitación oscura, la luz eléctrica ilumina el interior, son como fogonazos que entran por los bombardeos del exterior.

La tridimensionalidad del Guernica

Descripción: del quinqué parten dos haces o líneas imaginarias de luz o líneas maestras de donde se triangula el cuadro. Es una luz piramidal. Existen otras líneas de triangulación como la que sale de la parte superior de la cabeza de la figura que se supone entra por una ventana y la que parte del ángulo de la puerta de luz central y pasa por el borde de la mesa. Tenemos otra luz reflejada en el suelo, cuyo ángulo inicial nace en la rodilla de la mujer que sube del sótano. La línea que parte como bisectriz del ángulo superior derecho pasa por la pequeña bisectriz que forma la puerta y coincide con la dirección de la espada rota. Existen otras líneas de menor importancia, como la que parte del punto de luz derecho de la puerta central y llega al centro de la rodilla, la cual tiene forma de libro abierto. La importancia de la rodilla: ¿acaso el abotargamiento de esta rodilla nos da a entender que el pintor padeciera algún tipo de artrosis, reuma o condromalacia artrítica en la rodilla izquierda? Existen otras líneas como la superior horizontal. El espacio donde se encuentra la escena del cuadro parece ser una o varias habitaciones; nos lo indican los triángulos superiores de las esquinas.

Los símbolos

Todavía perdura la polémica sobre los símbolos del cuadro. Hay ocho figuras o representaciones figurativas sometidas a discusión. Picasso se negó en vida a explicar los símbolos en conflicto, consideró que el Guernica debía tener vida propia. Para mí, en realidad, el Guernica es un cuadro denuncia de la Guerra Civil española y, por añadidura, contra todas las guerras del mundo, en contra de la violencia del hombre; es un cuadro de realidad y crueldad elocuente. Otros autores, como Emilio F. Granell, creen que es una corrida mítica, e incluso se ha llegado a decir que es un Belén mítico, pero estas ideas han quedado descartadas.

Como ya he dicho, ni en los bocetos preparatorios ni en el cuadro aparecen formas, referencias o símbolos que induzcan a pensar en el bombardeo de Guernica: aviones, bombas, llamas, el roble de la villa, vasco, boinas, nada que los identifique. Por lo tanto, el cuadro es una consecuencia de la proyección en el tiempo de la obra de un artista sometido a un encargo y a un compromiso nada más. Las lecturas posteriores han sido manipuladas.

En realidad, es una profecía o un alegato de paz, una advertencia contra los desmanes del hombre. Para mí es un cuadro simbólico, un escaparate detrás de un cristal o una «auca» o cartel de ciegos. La escena sucede dentro de una habitación oscura, el teatro de la vida; es de noche, vemos los ángulos de las esquinas superiores, otros han querido ver un frontón (cuando se quieren ver cosas todo vale) y parte de solerías. También puede ser una escena nocturna y un bombardeo.

La luz interior del cuadro que define las perspectivas quiso ser la de la mujer con quinqué que entra por la ventana (la mujer con vela de los minotauros). En el centro hay una luz piramidal. Existen distintos puntos de vista. Línea de convergencia. La luz piramidal. Es una escena nocturna. En el cuadro hallamos dos focos de luz. La luz eléctrica y el candil nos anuncian que la escena del cuadro ocurre de noche.

El toro tiene cara de humanoide y guapetón. Hay un error al creer que el toro es España, aquí el toro es la guerra, el autor del desastre, el atacante, por eso su actitud es de victoria, de orgullo, su cola es como el humo de un volcán, además muestra sus signos viriles de gran tamaño. Es el fascismo. Los minotauros, mitad hombre y mitad toro, aparecen cuatro años antes del Guernica en la obra picassiana, simbolizan la fuerza instintiva, la fuerza elemental. Aparecen en 1933 para la portada de la revista Minotaure. Bestia sangrienta, acto de un drama sangriento. Aparecen toros corneando a caballos, recuerdan las corridas de toros donde el caballo no llevaba peto, y morían diez o doce caballos en cada corrida. Para Picasso era «brutalidad y oscuridad», podría ser un autorretrato.

El caballo hizo al hombre caballero. Tenemos a los famosos caballeros españoles, el Cid, don Quijote, y a Babieca y a Rocinante; algunos expertos dicen que se trata de una yegua, por el corte (rombo vertical) en forma romboidal vaginal en el costado, y representa a España herida por el fascismo, es la víctima del cuadro, la herradura del caballo está al revés del casco, como símbolo de mala suerte, la lanza es una puya de picador. En un cuadro de Henri Rousseau, el caballo es la guerra. En las viñetas Sueños y mentiras de Franco algunos estudiosos creen que tiene un miembro viril erecto, en realidad es el antebrazo del hombre que está abrazado al caballo. El caballo relinchante, herido de muerte, va tomando forma hasta que su cuello ocupa el lugar donde estaba el puño de los primeros bocetos. El caballo es la víctima de la hecatombe. Larrea llegó a decir que el caballo representaba al franquismo, pero sufrió severas críticas.

La piedad o mujer sufriente y el niño muerto no tienen más explicación, es fuerte, la madre suplicando al cielo pidiendo explicaciones a Dios, es el dolor más fuerte, la muerte del hijo, la muerte del bebé inocente. Boca abierta y lengua puntiaguda, similar a la del caballo, esa lengua retorcida ya había aparecido en 1931 en Figuras a orillas del mar. Esta figura de la mujer con el niño primero aparece a la derecha del cuadro subiendo una escalera, y luego acaba sin escalera debajo del toro. También apareció en las viñetas de Sueños y mentiras de Franco. Las víctimas de las guerras o terrorismos. El 90% de las madres no superan la muerte de un hijo, se trastornan. En los primeros bocetos aparece subiendo una escalera.

El hombre descuartizado o el decapitado puede ser un civil, soldado por lo de romano o un esclavo, en una mano tiene una espada y una flor como símbolo de paz, aunque él pintó una paloma que es el símbolo de la Universidad de Málaga. La antítesis de la espada y la flor. Al principio tenía una lanza, la lanza que clavará en el caballo, la puya.

Una mujer con el pie abotargado que acaba de subir de un sótano representa a una madre que pregunta qué está pasando, pregunta ¿dónde están mis hijos?, podría ser el gobierno de la Segunda República española con la bandera tricolor sobre los hombros; vemos el pie en evidente signo de pisar un escalón, si nos fijamos en las dos manos son la derecha, mira fijamente al quinqué, está como deslumbrada. Está herida de muerte. En los pechos tiene los símbolos del comunismo: la hoz y la cabeza de un martillo.

El ángel exterminador o la joven o la figura femenina que entra por una ventana con quinqué en la mano bien apretada es el ángel anunciador que ilumina la escena. Entra por una ventana y da las malas noticia; su boca abierta está diciendo algo, o es una exclamación, es la mujer o la niña de la vela que vimos en los minotauros que ha entrado en el oscuro laberinto (aguafuerte de Minotauromaquia, 1935). Tiene una mano entre dos senos, es como la mujer torera. La luz es piramidal.

La mujer con brazos levantados a la derecha en el interior de la casa en llamas. En otros bocetos anteriores aquí estaba la madre con el niño muerto subiendo por unas escaleras. Esta figura también aparece en los bocetos previos. Debajo de la mujer debió quedarle un espacio vacío o un tejado (una azotea) y pintó lo que parece un suelo de marquetería de madera en llamas (tres llamas o cuernos), efectos de una perspectiva al plano.

El pájaro en actitud de grito es un polluelo abandonado que busca a su madre, puede representar la agresión al medio ambiente afectado por las guerras; las aves son las primeras que previenen del aire viciado, parece atrapado en un cepo o montera sobre una mesa, la mesa de los diálogos, la mesa o el altar de los sacrificios. Nos recuerda al alcatraz lleno de petróleo de las mareas negras.

La bombilla eléctrica es como un sol —en Sueños y mentiras de Franco aparece un sol, el sol de España— y sus rayos, y dicen que tienen forma de bomba, es una luz que se come el color. A lo mejor es el símbolo de la luz divina. En cambio, no es quien irradia las perspectivas, pues se pintó después, sobre un puño. El eje de luces es el quinqué. Esta luz nos puede indicar que la escena ocurre de noche.

La puerta situada a la derecha del cuadro podría simbolizar la existencia de una salida, una posible solución a todos los conflictos; es la puerta de la huida y también es la puerta de entrada, aquí parece que está cerrada. Es la esperanza abierta.

Notas

Beevor, A. (2022). Rusia. Revolución y Guerra Civil (1917-1921). Critica-Planeta.
De la Puente, J. (1998). El Guernica, historia de un cuadro. Madrid: Silex.
Fernández Palmeral, R. (2006). La cara atroz del Guernica de Picasso. Alicante: Amazon.
Guanell, E. F. (2002). El Guernica de Picasso. El final de una era española. Ayuntamiento de Málaga: Fundación Picasso.
Inglada, R. (2003). Pablo Picasso. Málaga: Editorial Sarriá.
Ramírez, A. (1999). Guernica. Madrid: Electra.
VV. AA. (1981). Picasso 1881-1981. Madrid: Taurus.